Expertos sugieren un impuesto de 20% al refresco para disminuir la demanda y combatir la obesidad en México
Ciudad de México, 12 de agosto (SinEmbargo).- El país está en la mira del mundo, y la culpa es de la obesidad. “México tiene un papel importante liderando como ejemplo esta lucha contra el sobrepeso y la obesidad, lo cual sin duda representará un importante reto que requerirá de voluntad política y de la acción coordinada de los tres poderes del Estado”, dijo la representante en México de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Maureen Birmingham, durante el foro “El Impuesto a refrescos desde la óptica de la evidencia científica: ¿una política fiscal saludable?”, celebrado en la capital del país el 9 de agosto. Actualmente, México ocupa como país el primer lugar en obesidad y en consumo de refrescos, con 163 litros per cápita en promedio.
La cruzada contra esta pandemia pasa por frenar el consumo de refrescos, y una medida para hacerlo es legislar a favor de poner un 20% de impuesto a dichas bebidas, coincidieron Birmingham; así como la investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Arantxa Colchero; el director de El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo; y la Senadora Marcela Torres Peimbert, participantes en el foro.
Entre quienes apoyan gravar el consumo de refrescos para disminuir la obesidad y diabetes causadas por los refrescos está la propia Birmingham, quien dijo que para que la medida tenga impacto contra la obesidad y enfermedades cardiovasculares el impuesto debe ser de 20% o más. Este impuesto ayudaría a recaudar de 20 mil a 24 mil millones de pesos y ayudaría a reducir un 26% el consumo de refrescos, dijo Colchero. Lo recaudado equivaldría a 30% del monto de los costos de combate a la obesidad para el país. Asimismo, entre los beneficios de la medida se podrían evitar 53 mil 043 casos nuevos de diabetes, con lo que se podrían ahorrar entre 4 mil 281 a 21 mil 192 millones de pesos en 10 años.
MEXICANOS REFRESQUEROS
México ocupa el primer lugar en consumo de refrescos en el mundo. En promedio, cada mexicano consume 163 litros de refresco al año. Los refrescos, que no causan saciedad, están relacionados con el aumento de peso en los adultos y es un factor de riesgo para la obesidad y diabetes. El caso mexicano destaca porque también es el primer lugar en obesidad entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero el problema es global.
“El incremento del sobrepeso durante los últimos 30 años es alarmante. Una dieta no saludable y la falta de actividad física adecuada, son dos de los cuatro factores de riesgo más importantes que contribuyen a la cuantiosa carga de enfermedades no transmisibles en el mundo, estimada en cerca de 36 millones de muertes o 63% de todas las muertes anuales en el mundo”, explicó Birmingham. La exposición a los principales factores de riesgo comienza en la niñez, y son precisamente los niños y adultos a quienes les cuesta más trabajo revertir la situación de sobrepeso durante toda su vida, ya que tienen menos capacidad de ajustar sus hábitos pensando en las consecuencias de más largo plazo, cuando hay una posibilidad de satisfacer un gusto o placer de corto plazo, dijo la experta internacional.
“La industria es consciente de ésta tendencia, por lo cual utiliza la publicidad y el mercadeo de manera indiscriminada hacia los niños y adolescentes, cuando no hay una regulación eficaz para protegerlos”, lamentó. Pero la diabetes y la obesidad tienen colapsado al sistema de sanidad de México. De acuerdo con Calvillo , las muertes atribuidas a la obesidad han aumentado, mientras en el año eran 46 mil 252, en 2012 sumaban 89 mil 914. Los costos para combatir los efectos de la obesidad y diabetes también han aumentado, y mientras hace 13 años eran de 35 millones de pesos en 2012 alcanzaron los 80 millones, más del doble. Es ahí donde entran los refrescos, bebidas con azúcares añadidos como la fructosa, y que se asocian con un mayor riesgo de aumentar de peso y por ello desarrollar sobrepeso y obesidad, así como otras enfermedades cardiovasculares como diabetes, síndrome metabólico e hipertensión, según datos presentados por la investigadora del INSP.
“Los costos aumentando cada día terminarán por quebrar los presupuestos de los sistemas nacionales de salud si no empezamos a revertir ésta epidemia ahora”, alertó Birmingham. La obesidad ya es un problema de salud en México. Foto: EFE.
LOS POBRES SE BENEFICIARÍAN MÁS
Según el instituto, un impuesto ayudaría a reducir el consumo de refrescos. Pero además al aumentar de precio los refrescos la reducción de consumo sería mayor en las familias más pobres y aquellas que viven en áreas con muy alta, alta y marginación media. Así, México podría pasar de consumir 163 litros al año a consumir 130 litros. La propuesta es una medida que ya ha sido aplicada en 19 países, como Finlandia, Australia y Francia y en 23 estados de los Estados Unidos.
“Estos impuestos son regresivos y pueden tener un costo político. Pero se puede disminuir este efecto si los fondos recaudados son dirigidos hacia familias pobres para mejorar su bienestar y salud. Además es importante a reconocer que los impactos en salud son progresivos porque los grupos de bajo ingresos consumen más comida no saludable y tienen más alto niveles de enfermedades relacionado con dietas no saludables que pueda aumentar sus gastos en salud o bajar sus ingresos debido a su ausencia del trabajo por su mala salud. Entonces el impacto positivo de salud serían más por grupos de bajos ingresos. Además estos grupos son más sensibles a cambios en precios, entonces los impuestos tendrán mayor impacto a sus hábitos”, dijo Birmingham. Torres Peimbert, quien presentó hace meses una iniciativa para gravar con 20 por ciento los refrescos azucarados, dijo que los recursos que se recaudarían con esta medida podrían usarse en garantizar el acceso al agua potable, introducir bebederos de agua potable en escuelas y espacios públicos, programas y políticas para fomentar hábitos de consumo y estilo de vida saludables.
La legisladora espera que con la discusión de la iniciativa de reforma fiscal se discuta la iniciativa del impuesto a los refrescos. El camino es largo, enfrente está la poderosa industria refresquera, que cabildea entre legisladores para impedir cambios, que somete a los niños y adolescentes a agresivas campañas en medios de comunicación y lo hace con campañas engañosas, coincidieron los exponentes. Por eso fue que los expertos sugirieron que la aplicación del impuesto sea acompañado de otras medidas como la regulación de la publicidad, un mejor etiquetado y restricciones de alimentos y bebidas no saludables en escuelas.
“El reto es implementar políticas públicas para detener la tendencia de la obesidad en México, de lo contrario los padecimientos asociados a la obesidad para los siguientes 20 años representarán una carga incalculable sobre el Sistema Nacional de Salud. Es por ello que hoy existe la oportunidad de salvar la vida de millones de mexicanos mediante la generación de políticas públicas que detengan y reviertan el problema de la obesidad en México”, concluyó Torres Peimbert.