Súper Pemex
Petróleos Mexicanos tiene costos de producción más baratos que Statoil y Petrobras, los dos modelos que se buscan replicar con la reforma energética.
Supera al doble en eficiencia a British Petroleum (BP), Chevron, Shell, Exxon Mobil y otras petroleras que entrarían al país gracias a la apertura.
Tiene mejores rendimientos de operación que las seis petroleras privadas más importantes del mundo.
A pesar de la declinación de sus campos, de la merma en sus exportaciones, de la corrupción y los altísimos impuestos que paga, es la quinta petrolera que produce más petróleo en el mundo, la primera en el continente americano.
La superan cuatro compañías con las que tiene algo en común: son estatales. Pertenece a los gobiernos de sus países.
La mexicana tiene algunas diferencias con sus pares.
Aquellas tienen más refinerías, invierten más en exploración, desarrollan sus propias tecnologías y buscan explotar campos en otros sitios del mundo usando su experiencia.
A pesar de ello, un informe que entregó a sus inversionistas en marzo de este año revela que Pemex está a un paso de abrir a las petroleras extranjeras no sólo sus proyectos difíciles o caros, también sus aguas someras, la joya del petróleo mexicano.
Tienen éxito las estatales
La principal petrolera del mundo es estatal.
Sus oficinas centrales se ubican en el corazón de Arabia Saudita y produce el 10 por ciento de todo el crudo que se comercializa en el planeta. Cuenta con 15 refinerías.
Le sigue otra compañía, también estatal, ubicada en Irán. El 80 por ciento de las plataformas petroleras, marinas, de exploración e instrumentos para sus yacimientos son producidos por ellos mismos.
La tercera compañía que produce más crudo en el mundo pertenece a la República Popular China. Extrae un promedio diario de 3 millones de barriles de petróleo y gas.
En los últimos años ha expandido sus horizontes de exploración y producción a 30 países fuera de su territorio. Opera 26 refinerías.
De cerca le siguen otros dos competidores, con una cifra muy similar en su producción de barriles por día.
El cuarto lugar mundial lo ocupa la Corporación Petrolera de Kuwait, también propiedad del gobierno de ese país. Cuenta con 10 subsidiarias y entre sus directrices estratégicas está aumentar la exploración para encontrar más petróleo y maximizar el desarrollo de proyectos no convencionales.
Pemex se ubica en el quinto sitio mundial, por encima de todas las compañías privadas que entrarían a México a “salvar” la industria nacional.
La paraestatal que se está enfrentando a una profunda reforma energética y no desconoce estos datos.
Al contrario, están contenidos en el informe a inversionistas que hizo público en marzo de este año.
Este informe es similar al que divulgó Andrés Manuel López Obrador, pero sus cifras son de marzo de este año.
Ineficiente, pero produce a bajo costo
Se ha dicho que la petrolera mexicana es poco eficiente, sin embargo sus costos compiten para la producción de crudo.
De cara a la reforma energética, Pemex se vende en los medios como una compañía quebrada, pero ante sus inversionistas presume que “opera con costos competitivos”.
De acuerdo con sus cifras, tiene parte de razón.
El documento muestra extractos de informes que ha presentado a la Securities and Exchange Commission de EU (SEC), el organismo que regula la información de la industria desde el gobierno de ese país.
Sus costos de producción son más baratos que la empresa Statoil. Esta compañía noruega, sin embargo, fue colocada como el ejemplo a seguir por los promotores de la actual reforma energética.
Curiosamente, está exactamente así en la iniciativa enviada por Enrique Peña Nieto al Senado.
Mientras un barril de petróleo y gas le cuesta a la petrolera mexicana 6.12 dólares, a Statoil, 7.19 dólares.
En peores condiciones están otras de las petroleras que lucen como apuntadas para entrar a México luego de la reforma.
La estadounidense Exxon Mobil, con oficinas centrales en Texas y que tiene las mayores ganancias en el sector energético en el mundo, supera los costos de producción de Pemex.
También lo hacen otra energética texana llamada Conoco Phillips, British Petroleum, la italiana Eni, la anglo-neerlandesa Shell, la brasileña Petrobras y la californiana Chevron.
