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«El error»

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Maremágnum
Mario Vargas Suárez

Inicio esta columna con la noticia de que por alguna extraña razón, los Centros de Acopio Nacional no están respondiendo a las expectativas de los mexicanos necesitados como consecuencia de «Ingrid» y «Manuel», según lo informó la periodista Adela Micha en su programa radiofónico del Grupo Imagen.
Esto indudablemente es un error y habría que hacer una análisis muy exhaustivo para saber las causas de esta lamentable conducta nacional, que sí ha cooperado, pero no en la media de otras ocasiones.
Cambiando radicalmente de tema, la idea central de esta columna es intentar señalar un error frecuente de la Administración Pública, entendida esta como la forma de dirigir un gobierno, aunque dicho sea con verdad, la gran mayoría de teóricos aseguran que es más frecuente que la administración privada maneje números negros y la pública rojos.
Para entrar un poco en materia, partamos de la idea de que la palabra Administración viene del latín «ad» que significa hacia, dirección, tendencia, y «minister», entendida como subordinación u obediencia.
La administración es una ciencia social encargada de la planificación, organización, dirección y control de los recursos -humanos, financieros, materiales, tecnológicos, del conocimiento, etc.- de una organización, con el fin de obtener el máximo beneficio posible; este beneficio puede ser económico o social, dependiendo de los fines perseguidos por la organización.
Con la idea de la administración, me referido a la educación, después de leer al periodista victorense Carlos Lara cuando publicó un análisis sobre los resultados que los escolares de Tamaulipas obtuvieron en la última prueba ENLACE aplicada en junio pasado.
La sorpresa -creo que para muchos- fue haber llegado abajo de la media nacional en español y matemáticas. Lo mismo aplicó para los niveles de primaria -tercero a sexto- y para los de secundaria. El descenso fue similar para escuelas públicas y privadas.
En la administración general, precisamente el «control» es la evaluación de las acciones en el campo educativo y eso es precisamente lo que no hacen quienes dirigen la educación nacional.
Me explico. Son miles de millones de pesos los que mensualmente se invierten a en cursos, seminarios, simposios y hasta congresos para los maestros. Además de maestrías y doctorados que se ofertan por medio del estado mexicano.
Parece que lo principal no es tanto lo que aprendan los docentes o su aplicabilidad en su cotidiano proceder profesional, sino que tal parece que lo importante es gastar los recursos y montar los espectáculos para la cuestión mediática.
Pese a todo, los maestros de alguna forma se sienten comprometidos porque les hacen sentir que ellos son el motor de la educación y pasmadamente se lo creen y en la mayoría de los casos pretenden adecuarlos en su planeación de clase.
Pero ¿Qué pasa con las acciones que deben generarse después de haber dado a estos cursos -en el mejor de los casos- de actualización? La respuesta de NADA.
La administración asegura que la supervisión y la comunicación son el sistema nervioso del proceso administrativo y ello se alcanza solo con la evaluación.
Idealmente en la planificación se diseñan, en base a diagnósticos, los cursos que los maestros requieren. La evaluación es el seguimiento de todas las acciones hasta el análisis y con ello se valora el alcance de resultados.
Una realidad es que nadie evalúa las acciones empezando por las de la Secretaría de Educación Pública (SEP) o la de sus oficinas homólogas en las entidades federativas.
Hasta el momento, cursos van y cursos vienen, incluso se cuenta con docentes en la educación básica con estudios de maestría y hasta con doctorados. Sin embargo a todos los tasan por igual y esto desde luego seguirá siendo error.
Los maestros de Tamaulipas esta vez salieron -más- mal en la evaluación nacional, porque antes estuvieron por encima de la media nacional y por desgracia para el gremio, nuevamente se ponen en entre dicho su capacidad y profesionalismo.
Sería extraordinario que las autoridades de la Secretaría de Educación en Tamaulipas analizaran las verdaderas causas de este descalabro profesional.
En la administración se asegura que la comunicación es el sistema nervioso de todo el sistema de la empresa. Desde este ángulo, ¿hay comunicación entre las autoridades educativas y los maestros de grupo?
Comentarios: mario.vargas@starmedia.com

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