Opinión con sentidoPolítica

Primero Vicente, y luego Andrés…ya no me verán la cara otra vez

Por: Vicente Hernández

“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.”
«Otto Von Bismarck»

El domingo 2 de julio del 2000, a muy temprana hora, me dirigí credencial de elector en mano a la casilla correspondiente a emitir mi sufragio a favor de Vicente Fox Quesada, convencido que él era la alternativa que teníamos los mexicanos para sacar al PRI enquistado entonces en los Pinos, y se iniciara una nueva etapa de prosperidad, seguridad y bienestar social en todo México.

Los resultados favorecieron al guanajuatense del PAN, con el 46% de los votos, mientras que por el PRI, Francisco Labastida Ochoa quedo en segundo lugar con el 34%, y en tercer lugar con el 17% el PRD con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, las primeras noticias del conteo rápido se dieron a conocer después de las diez de la noche en los principales canales televisivos, y sentí el triunfo de Fox como un triunfo personal, porque el hombre que prometió acabar con la tepocatas y víboras prietas hoy, hoy, hoy, aparecía en la pantalla de mi televisión con los brazos en alto en señal de triunfo, mientras que sus seguidores eufóricos gritaban ¡¡Si se pudo, si se pudo, si se pudo…!! y me fui a dormir con el convencimiento del deber cumplido.

¿Pero qué paso en los siguientes seis años de gobierno foxista? si bien es cierto que acabo con un monopolio de poder priista que duro 71 años, las víboras negras, y las tepocatas a las que juro eliminar con su bota, se reinstalaron en el poder y se desempeñaron como gobernadores, alcaldes, senadores, diputados, magistrados y jueces, que robaron y jodieron impunemente al pueblo, en un pacto que ya se había cocinado antes de las elecciones, algo parecido me paso en las elecciones del 2018, cuando otra vez gustoso fui a votar por un Andrés Manuel López Obrador candidato, que durante su campaña prometió acabar con la corrupción, con los privilegios, con el nepotismo y la violencia en el país, entre otras cosas, y su eslogan que hace seis años era muy alentador porque proclamaba: “Primero los pobres” ahora mas bien parece una burla ¿Pero, qué paso en los cinco años y meses que lleva gobernando? que la corrupción mantiene una salud envidiable, gorda y robusta, los privilegios siguieron floreciendo, tanto para sus amigos cercanos, morenistas como ex priistas, ex panistas, ex perredistas, de los cuales hasta embajadores los ha designado, con un nulo combate al narcotráfico y sus sangrientas consecuencias, y si bien se aumento la pensión al adulto mayor, les quito el seguro popular, y los artículos de primera necesidad están por las nubes, y lo fija el crimen organizado, así que los pobres siguen siendo unos pobres pobres.

Por otro lado, durante el sexenio Foxista Martha Sahagún de Fox se empodero a tal grado, de querer ser la próxima presidenta de la república, en un sueño kafkiano al que la indujeron sus más cercanos, entre los que destacaban los asesores esotéricos en tanto la esposa de Andrés Manuel, Beatriz Gutiérrez Müller, no quiso ser primera dama, y anunció la supresión de esta figura protocolaria sin funciones ni responsabilidades concretas, pero si lo es, acompañando al Presidente de la República en algunas ceremonias, así como en visitas diplomáticas.

Pero para conseguir el poder Martha se dedicó a saquear las bodegas de las aduanas, donde se resguardaban contenedores repletos de mercancías como ropa, joyas y aparatos electrónicos, que la Secretaria de Aduanas decomisaba por diversas razones, y que terminaban en las bodegas particulares de Martita Sahagún, y no conforme le abrió las puertas de la abundancia a sus hijos, los famosos hermanos Bribiesca, todo esto con la entoloachada complacencia del presidente Vicente Fox (¿algún parecido con los hijos de Andrés Manuel?).

Fueron seis largos años de darme de frentazos en la pared por haber depositado mi voto y mi confianza en un hablador, populista, traidor y demagogo, que fue y sigue siendo el “Presidenchente” y como uno nunca aprende la lección, ya casi por terminar el sexenio del “Presidenpeje” me vuelvo a dar de frentazos, para ver si así se me quita lo pendejo y razono bien mi voto para la próxima elección, ya en puerta.

24 años después, ya no me enganchare tan fácilmente, ni me dejare llevar por el canto de las sirenas, para no estarme lamentando durante otros seis años, aunque eso no quiere decir que no iré a votar el 2 de junio, solo que esta vez tendré cuidado de valorar propuestas que sean congruentes, validas, viables, precisas, concisas y macizas.

Con dos candidatas y un candidato a la presidencia de la república, los mexicanos tenemos la opción de apoyar al que tenga el mejor proyecto de gobierno, porque dejarse llevar por el hartazgo y la intolerancia, nos puede llevar a colocar en el timón de la nación a una persona bipolar, que ya una vez sentado en la silla presidencial como en el caso de Fox, y Andrés Manuel, pacte con los oscuros personajes que nos han presentaron como “La mafia del poder” o peor aún, que pacte con la mafia del crimen organizado.

Así como tampoco se puede confiar en unos candidatos que pretenden ser “Ciudadanos” “Ecologicos” “Pericos” y “Fosfo fosfos”, pero que son abanderados por partidos políticos que durante décadas han sido rémoras de otros partidos más grandes, que lejos de ser democráticos pertenecen a un solo dueño, vendedor de franquicias en cada elección, y que algunos son fábrica de trúhanes y malversadores del erario público de sus respectivos estados, y que solo en muy contadas ocasiones, han sido puestos tras las rejas, pero dejados en libertad al poco tiempo.

De igual manera, no se puede confiar candidatos en algunos estados del país, que durante sus cortas carreras políticas se la han pasado traicionando a los partidos políticos, y a las personas que les ayudaron a colocarse en cargos de elección popular, pisoteando amistades y todo principio ético, con tal de lograr enquistarse en el poder político para su provecho y de su familia.

Lo mejor de esta elección 2024, es que no se registró ningún candidato independiente, porque en el 2018 resultaron más tramposos que Roberto Madrazo cuando corrió el maratón, y más tramposos que Mario Delgado organizando una tómbola, ya que para su registro presentaron credenciales de elector balines. En fin que menuda tarea tendremos el 2 de junio para razonar nuestro voto, y que este sea para un candidato del cual no tengamos que arrepentirnos dentro de seis años.

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