La compañía de Brasil, que ha sido reiterada como el ejemplo de una mejor producción luego de una apertura al sector privado, tiene costos de producción de 12.89 dólares por barril. Es decir, el doble de los costos de Pemex.
Tampoco en el descubrimiento de nuevas reservas las extranjeras salen bien libradas. El informe que entregó Pemex a sus inversionistas establece que el “modelo” Statoil tuvo costos para explorar y poner a funcionar yacimientos petroleros de 28 dólares por barril, mientras los de Pemex fueron de 16 dólares.
Los precios de la paraestatal mexicana, aún sin una reforma energética, son apenas dos dólares más caros que los de Petrobras y Exxon Mobil.
Aguas someras, al mejor postor
Los especialistas a favor de la apertura consideran que una inyección de dinero extranjero o privado permitirá desarrollar más exploración y registrar más reservas como parte de la industria petrolera que se desarrolla en México.
Este mismo precepto es replicado por Peña Nieto en el proyecto de reforma que presentó este lunes.
Pero los que están en contra afirman que esto sería un engaño. Argumentan que si una empresa privada descubre una nueva reserva, aún con el modelo de “utilidad compartida”, significaría que pueden pedir un préstamo bancario usando ese recurso descubierto como garantía de pago y el contrato con el gobierno mexicano como prueba.
De esta forma podrían explotar los campos mexicanos y extraer el petróleo y el gas con dinero obtenido de préstamos sobre los mismos campos mexicanos, es decir, sobre las reservas que exploraron.
Lo que Pemex ha vendido a las petroleras es precisamente este potencial de crudo que aún queda por explorar y explotar en sus campos convencionales.
Lejos del argumento –repetido hasta el cansancio–yhtv de que los extranjeros vendrán a hacer lo que Pemex “no puede, no sabe o no le alcanza el dinero para hacer”, la presentación a los inversionistas habla de los yacimientos que la paraestatal conoce perfectamente.
Cuando Pemex habla a sus inversionistas sobre su “gran potencial petrolero” no se refiere a campos maduros, shale gas o proyectos de petróleo difícil.
El informe da detalles sobre producción, reservas y recursos prospectivos en los campos del sur de Veracruz, del litoral de Tabasco, de la cuenca Tampico-Misantla, de Sabinas y de Burgos.
Todos estos campos han sido explotados por Pemex con técnicas convencionales sobre las que tiene conocimiento y experiencia.
Para más detalle, la petrolera muestra a sus posibles inversionistas cuáles han sido los campos maduros en los que han invertido algunas compañías extranjeras y en cuánto se ha incrementado la producción después de esos contratos.
Cuando hablan del “gran potencial” de Pemex se refieren a los campos de Tsimin Xuxa, Ku Maloob-Zaap y Ayatsil Tekel, en la sonda de Campeche.
Conceden un pequeño margen a los contratos integrales, a Chicontepec y el mayor margen lo colocan en los proyectos de exploración, de los que aún no se concreta ninguno.
Si la reforma que propone el PRI pasa el trance legislativo, las compañías privadas podrían explotar aguas someras en campos aún no explotados por Pemex, que pertenecen hoy a esta categoría de proyectos en exploración.
Del tesoro en aguas profundas, bandera de la reforma energética de 2008, Pemex acepta que aún el éxito comercial es de 47 por ciento, o sea, menos de la mitad.
En su discurso de presentación de la reforma el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, dijo que “el éxito comercial es de tan solo de 2 a 5 pozos por cada 10 que se perforan”. Las reservas de aguas profundas las colocan como una posibilidad, aún por concretarse, de 13 mil millones de barriles de petróleo y gas.
Esto es inferior a las reservas que la petrolera anuncia para su yacimiento de Chicontepec, que registró pérdidas para Pemex de 18 mil millones de pesos sólo el sexenio pasado.
El tesoro del aceite de shale
En Veracruz las rocas de shale contendrían aceite, que se vende hasta a 100 dólares por barril. El gas a 4 dólares.
El documento oficial es revelador acerca de los recursos de aceite y gas en las rocas de shale o lutitas, en español.
