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Decálogo habemus

Carlos López Arriaga

Cd. Victoria, Tam.- En vísperas del primer informe presidencial la agenda del país se satura de preocupaciones. El zócalo sigue tomado, la disidencia magisterial diversifica sus ataques y despliega planes con plazos amplios, mientras el gabinete de seguridad redefine objetivos y pospone metas.

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El “timing” inmediato del Ejecutivo parece la respuesta más obvia a quienes se preguntan por qué no se emplean medidas drásticas ante un magisterio que luego de asolar aeropuerto y legislatura, extendió su protesta a dos empresas televisoras y amaga con dirigir sus pasos a Los Pinos.

Igual parece lógico que la sede del mensaje político programado tras el protocolo del informe sea el Campo Marte y quede bajo resguardo estricto del Estado Mayor Presidencial.

Los maestros tienen, pues, asegurada su presencia en los espacios públicos por lo menos hasta el día primero. Veremos que ocurre a partir del día dos.

En dicho contexto se efectuó este martes la XXXIV Sesión del Consejo Nacional de Seguridad, con asistencia de gobernadores y el Ejecutivo federal en pleno.

Respondiendo acaso a las críticas de las últimas semanas que señalaban indefiniciones en la estrategia anticrimen,
PEÑA NIETO presentó al país un programa de 10 puntos.

Mucho de este decálogo puede sonar conocido para quienes hayan tomado nota de los posicionamientos hechos por el mexiquense en sus días de campaña.

Incluye asuntos como (1) prevención del delito y reconstrucción del tejido social, (2) justicia penal eficaz, (3) profesionalización de los cuerpos policíacos, (4) transformación del sistema penitenciario y (5) articulación de la participación ciudadana.

Hasta aquí, nada que no hayan prometido antes los señores SALINAS, ZEDILLO, FOX y CALDERÓN, con los miserables resultados que ya conocemos.

Añade luego temas como (6) cooperación internacional y (7) un rubro intitulado “información que sirva al ciudadano”.
Acaso estos dos incisos posean mayor actualidad, más miga para el análisis, si recordamos que en el frente externo (particularmente, en la frontera sur) la migración centroamericana es ya un asunto de seguridad nacional por su vinculación con el narcotráfico y su abundante aportación de cuadros a la delincuencia organizada.
Apenas el lunes pasado, el Secretario de Gobernación MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG signó en la capital mexicana un Memorándum de Entendimiento con su homólogo guatemalteco MAURICIO LÓPEZ BONILLA en materia de seguridad binacional.
Ello, tras presidir la reunión del llamado Grupo de Alto Nivel de Seguridad México-Guatemala.

En cuanto al séptimo inciso, el documento presentado ayer por PEÑA NIETO habla de transparentar la estadística de seguridad y justicia para una mejor difusión pública.
Lo cuál no sabemos que tanta credibilidad pueda tener hoy que el margen de “información reservada” parece incrementarse en el ramo de la justicia federal.

El octavo, la coordinación entre autoridades de diferente nivel ha sido un ideal recurrente en la lista de buenos deseos gubernamentales al menos en el último cuarto de siglo.

Más prometedor resulta el noveno mandamiento de PEÑA NIETO ya que la regionalización de la seguridad en cinco zonas promete al menos el deslinde de responsabilidades y la suma de esfuerzos entre entidades vecinas bajo la mira de la autoridad federal.

En cuanto al décimo (fortalecimiento de la inteligencia) se trata, nuevamente, de un tema tan trillado por las administraciones panistas que el gobierno actual tendrá que dar pasos muy firmes para demostrar que sus intenciones son reales.

Y aún así, en los círculos de inteligencia existe el dicho de que el mejor informe carece de valor si no se convierte en decisiones ejecutivas que obren en consecuencia.

El ejemplo más socorrido es el presidente GEORGE BUSH a quien la CIA advirtió una y otra vez que un golpe terrorista se cernía sobre territorio norteamericano y al final nada impidió los ataques contra el Pentágono y las Torres Gemelas.

martes, agosto 27, 2013

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