Roberto Aguilar Grimaldo / El Universal.
Reynosa, Tamaulipas.- Rubén Núñez estaba en una mueblería con tres compañeros de trabajo cuando ocurrió la explosión en la plaza comercial Valle del Vergel.
“Salimos los que estábamos de aquel lado de la mueblería; salimos para auxiliar”, pero al ver la magnitud de los daños pensamos que lo mejor era pedir ayuda, relata.
“No pudimos hacer mucho, sólo llamar a los soldados y a la Cruz Roja; sentimos mucho miedo, tristeza y preocupación”, se lamenta.
Narra lo ocurrido mientras toma agua, han pasado las horas y continúa muy afligido. Dice que sintió impotencia, miedo y tristeza al ver el edificio donde trabajaba derrumbado, ya que ahí se encontraban sus compañeros.
“Seis compañeros se encontraban adentro entre ellos tres mujeres”, añadió.
Su rostro refleja tristeza, pero saca fuerzas para aguantar el llanto y agradece a las autoridades que pudieron rescatar con vida a uno de sus compañeros, “esto que pasó hoy jamás lo podré olvidar”, dice.
Frente a él hay caos. Los elementos de los cuerpos de emergencia van y vienen. Muchas personas sufren crisis nerviosa.
En el área afectada, los vecinos comentan lo ocurrido, se consuelan y se animan, la señora Leticia Torres Hernández, inclina su rostro y ora en silencio.
Después de su plática con Dios se anima a dialogar con el reportero. Apenas comienza su relato y explota en llanto.
“Se escuchó horrible señor. En mi casa gritamos mi hija y yo. Pensamos tantas cosas”, dice con palabras entrecortadas.
—¿Qué pensaron?
— Muchos de nosotros pensamos que era una bomba. Pero las autoridades dicen que fue explosión por gas. Solo Dios sabe.
La señora Torres comparte el motivo de sus súplicas:
“He pedido por toda la gente que resultó herida, para que salgan adelante con la ayuda de Dios y por las almas de los que lamentablemente fallecieron”.