Este tema ha sido ya abiertamente unos de los centrales de la reforma, primero en la iniciativa presentada el lunes, y luego en el evento especial convocado ayer en Los Pinos.
El documento que la paraestatal entregó a sus inversionistas anuncia que las estimaciones de Pemex son menores a las que dio Estados Unidos a través de la Agencia de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés).
Si bien en EU estimaban que México tenía 681 mil millones de pies cúbicos de gas como reserva posible, el cálculo de Pemex bajó a 459 mil millones.
Aunque los discursos de Peña Nieto y Coldwell repiten la importancia de “aprovechar estas enormes reservas”, para los inversionistas lo más importante es dónde están ubicadas.
La parte más jugosa del shale en México estaría ubicada en el norte y sur de Veracruz, desde Poza Rica hasta Minatitlán.
En esta zona, anunció Pemex, las rocas de shale contendrían aceite, que se vende en el mercado hasta 100 dólares por barril, mientras su equivalente en gas no supera los 4 dólares.
La zona de Nuevo León y Coahuila colindante a la región de La Laguna, donde se han ubicado hasta ahora los pozos exploratorios, tendría solamente gas seco, mucho más barato en el mercado.
Pemex anuncia que aún se encuentra en estudio qué tipo de hidrocarburos habría en la parte fronteriza con EU que pertenece al estado de Chihuahua.
De cara a sus posibles inversionistas Pemex no se anda con tapujos. Dice abiertamente que busca “capturar oportunidades económicas” para refinación, y les avisa que pretende “ampliar la red de gasoductos en el norte y centro del país”. Son dos directrices fundamentales que faltaría ver cómo se concretarían en las leyes secundarias.
Las reservas, negocio a futuro
Cuando hablan del “gran potencial” de Pemex se refieren a los campos de Tsimin Xuxa, Ku Maloob-Zaap y Ayatsil Tekel, en la sonda de Campeche.
De 2008 al año pasado aumentó en un millón de dólares anuales la inversión de Pemex en exploración.
Esto ha permitido que cada barril de petróleo que se ha extraído haya podido sustituirse con un barril pendiente de extraerse como reserva probada.
Este proceso se conoce como restitución de reservas. Sus resultados hasta 2011 eran de 101 por ciento, es decir, más de la totalidad.
Sin embargo la propuesta peñista pone como uno de los flamantes logros de su reforma la restitución “del 100 por ciento de las reservas probadas”.
Esto es, menos de lo que Pemex ha logrado restituir antes de la reforma.
Estas reservas petroleras se clasifican en tres categorías. Las probadas, conocidas como 1P, son aquellas que ya se descubrieron con estudios geológicos, se localizaron y el pozo para extraerlas ya está abierto.
Esta clasificación es la que Pemex presume que ha ido en ascenso gracias a este aumento en la inversiónde recursos para explorar nuevos yacimientos.
En ese mismo periodo han descendido las reservas de las categorías 2P y 3P, las cuales son aún probables y posibles, con menos del 50 por ciento de riesgo de que lleguen a convertirse en barriles listos para ser vendidos en el mercado internacional.
La disyuntiva entre quiénes se interesan en la reforma es cuál es la mejor forma para que estas reservas 2P y 3P se conviertan en barriles extraídos y listos para su venta.
Es empresa clave
Pemex se ostentó ante sus inversionistas como una “empresa clave en la industria petrolera”, que tiene una “producción estable” de 2.5 millones de barriles de petróleo y gas por día, en promedio.
No todos sus números son buenos. Pemex ha caído al lugar número 13 del mundo en número de reservas y al lugar 15 en ingresos.
Las causas, según este mismo informe, es que se necesita más dinero para explorar estos nuevos campos, que permitan descubrir y registrar como certificadas más reservas de petróleo y gas.
También es necesario que disminuyan sus impuestos, para quedarse con una mayor cantidad del dinero que obtiene por la venta de su crudo, principalmente a Estados Unidos.
Este dinero “extra”, permitiría invertir más en la exploración de nuevos campos, aumentar las reservas certificadas y poder explotar más yacimientos, que aumentarían la producción total del país, según esta versión.
El futuro está en el shale