CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
Se dicen los intelectuales, los progresistas, a su jefe le gusta que le llamen Doctor Mancera, y van a favor de que se legalice la portación de marihuana en dosis que no se acabaría una persona en 15 días a menos que se quiera matar.
Son de los seguidores de Barak Obama, el presidente de los Estados Unidos que afirma la mariguana hace menos daño que el tabaco y la cerveza, de los que piensan que la mariguana recrea, da risa, pero no ven los muertos bajo sus efectos, los asesinatos que se cometen en su nombre, las violaciones, los abusos contra niños de hombres y mujeres que no la controlan.
Parecen recargados “los progresistas”, con más ambición, y van por la legalización disfrazada de la mariguana, la propuesta, según un periódico de España, El País, ya está preparada y se presentará en cualquier momento ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no se sabe hasta donde se llegue pero el problema es que avanza la discusión sobre el tema.
Según la información que se da a conocer desde España hay cuatro presidentes que apoyan la propuesta del gobierno del Distrito Federal, entre ellos Ernesto Zedillo, ese gris presidente que no hizo nada por México y ahora, como argumento para la legalización de la droga, usa que la lucha contra el narcotráfico ha fallado desde hace 40 años.
Es una realidad, la lucha contra el narcotráfico es un vil fracaso, ha crecido de manera desproporcionada el delito, ahora mismo los delincuentes son una autoridad real en muchas partes del país y hasta se puede decir que dominan territorios, pero no se trata de legalizar el delito para que ya no exista, sino inhibirlo.
Vamos, es menos costoso idear una estrategia real para controlar el delito que sumarse a la delincuencia aprobando la legalización de las drogas, porque al final nuestra sociedad puede terminar adicta, con más problemas porque se cometerían más asaltos, más violaciones, y más delitos para obtener dinero para comprar la mariguana que se vendería como los cigarros o los dulces.
La estrategia que plantean los perredistas del DF, y los ex presidentes, es similar a la de legalizar el secuestro para que ya no exista, o los asesinatos, o cualquier otro delito que le duele y afecta a la sociedad, eso no es resolver, eso es sumarse, ser cómplice.
Mucha razón tienen los impulsores de la legalización de la droga cuando afirman que las balas, los enfrentamientos, y el detener a todos los narcotraficantes posibles ha sido un fracaso o un error que provocó la situación que hoy vivimos, pero tampoco se trata de no hacer nada, o peor aún, de darle legalidad a los excesos.
Al final, todos ellos, los que están a favor de la legalización de las drogas, no pasan de ser románticos, soñadores que ven a un México riendo cuando todo mundo pueda ser adicto sin problema alguno, me parecen los actores principales de la música de Joan Manuel Serrat, ese que afirma “soy casi un beso del infierno, pero un beso al fin, señora…”, y la verdad no, necesitamos lo bueno, México debe superar los experimentos, dejar de ser el laboratorio de otros Estados.
Lo cierto es que la mariguana científicamente comprobado, y las estadísticas de las procuradurías en los Estados son el aval, provoca daños irreversibles, causa adicción, y bajo sus efectos se cometen delitos incalificables, de todo tipo, los que hemos vivido en una colonia lo sabemos, lo hemos visto, y por eso la desaprobación en la lucha por legalizar esta droga.
¿Hasta dónde van a llegar los disfrazados de progresistas?, ciertamente hasta donde lo permita la sociedad, y nadamás, es decir, llegó la hora de nosotros, de participar, de presionar al gobierno, de obligarlo a trabajar en beneficio de la gente y no dedicarse a pendejearle y hacer cosas que parecen de primer mundo nomás para que la gente piense que van bien o tienen ideas diferentes ya que al final los resultados serían los mismos, o peores.
Y regresamos al principio, a notar que son nuestros gobiernos los que fallan, y son los gobiernos de todos los colores, y otra vez a solicitar que la reforma política y electoral sea real, de fondo, y obligue a todos los interesados en ocupar un puesto de elección popular a someterse a exámenes de control y confianza, que prueben su honestidad, su tendencia a ser buenos políticos, sus conocimientos, porque solo de esa manera garantizaríamos políticos honestos y sobre todo que no van a salir un día que fueron , o son, o serán adictos a la mariguana y por eso aprueban su consumo.
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