El partido bipolar
En los ciudadanos cambiar radicalmente de discurso en un corto periodo de tiempo puede ser tomado como una incongruencia o una mentira.
Entre los priistas esto solo es adecuarse a los nuevos tiempos. Pareciera que padecen de trastorno de doble personalidad.
En el 2008, cuando Felipe Calderón presentó una iniciativa que contemplaba una reforma constitucional en materia energética, los dirigentes del tricolor se opusieron radicalmente.
No lo permitirían nunca, decían en foros y entrevistas.
Ahora no solo cambiaron totalmente su discurso. Modificaron los estatutos del partido para poder entrar sin ambages a una reforma constitucional justo como la que apenas hace cinco años vituperaban.
El partido que enarbola la revolución y, como principios, los intereses del pueblo, es camaleónico. Sus líderes también.
Hoy el coordinador de los senadores Emilio Gamboa Patrón se ufana de haber logrado una reforma constitucional que será el motor para el desarrollo del País.
Hace cinco años le advertía –él como coordinador de los diputados– al gobierno de Calderón y a la entonces Secretaria de Energía, Georgina Kessel, que nada de cambios a la Carta Magna.
Lo mismo Manlio Fabio Beltrones, líder en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Hoy en la reforma constitucional el político sonorense ve la única salida a los problemas del sector energético de México.
En el 2008 Televisa le concedía ocho minutos al aire en el noticiero nocturno para ser tajante: nada de cambios a la Constitución y nada de inversión privada en Petróleos Mexicanos.
El liderazgo de ambos priistas, con larga experiencia en el sistema político mexicano, hoy se ha visto reducido al tener que regresar a la liturgia con la que funciona su partido en el poder.
Se han tenido que plegar –igual que todos en el partido– a las propuestas de Enrique Peña Nieto, aún y cuando sean contrarias a las posturas que defendían con vehemencia hace apenas dos legislaturas.
De la misma forma en que los médicos no pueden encontrar las causas de la esquizofrenia, igual no se puede entender o dar respuesta al cambio radical de un priismo que se niega a mutar.
En enero de 2008 los priistas se reunieron en Cancún, Quintana Roo, para deliberar sobre la agenda legislativa que iniciaría en febrero. Comandados por Emilio Gamboa Patrón, los legisladores tendrían una presentación sobre el sector energético y la daría José Ascensión Orihuela.
Los dos están hoy nuevamente juntos en el Senado. En esa ocasión los priistas fijaron la postura de que no habría reforma constitucional. Tan sólo un par de meses después –el 26 de marzo del 2008– Gamboa reiteró la dureza que el PRI tenía entonces.
“No cambio constitucional; lo dijimos los diputados hace mes y medio. Segundo, no contratos de riesgo; y tercero, no privatización en Pemex”.
El PAN estaba en el gobierno y en esa época en los pasillos de San Lázaro los perredistas aseguraban que tarde o temprano habría un acuerdo entre panistas y priistas para sacar el proyecto presentado por Calderón.
Emilio Gamboa Patrón pintaba la raya que hoy quedó totalmente desdibujada.
“Lo hemos venido repitiendo, y el PRD cae en el juego de que vamos a caer en el acuerdo con Acción Nacional de privatizar Pemex. No está de ninguna manera que se pueda privatizar Pemex”.
La iniciativa recién aprobada por el Senado mexicano en un acuerdo entre Acción Nacional y el Revolucionario Institucional permite la inversión extranjera mediante contratos de riesgo y licencias para operar en todos los procesos.
Manlio Fabio Beltrones como senador, en un par de ocasiones negó públicamente que apoyaría una reforma constitucional.
No permitirían cambiar una coma al artículo 27 constitucional. Se harían reformas a la ley secundaria y con eso sería suficiente para poner a la paraestatal a la vanguardia.
Entonces la empresa Televisa le dio la oportunidad al hoy coordinador de los priistas en la Cámara de Diputados de decirle a todo el país. En un largo monólogo –el periodista Alejandro Cacho apenas preguntaba– advirtió que nada de hacerle cambios a la Constitución.
El mismo método se hizo en el noticiero matutino con Carlos Loret de Mola.
“¿Reforma Constitucional?”, le cuestiona el conductor.
“No. Nosotros no creemos que Pemex necesite reforma constitucional para ser altamente competitivo. Lo que necesita Pemex es que le demos calidad de empresa pública, diferente a la que tiene hoy como empresa paraestatal. Y en eso momento darle autonomía de gestión y que se quite el lastre para competir en el mundo”.
Ya lo pasado, pasado; no me interesa
Calderón prometió bonanza, empleos, mejores salarios, grandes obras, carreteras, viviendas y hasta combatir la pobreza, que aumentó
El pasado ya no importa.
Ahora volvemos a empezar. En el 2008, cuando se aprobó la reforma energética propuesta por Felipe Calderón todo fue algarabía.
Celebraron el PRI y el PAN. Festejó incluso el PRD porque había impedido una reforma constitucional. El aval a la reforma energética mereció un spot nocturno a nivel nacional con el presidente de la República.
Envuelto en un traje oscuro y corbata azul, Calderón se presentó a la nación para agradecerle a los partidos y para adelantar los beneficios que vendrían.
Con la bandera mexicana escoltando su lado derecho, el expresidente hoy convertido en académico, dio las gracias a todos.
“Quiero hacer un reconocimiento a las señoras y señores diputados que han apoyado esta importante reforma para el país. Desde luego a los legisladores del Partido Acción Nacional, con cuyo respaldo he contado permanentemente.
“A los senadores y diputados del Partido Revolucionario Institucional, que también han estado impulsando reformas de fondo, así como a los legisladores del Partido de la Revolución Democrática que han dado un paso importante dentro del diálogo y de la propuesta”.
