No controlan ni sus ganas de ir al baño…
CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
Mi época de primaria y secundaria fue muy diferente a lo de hoy, en aquellos tiempos existía un profundo respeto a los maestros el cual se combinaba con miedo, con un pavor desmedido a recibir un golpe, ser exhibido en reportes, e incluso, ser expulsado de la escuela a cualquier provocación.
Luego de ello, ya cuando su servidor cursaba los estudios universitarios, se vino una revolución informativa y social que se mezclo con la divulgación de los derechos humanos, de los derechos de los niños y de las niñas, todo eso fue aderezado con casos que perseguía la justicia sobre maestros irresponsables, borrachos, pistoleros, mujeriegos, incluso de los que abusaron sexualmente de alumnos al amparo del poder, fue en ese momento que se les redujo a profesores y dejaron de hacerse merecedores de la confianza de los padres, perdieron sus liderazgos al descubrir la sociedad de ese tiempo que la gran mayoría solo desempeñaban su labor por un sueldo que además les daba comodidad y autoridad porque todo eso les ofrecía el ser maestros.
Le habló de por lo menos 20 años atrás y de que jamás los maestros recuperaron su liderazgo, su estatus en la sociedad es muy bajo, incluso por años y años no pasaron de ser flojos, irresponsables, personas que ganaban mucho por no hacer nada, adjetivos a los que se hicieron merecedores por largos puentes que hacían al dejar de dar clases cada que se les antojaba y respaldados con cualquier motivo, pero además, por enseñar muy poco a los niños y por no fomentarles valores de ningún tipo.
Repito, de eso hace 20 años, los maestros perdieron liderazgo, perdieron confianza y aunado a las acciones de organismos de derechos humanos nunca más pudieron controla un salón de clases, hoy basta ir hoy a una escuela, a cualquier salón, y se notarán las fallas de las que hablamos y desde muy lejos.
En esos 20 años, aunque parezca pleonasmo o repetitivo, la Secretaria de Educación Pública, y sus similares estatales, no supieron que hacer, las autoridades se quedaron cruzadas de brazos, en el mayor de los casos, se dedicaron a robar el presupuesto destinado a la educación, a regalar plazas a sus queridas o queridos, vendiéndolas en el mayor de los casos.
Por su parte, también en estos últimos 20 años, los maestros frente a grupo tomaron la cómoda actitud de dejar hacer dejar pasar, llegaban al salón de clases, trabajan con quien quería trabajar y a veces con menos, otras ocasiones no hacían nada, y muchas más delegaron funciones a sus alumnos consentidos para irse a la dirección o las cafeterías de las escuelas a platicar con sus compañeros de fútbol, modas, baby showers o el chisme del día, para el caso era lo mismo.
Unos y otros se hicieron tontos, los directivos acusaron a derechos humanos de restarles autoridad, los maestros se encogieron de hombros al carecer de herramientas para sustituir los golpes y el autoritarismo por mejores formas de convivencia y de enseñanza, es decir, nunca se les ha capacitado en la forma de controlar a un grupo de 30, 40, o 50 alumnos, lo que ciertamente y en defensa de los profesores, parecía imposible pero algo se tenía que hacer.
Tiene mucha razón, los padres de familia tampoco supimos suplir a los maestros en el control de los niños, no les enseñamos a respetar, a hacer las cosas bien, ni valores, por lo tanto, igual somos culpables, en parte, de nuestra tragedia.
Todo esto viene a colación porque ayer murió un niño de 12 años, la causa, presuntamente cuatro de sus compañeros lo tomaron de los pies y las manos para hacerle un “columpio” y azotarlo en la pared, se golpeo la cabeza, y lamentablemente perdió la vida.
La madre dice que el niño le dijo a la maestra de español la situación y está no hizo nada para impedir el problema, además acusa que los maestros de la Secundaria 7 de Ciudad Victoria, donde ocurrió la tragedia, no lo llevaron a un hospital, ni supieron que hacer al respecto, es decir, que lo atendieron muchas horas después de ser golpeado lo que quizá pudo ser la causa de su deceso.
Lo lamentable, lo que está para llorar, es que cualquiera sabe la situación en las escuelas, que se conoce a la perfección la situación que viven desde hace 20 años y apenas el Secretario de Educación, Diodoro Guerra Rodríguez, habla de que van a revisar las cosas, porque “algo está pasando”.
En entrevista, textualmente dijo Guerra Rodríguez, “Algo está pasando en los métodos pedagógicos, algo está pasando en el tejido social, tenemos, como sector educativo, que revisar, replantear con una revisión exhaustiva y profunda está situación, aplicar las medidas correctivas, las sanciones y acciones que se requieran para que esto se pueda evitar, y recuperar el tejido social de armonía, de respeto, y de valores”, eureka, si, si, no le busque, son palabras del Secretario.
Otro día para llorar en Tamaulipas, primero por la vida de este niño y de muchos más que han caído víctimas de la violencia, de una violencia que tiene parte de su origen en el sistema educativo, en ese sistema que saquean funcionarios de educación y dirigentes sindicales, un sistema educativo en el que todo mundo finge demencia, en el que todos se echan culpas y por el cual viven como ricos pero nadie resuelve nada.
Es verdad, hoy los maestros, la gran mayoría de los maestros, no controlan ni sus ganas de ir al baño menos están capacitados para estar frente a un grupo, e igualmente muchos padres de familia estamos en las mismas y a veces peor por no inmiscuirnos más a fondo en el sistema educativo para tratar de corregirlo, todos tenemos culpa pero unos más que otros, los encargados del sistema, SNTE, SET y SEP, más que nosotros, por más que se defiendan, por más que señalen culpas a otros, la sentencia es que de esta muerte, y de muchas más, tienen gran responsabilidad y deben pesar en sus conciencias.
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