CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
A dónde vamos a parar…
Ha trascurrido poco más de año y medio de la administración de Enrique Peña Nieto y la misma cada vez se parece más al (des) gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, sobre todo en el rubro de seguridad pública donde empezó casi con un home run al nombrar a Manuel Mondragón y Kalb pero al despedirlo el fin de semana, o designarle otras tareas, dicho batazo terminó siendo un fly de sacrificio.
Más negro se vislumbra el panorama cuando Manuel Mondragón es sustituido en sus tareas de Comisionado Nacional de Seguridad Pública por Monte Alejandro Rubido García, un hombre que según su currículo es experto en la materia pero en los hechos no se le conoce éxito alguno.
Vamos, Monte Rubido es más conocido por, supuestamente, orquestar tareas de espionaje telefónico en contra de famosos personajes como Elba Esther Gordillo Morales, y el ex gobernador Arturo Montiel en el Estado de México, de ambas cosas fue absuelto por la PGR.
Sin embargo, de lo que no lo podrán nunca absolver los que hacen y administran las leyes, ni la historia, es de la culpa que tiene en el problema de seguridad que sufrimos, porque en su paso por el CISEN y en el Sistema de Nacional de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón contribuyó a que estemos como estamos, para sintetizar, a que vivamos de la fregada.
En esa lógica, Monte Rubido es culpable, o responsable, de todo este desmadre de país que hoy tenemos, es imposible olvidar que la situación se gestó si, por la pobreza, el desempleo, la marginación, el mal trato a los necesitados durante muchos años, pero se agudizó con la forma torpe que trataron de corregir el problema en el sexenio pasado, cuando a base de balas y sin más estrategia que la buena suerte de los elementos del Ejército dijeron que iban a acabar con la inseguridad.
Es increíble ver que México se nos cae a pedazos, que nos duela, ver como hay regiones dominadas por la inseguridad y nadie tiene la humildad de buscar mejores soluciones, ver como se despide a un hombre tiene fama de hombre honesto para poner a otro con fama de deshonesto.
Es verdad, un buen Comisionado Nacional de Seguridad Pública es solo una parte de lo que requiere este país, antes se debe pensar cómo resolver los problemas de pobreza, inequidad, desempleo, y hasta la forma de darle mayor credibilidad al gobierno, a la democracia para que el pueblo participe y entre todos podamos regresar a los tiempos idos, a los tiempos donde era posible dormir con la puerta abierta, en un sillón en la calle.
Otra realidad es que no se requieren más policías sino mejores policías, comandados por mejores jefes, liderados por personas con conductas intachables, confiables, y el gobierno de Enrique Peña Nieto al agarrarse de Monte Rubido no ofrece esa confianza, esa certeza de que las cosas se pueden hacer mejor.
El futuro se ve sombrío, hoy nos preguntamos lo mismo que dice el poeta al que muchos llaman el Buky y que para mayor gracia es tocayo de quien estas líneas escribe, ¿a dónde vamos a parar con esta hiriente y absurda actitud?, la duda es qué final puede tener el proyecto nacional de seguridad pública cuando se pretenden jugar las mismas cartas que han dado pésimos resultados, es decir, otra vez citando al poeta, “sin darle paso a la humildad, cayendo siempre en el mismo error, dándole siempre más valor, a todo menos, al amor (a la efectividad)”.
Así las cosas a nivel nacional, mientras tanto, a Tamaulipas, llegaron alrededor de 600 elementos de la Policía Federal a reforzar el trabajo en la capital Ciudad Victoria y en Matamoros, son policías como los que ya hemos tenido, aunque en aquellos días se la pasaban acuartelados en hoteles de lujo y ahora se habla de que vienen a realizar tareas específicas.
Esperemos que esta vez traigan mejor actitud y le brinden más confianza a la población de que nos regresar la paz, la tranquilidad, y sobre todo, que otra vez vamos a vivir el México que extrañamos todos.
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