CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
Se nota un enorme desinterés, quizá abandono, de la clase intelectual y gran parte de la sociedad al gobierno de Enrique Peña Nieto, grave problema porque de aquella frase de mover a México solo queda el slogan y eso genera más apatía.
Hoy la inseguridad, el desempleo, la pobreza, los asuntos de salud y educación son menos importantes que cualquier programa cómico, de entretenimiento, ah, y que no sea una novela o el fútbol porque de plano se paraliza el país, más si juega la selección y “El Piojo” Herrera hace su transformación por un gol.
Somos ciudadanos de medio pelo, ciudadanos de lunes a viernes y solo de ocho horas al día que siempre se interrumpen cuando hay partido de fútbol, a la hora de las novelas, o cuando en la televisión se exhiben programas grotescos como el de Laura.
Cierto es que en todas partes se nota apatía, desilusión, y la mayor de las veces temor a hacer las cosas pero se exagera, y se exagera tanto que por ello no se dialoga siquiera de la educación, los valores, la salud, por mencionar temas importantes de la agenda nacional.
Los mexicanos abandonamos al país, lo dejamos en manos del gobierno de Enrique Peña Nieto que está visto no saben qué hacer, qué va dando tumbos y todavía piensa que la solución es armar a más gente para sacarla a la calle cuando está visto que nuestro problema tiene origen en la pobreza, el desempleo, la educación mediocre, y el poco trabajo en prevención que se hace en salud.
Este México está en manos de personajes siniestros, el gobierno federal va por el mismo rumbo que siguió el de Felipe Calderón Hinojosa o el del loquito de Vicente Fox Quesada, el ex presidente ahora metido a próspero entrevistador y promotor de la legalización de la mariguana.
Obvio, se necesita más interés de la población para recuperar la paz, efectivamente, se debe mover a México pero en buen sentido, enseñarle a la gente a estar pendiente del país las 24 horas del día, los sábados y domingos, haya o no haya partido de fútbol, este o no cachondeándose Monserrat con cualquiera de sus novios.
Porque además está visto que lo que no haga nuestra gente no lo hará el gobierno, y ahora nos cuenta, con claridad, que tampoco vendrán a hacernos las cosas desde el extranjero, el ejemplo más claro es la visita de Herper, primer ministro de Canadá y de Barak Obama a Toluca, en el Estado de México, estuvieron apenas unas horas, aplaudieron a rabiar la reforma energética que les permitirá a sus empresarios explotar nuestro petróleo y riqueza, ya luego se solidarizaron “moralmente” con el gobierno de Peña Nieto al que le prometieron disminuir a los consumidores de drogas de aquel lado y de paso cerrar la frontera para que no trafiquen con armas ni dólares, pero solo eso, y lo dicen por decirlo, sin la menor intención de trabajar en serio.
Vamos, para los gobiernos de Canadá y Estados Unidos es más importante que su gente se gaste sus dólares en sus países a que visite nuestros pueblos mágicos, las playas, o cualquier otro atractivo turístico o comercial que tengamos.
Según un periódico de circulación nacional que recoge versiones del Washington Post, el Presidente Obama le dedicó ocho horas a México, menos tiempo que el que utilizó para jugar golf la semana pasada, quizá se contagió de la apatía, de la desidia del pueblo de México, o quizá nomás lo hizo para que abriéramos los ojos y nos pusiéramos las pilas.
La acción queda claro que tenemos que crecer como ciudadanos, aplicarnos, participar con los gobiernos de tal manera que el trabajo sea supervisado por todos y avalado por las mayorías, solo así saldremos delante de nuestros problemas que son muchos, muy marcados, y además llevan al país al precipicio, a una revolución, a revueltas que no son deseables en ninguna parte porque en los pleitos todos perdemos.
Es tiempo, por lo tanto, de dejar atrás la desidia, de trabajar en verdad, de recordar que este país, un día será de nuestros hijos, de nuestros nietos, bisnietos, y tener claro que está bien, pero bien cabrón, dejárselos como ahora.
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