Política

Más peligroso que cualquier enemigo… un ex amigo.

Nicasio Fonseca Munguia Quijoteando

21 h · 

“Dios nos libre de enemistades de amigos”, dice la cultura popular y es muy cierto, Emilio Lozoya Austin, el hombre de todas las confianzas de Enrique Peña Nieto para la campaña por la Presidencia, hoy tiene en sus manos información privilegiada que lo pudiera salvar de perder el bien más caro después de la vida, que es la libertad.

Por su parte, Enrique Peña no parece ser precisamente el mejor ejemplo de individuo que cultiva el valor de la amistad aún en los momentos más difíciles de sus amigos; ayer, Eugenio Hernández, el amigo que el Presidente entregó sin mayores reservas en charola de plata al cabecismo, hoy debe lamentarse la forma en que “se le tendió la cama” desde la SEGOB unos días antes que Osorio Chong, en su vista a Tamaulipas con la representación presidencial al primer informe del Gobernador FJGCV, validó la detención de quien en su momento fuera casi el “hermano” del Presidente.

“No hay ladrón que no sea desconfiado …” Por el giro que está dando el proceso penal iniciado en su contra, todo hace indicar que Lozoya Austin se preparó oportunamente con pruebas bastantes para, llegado el caso, no irse sólo a prisión y ello, apunta sin lugar a dudas a la Presidencia peñista, dicen hoy, Hacienda, la Secretaria de Economía y el Poder Legislativo, todo un ramillete político matizado de diferentes colores partidistas.

Ególatra y vanidoso, pagado de sí mismo, EPN desdeñó seguramente la posibilidad siquiera de llegar a ser sujeto de un proceso penal, dado que en la cultura política mexicana el Presidente hasta hoy ha resultado intocable, casi un ser de luz que guía e ilumina por los caminos de la impunidad. No interpretamos de otra manera el marco de seguridad y reservas con las que hasta hoy se ha mantenido a Lozoya Austin, máxime si, como se espera, todas las medidas y todos los caminos llevan a uno o dos ex Presidentes.

Golpeado por todos los males el país, además de la vacuna para el COVID y su gran problemática nacional, requiere de la
catarsis social que le significaría liberar una buena dosis del
coraje, indignación e impotencia acumulados durante más de cuatro décadas, donde políticos de todos los partidos se han enriquecido sin pudores y de manera escandalosa frente a la ciudadanía misma que, hasta por hambre, se ha visto en la necesidad de validar procesos eleccionarios a todas luces viciados y fraudulentos.

Lo hemos dicho siempre; se vale soñar despierto y hoy, amable lectora, lector, únicamente le pedimos a Emilio Lozoya que no se vaya a quedar mudo en su denuncia ante la FGR y en el peor de los casos que salga con la denuncia y señalamientos de dos o tres directores generales y algún subsecretario, cuando los verdaderos buitres del sector público habitaron Los Pinos hasta 2018 … ¿ No cree usted …?.

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