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«No me pegue, no me pegue»…¿¡adónde vas perra!?

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Un video en poder de este diario evidencia las agresiones de las que son víctimas dos adultos mayores en una casa de la Condesa desde hace años. Las denuncias de vecinos ante el DIF y la CDHDF no han prosperado

metropoli@eluniversal.com.mx

El video muestra a una mujer de mediana edad pegando y gritando a una anciana enferma, desvalida y desnuda en el patio de una casa de dos niveles ubicada en la colonia Condesa. En el audio se escucha cómo la supuesta víctima implora, llora y pide que no le pegue más. “¡Quítate el calzón y límpiate esa mierda, hija de puta, que no tengo todo el día!”, es la respuesta que le da la mujer más joven.

Las vejaciones y la violencia sicológica llevan ejerciéndose en este lugar desde hace años, según declaran inquilinos de edificios próximos. Aunque las autoridades ya han sido alertadas, aún no han logrado ingresar al domicilio.

Viendo la fachada roja de esta hermosa casa de la calle Parral, en la colonia Condesa, nadie diría que dentro lo que se vive es un infierno. Un infierno al menos para dos adultos mayores con aparente demencia senil. Dos ancianos que en años, según testimonios de varios vecinos, no han salido al exterior. Allí también vive una niña, de unos cuatro años, que no estaría escolarizada. Uno de los habitantes de este rincón tranquilo, situado a tan sólo dos pasos de una de las zonas más vanguardistas de la capital, asegura haber visto alguna vez a la menor asomada por la ventana.

Denuncias anónimas

EL UNIVERSAL inició hace dos meses una investigación al recibir una denuncia de parte de ciudadanos anónimos. “Los gritos son habituales todos los días. Al menos a una de las personas la bañan en el patio, donde la obligan a desnudarse y a bañarse mientras se oyen los gritos de quien parece ser otro anciano”, cuenta un vecino de una casa próxima. El problema, añade, “es que cuando se presenta la policía o incluso un miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la propietaria de la casa y presunta maltratadora enseña un ‘amparo judicial’ según el cual puede tener la guarda y custodia de estas personas”.

La tutela existe en este caso porque víctimas y verdugo tendrían algún vínculo familiar fraternal.

Las imágenes, tomadas desde un edificio colindante, muestran a la supuesta cuidadora empujando a una anciana que se protege la cabeza para evitar los golpes que le inflige la otra mujer, en un estado visiblemente alterado. Al final del documento gráfico se observa cómo la mete en un cuartito para que ella misma se lave.

En la casa de Parral número 11 se oyen todos los días llantos e insultos. En una ocasión se escuchó incluso cómo la presunta maltratadora mataba a escobazos a una rata. Le dijo entonces a una de sus hijas que si era capaz de matar a una “pinche rata”, “¿cómo no iba a ser capaz de matar a una persona?”

“¿A dónde vas, maldita perra?”

Estos son fragmentos del audio, grabados en diferentes días a lo largo de dos meses. La violencia verbal y sicológica es explícita:

“Alza la pata, maldita cerda, puta asquerosa, maldita pendeja, lávate las patas, ahí las tienes vieja asquerosa, ¿te quito una?; y los pies, quítate la mierda, métete al agua, te mueves y te doy, lávate la cabeza estúpida, lávate las nalgas, atrás, las nalgas, lávate las nalgas o te saco la mierda… pero a golpes… maldita perra, apestas, cerda, cerda mal nacida, las tetas, lávatelas que las traes todas mugrientas, te voy a echar la fría. ¿A dónde vas, maldita perra? Crúzate la bata (…)”.

Vecinos del inmueble interpusieron una denuncia electrónica en el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores en el Distrito Federal, que depende de la Procuraduría General de Justicia de la ciudad. También se pusieron en contacto con el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam). Al cierre de esta edición aún no había respuesta.

Los denunciantes de la calle también han hablado con autoridades del DIF, con la policía de la delegación Cuauhtémoc, a la que pertenece el domicilio, y con funcionarios de Derechos Humanos del Distrito Federal. Sin éxito.

Pero, ¿por qué nadie, ni siquiera las autoridades, puede ingresar en la casa de Parral?

En México, así como en varios países de América Latina y de Europa existe un procedimiento denominado ‘interdicción por demencia’, que busca declarar la incapacidad legal de la persona mayor para realizar actos o contratos y para representarse a sí misma judicial y extrajudicialmente.

Quien solicita la interdicción por demencia asume la representación legal, es decir, el cuidado de la persona mayor y la administración de sus bienes. Este trámite se realiza a través de la Corporación de Asistencia Judicial o con un abogado privado ante el Tribunal Civil del domicilio de la persona que se pretende declarar incapaz.

Esto habría hecho la propietaria de la casa de Parral, justificando así que tiene derecho de ‘cuidar’ y tutelar a sus familiares.

Lo que dice la ley

Según datos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en México 16% de adultos mayores, es decir, 1.7 millones, sufre algún grado de maltrato, como golpes, ataques sicológicos y/o insultos. Afortunadamente, en el plano jurídico existen herramientas que permitirían rescatar a estas personas que viven en condiciones infrahumanas o sufren robo de sus bienes.

México ratificó en 2001 la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, cuyo artículo 23 establece que “la minoría de edad, el estado de interdicción y demás incapacidades establecidas por la ley son restricciones a la personalidad jurídica que no deben menoscabar la dignidad de la persona ni atentar contra la integridad de la familia”.

También establece que “en todas las medidas relativas al ejercicio de la capacidad jurídica se proporcionen salvaguardias adecuadas y efectivas para impedir los abusos de conformidad con el derecho internacional en materia de derechos humanos”.

El artículo 200 (bis) del Código Penal local estipula que “este delito [contra un integrante de la familia] se perseguirá por querella, “salvo que la víctima sea menor de edad o incapaz sobre el que es tutor o curador”, como es el caso de los abusos cometidos en la casa de Parral.

El artículo 201 bis establece que “se equipara a la violencia familiar, y se sancionará con las mismas penas y medidas de seguridad, al que realice cualquiera de los actos señalados en el artículo anterior [violencia física o sicoemocional en contra de la persona que esté sujeta a su custodia, guarda, protección, educación, instrucción o cuidado]”.

En el Código Penal del DF se añade que al presunto maltratador se le impondrá una pena de seis meses a seis años de prisión, pérdida de los derechos que tenga respecto de la víctima, incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad, tutela y, en su caso y a juicio del juez, prohibición de ir a lugar determinado o residir en él. Además, se le sujetará a tratamiento especializado que para generadores de violencia familiar refiere la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar.

Mujeres, las más agraviadas

Aunque muchas veces se ejerce violencia sin saberlo, en el caso denunciado la agresividad física y síquica es de alto voltaje. Daniela Villegas, experta en Género, comenta que las relaciones entre maltrato y cuidado en el ámbito familiar han sido invisibilizadas y por ello “se ha ocultado la violencia física y emocional de la que son objeto mujeres y hombres de la tercera edad por parte de aquellas y aquellos que más bien habrían de ser su apoyo”.

De acuerdo con la investigadora en Estudios de la Mujer, “esta supuesta correlación de cuidado y feminidad, al ser de por sí limitante, favorece no sólo la explotación económica de las mujeres que cuidan a otras y otros, sino que también se desarrollan sentimientos ambivalentes tanto en la cuidadora como en las y los cuidados, que devienen en violencia muchas veces física”.

Explica que la persona cuidada se siente tan vulnerable [más si padece demencia] que cree que sólo su cuidador puede satisfacer sus necesidades. “Esto genera frustración y hostilidad por parte del cuidador”.

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