Felices, felices, felices
Felices, felices, felices…
Celebramos el Día Internacional de la Felicidad, qué locura, cómo si el ser feliz dependiera de instituir un día para ello, cómo si la gente encontrara la felicidad por decreto o nomás porque alguien tuvo la fabulosa idea de inventar una fecha para que la humanidad festeje y sean felices.
En sí, la humanidad no requiere de un día institucionalizado para sentirse feliz porque si así fuera, andaríamos peor de lo que nos imaginamos, significaría que el resto de los días tendríamos que ser infelices.
Triste seria que solo un día al año se pudiera ser feliz, que se amaneciera un día con una gran sonrisa y al caer la noche comenzara a desaparecer y al dar las cero horas nuevamente llegara la desolación, la tristeza, la desesperación que duraría 364 largos días con sus respectivas noches.
En realidad la felicidad vive en cada persona, sacarla a flote es tarea propia, la felicidad es un estado de ánimo que por lo general se tiene cuando se logra una meta deseada, cuando hay paz interior, armonía, un enfoque positivo de las cosas, en síntesis, es una condición interna de satisfacción y alegría que no estriba en que exista un día determinado para ser feliz.
Las personas perciben la felicidad de acuerdo a la satisfacción de sus intereses y necesidades, hay gente que no la encuentra porque no sabe valorar lo que tiene y siempre busca más, o desea lo que otras personas poseen.
Contrario a ello hay personas que con casi nada andan con una sonrisa de oreja a oreja, la razón es que le dan el justo valor a las cosas, disfrutan situaciones que a simple vista parecen sencillas pero que están cargadas de bondades.
Igual hay gente que deja pasar los momentos felices haciendo planes de lo que ellos creen les puede dar felicidad, por ejemplo, muchos hombres desean tener mujeres bellas, su felicidad estriba en el sexo aunque sea momentáneo o para satisfacer caprichos, también hay mujeres que desean un marido acaudalado, una gran casa, un coche nuevo, viajes, y pierden el tiempo haciendo la lista de supuestas prioridades, sin darse cuenta, en ocasiones, que los valores materiales no son la felicidad.
Lo más triste es que muchas personas en ocasiones buscan obtener cosas, no porque eso les pueda dar felicidad sino porque no se quieren sentir inferiores, necesitan gritarle al mundo su superioridad, para alimentar el ego, lo grave es que si no logran lo que quieren viven frustrados y eso no es bueno porque se convierten en seres acomplejados, nada les satisface, son infelices por gusto.
La felicidad puede estar en lo más sencillo pero que reconforta el alma y da fuerzas para seguir luchando por lo que se desea alcanzar aunque muchos no lo sabemos.
Momentos vividos en el día a día, una mirada, la sonrisa de un niño, la caricia amorosa, el saludo de un buen amigo, el darte cuenta que tienes amistades, familia, que te quieren y que tienes la capacidad de amar y sonreír, eso es felicidad y puede ser suficiente para estar contento, cumplir deseos puede ser efímero, las cosas materiales van y vienen, por ello la paz interior, la tranquilidad del alma, es la verdadera razón de ser feliz.
La felicidad es relativa, surge del ser consciente y el obrar adecuadamente en el transcurso de nuestras vidas, saber disfrutar cada etapa, cada momento, cierto, hoy en día no hay suficientes motivos para que la totalidad de la gente se pueda sentir feliz pero siempre hay algo que puede arrancarle a la vida destellos de felicidad, el solo hecho de despertar e iniciar un nuevo día es motivo suficiente para estar felices.
Realmente la felicidad no tiene una definición universal porque hay quienes basan su felicidad en la belleza, la fama, el dinero, y para otros es algo sentimental, la paz interior, la estabilidad emocional, en nuestro México en muchas ocasiones el comer, vestir, tener un techo, una cama donde dormir es causa de felicidad, el ver un nuevo día, valorar la vida misma es motivo más que suficiente para ser feliz, en sí, nosotros somos los que elegimos nuestro nivel de felicidad.
FRANCOIS VOLTAIRE, filósofo francés, escribió que los seres humanos buscamos la felicidad pero sin saber dónde al igual que los borrachos buscan su casa sabiendo que tienen una aunque en ocasiones no logran llegar a ella.
Recuerde que el ser feliz está en usted, quizá la felicidad está sentada a su lado y solo necesita una sonrisa, un giño, una palabra suya para tenerla y ella no requiere de un día decretado para manifestarse, entonces, no quiera ser feliz un Día, busque ser feliz toda la vida, y búsquelo cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, sonría, hoy es un buen día para ser felices, igual que ayer y todos los días.
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