“Gracias al patriotismo, a la visión y altura de miras de nuestros legisladores, México ha alcanzado un logro que bien puede calificarse de histórico, ya que esta es la reforma más importante en esta materia desde 1938, cuando se nacionalizó la industria petrolera”.
Sonriente. Ufano. Calderón enlistó la fortuna que en ese momento llegaba a la paraestatal que se fortalecería como una empresa pública sin privatizar.
Los mexicanos serían los únicos dueños de su petróleo, se fortalecería la capacidad de exploración y extracción de petróleo y gas natural.
“Ello nos permitirá aumentar nuestras reservas de hidrocarburos y también la producción de petróleo y de gas en beneficio de nuestro país y de todos los mexicanos”.
La economía, como presumen los priistas que sucederá ahora, se reactivaría y traería mejores salarios, grandes obras, carreteras, vivienda y más y más.
“El impulso que la reforma dará a nuestra industria petrolera nos permitirá también reactivar nuestra economía. Las grandes obras que realizará Pemex y la mayor producción petrolera que traerá la reforma, van a estimular de manera muy importante los empleos sobre todo ahora que México requiere más que nunca de nuevas oportunidades para sus jóvenes”.
“Con un Pemex más fuerte ampliaremos la riqueza petrolera de México, contaremos así con más recursos para construir más escuelas, más clínicas y hospitales, más carreteras y puentes y más redes de agua y drenaje, más electricidad, más vivienda y más programas sociales para combatir la pobreza a fin de que tú y tu familia puedan vivir mejor”.
El discurso transmitido por televisión hoy está en el olvido. Pero la estrategia ser repite: en su cuenta de Facebook el presidente Enrique Peña Nieto lanzó un mensaje similar.
“El Senado, como resultado de un gran trabajo en equipo, ha aprobado hace unos momentos la Reforma Energética. A partir de ahora, México podrá convertirse en una potencia energética para beneficio de todos los mexicanos, porque el petróleo, las reservas y la renta petrolera seguirán siendo de ustedes.
“Con esta reforma se generará más energía y se multiplicará el uso de las energías limpias y renovables, se crearán ciento de miles de empleos; empleos de alto nivel para ingenieros y técnicos mexicanos. Además, las amas de casa, los emprendedores, los mexicanos que tienen un pequeño o mediano negocio, van a pagar menos por la luz y el gas”.
La mala memoria como apuesta de los políticos ha dado resultado.
De la misma forma en que los priistas olvidaron su férrea postura a no cambiar la Constitución, todo el optimismo y buen porvenir de la reforma energética del 2008, hoy está en los archivos.
Lo pasado al pasado y a empezar otra vez.
Pemexgate
Todo aquello que huele o sabe a transa en México termina en “gate”.
¿De dónde nació esto?
El desvió de recursos de Pemex para la campaña priista del 2000: “Pemexgate”.
Herencia del priismo a todo aquello que tenga características de una conspiración y robo.
En realidad esto tiene su origen histórico en el caso Watergate ocurrido en la década de los 70 en Estados Unidos, y por el cual el entonces presidente Richard Nixon tuvo que renunciar en 1974, acusado de espiar a su adversario político durante la campaña para buscar la reelección.
Fue una investigación de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein lo que provocó el escándalo. En México nunca la factura política ha sido tan cara como la de “Tricky Dicky” en Estados Unidos.
Al terminar la contienda electoral del 2000, en la que el PRI por primera vez en su historia perdió una carrera presidencial, se descubrió uno de los episodios de México más vergonzosos.
La campaña de Francisco Labastida había sido financiada de manera ilegal con mil 500 millones de pesos del fondo del Sindicato de Petróleos Mexicanos. El líder de ese gremio, el polémico –por su inexplicable riqueza– Carlos Romero Deschamps y el tesorero Ricardo Aldana, fueron los principales sospechosos de triangular esos montos de los trabajadores sindicalizados.
El Tribunal Electoral impuso una multa de mil millones de pesos al PRI. A los dos líderes sindicales no se les fincaron responsabilidades. Los dos hoy están en el Congreso.
En otro acto de olvido o de esquizofrenia política, el PRI sacó al Sindicato de Trabajadores Petroleros del Consejo de Administración de Pemex, de acuerdo a la reforma energética aprobada la madrugada del miércoles.
El viejo aliado y mecenas de cientos de elecciones, fue hecho a un lado.
Los mismos, no lo mismo
Los votos de los personajes políticos cambiaron radicalmente de la pasada reforma, de 2008, y la actual. A continuación su sufragio en los dos periodos.
Emilio Gamboa
> Reforma Constitucional
2008: Coordinador de diputados
– Votó NO
2013: Coordinador senadores
– Votó SI
Manlio Fabio Beltrones
> Reforma Constitucional
2008: Coordinador senadores
– Votó NO
2013: Coordinador diputados
– Votó SI
RaúlCervantes
> Reforma Constitucional
2008: Coordinador jurídico
– Votó NO
2013: Pdte. Mesa Directiva Senado
– Votó SI
Francisco Rojas
> Reforma Constitucional
2008: Pdte. Fundación Colosio
– Votó NO
2013: Titular CFE
– Votó SI
César Camacho
> Reforma Constitucional
2008: Diputado
– Votó NO
2013: Líder nacional del PRI
– Votó SI
Marco Bernal
> Reforma Constitucional
2008: Integrante Com. de Energía
– Votó NO
2013: Presidente Com. de Energía
– Votó SI
Ascención Orihuela
> Reforma Constitucional
2008: Srio. Com. de Energía
– Votó NO
2013: Srio. Com. de Energía
– Votó SI