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Marina y Grimaldo

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Maremágnum
Mario Vargas Suárez

Antes de iniciar el tema central de esta columna, le comento que a nivel nacional dos temas han estado dando mucho de qué hablar.
Por un lado en Tamaulipas los focos se le están encendiendo en el escenario del profesor Jesús Rafael Méndez Salas, Secretario General de la sección 30 del SNTE, porque hasta la carretera Mante-Tampico, fue cerrada por un grupo de profesores que dicen protestar en contra de la reforma educativa, pero también por las tibias y hasta frías acciones de los dirigentes del SNTE en esto de la reforma educativa.
Por el otro, desde el domingo se sabe de la reforma hacendaria que acaba de entrar para ser «analizada, discutida y votada» por los señores legisladores y que de plano choca con el lema priísta que nos vendieron en la elección pasada en el eslogan «En en PRI estamos contigo».
La verdad es que aparte de los gasolinazos mensuales que nos han dado en los últimos años, la economía familiar no ha podido ajustarse a un presupuesto real; en la propuesta hacendaria se habla del ajuste del IVA al 16% en todo el país; el pago del impuesto sobre la renta y demás dejar fuera de las declaraciones fiscales las colegiaturas de la chamacada. Estos son anuncios que para nada se agradecen.
En fin, ya profundizaremos sobre estos tópicos en las próximas colaboraciones, puesto que la iniciativa apenas entró a la comisión de Hacienda de la cámara de origen (diputados) y luego pasará al pleno. Faltaría que la cámara revisora (senadores) apruebe íntegramente el dictamen de la cámara anterior… que es lo más seguro.
Volviendo al tema central. Los nombres de este título no son imaginarios: Marina y Grimaldo. Son extraídos de la realidad. Son los nombres de dos adolescentes comunes y corrientes. Forman parte de la cotidianidad. Ambos estudiantes del bachillerato en el sur de Tamaulipas. Ambos han ganado una pésima fama, incluso en el extranjero porque internet es realmente la autopista de la información.
Marina y Grimaldo están entre los 15 y 17 años de edad, inquietos y usuarios del sistema de redes sociales y de la misma computadora que les permite tener acceso a mucha información, pero que sin ellos dimensionarlo, también comparten verdades y mentiras de su entorno.
Desde luego que algunas personas que conocen del tema han caído en la polémica sobre el papel de los protagonistas, porque ya se hablad de víctima y victimario. El escenario: el CBTIS 103, en Ciudad Madero.
El hecho es que con mucho profesionalismo la docente inicia su clase de Recursos Humanos con las clásicas preguntas a los alumnos sobre un tema que se relacionará al nuevo conocimiento.
La maestra cuestiona sobre las competencias y los estudiantes de bachillerato contestan a manera de lluvia de ideas que «…es el conjunto de habilidades, conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores del ser humano.»
Precisamente el tema de valores, que recalca la maestra, lo relaciona con las redes sociales y con la intención de ser más clara, pide a Marina -una alumna- que lea un texto que va desde la identificación de las redes sociales hasta su práctica desordenada que se convierte en delito.
La misma Marina habla de lo que es el ciberbulling.
La narrativa puede continuar, por la limitación del espacio le comento que el error de Marina y Grimaldo es que evidenciaron a su maestra de Recursos Humanos en el Twitter dándole calificativos de «perra y puta». La primera lo escribió y el segundo lo retwitteó.
En el video de la evidencia fue subido a YouTube por alumnos de la mencionada institución, identificando a la profesora Idalia Hernández Ramos y a sus agresores del ciberbulling.
En Tamaulipas el «ciberbulling» encontró eco en la legislatura local hace apenas un par de meses y los legisladores tomaron cartas en el asunto de tal forma que se supone hubo una regularización, aunque no estoy muy seguro de que se haya hablado de penas para los infractores.
La polémica que ahora se ha desatado en varios círculos sociales es sobre el papel de la maestra y la forma directa -cuestionable aseguran algunos- de hacer el reclamo a los menores de edad.
No han faltado quienes califican de «maldita» a la profesora por la forma de reclamar a los «muchachos que no saben lo que hacen…». Otras voces, son las expresiones de felicitación a la mujer que tuvo el valor de enfrentar a sus agresores.
Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

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