La invasión chilanga…
CENA DE NEGROS
Marco A. Vázquez
El escenario antes de la elección del domingo 7 se tornaba desastroso para el PRI Tamaulipas, Lucino Cervantes Durán y equipo lo habían dejado para el arrastre ya que en la elección federal del 2012 apenas alcanzaron a triunfar en la zona centro del Estado, y por muy poco margen, mientras que toda la frontera, desde Nuevo Laredo a Matamoros y hacia el sur hasta San Fernando, más los distritos del sur de Tampico y Madero, el PAN los había ganado con bastante margen a favor.
En esas condiciones, allá por diciembre del año pasado, pocos apostaban a que el tricolor se alzaría con un triunfo, fueron muchos los que consideraban perdidos todos los municipios de la frontera, todo el sólido sur, e incluso lo agoreros del desastre apuntaban con focos rojos a Victoria, los amores de Arturo Soto y Gustavo Cárdenas les habían conquistado.
Hoy, a toro pasado, con un PRI que pudo ganar con solvencia en Reynosa, que obtuvo un triunfo contundente en Tampico, Altamira, Victoria, Mante, San Fernando, Río Bravo, más otros 28 municipios ya que en total obtuvo más de 605 mil votos en sus elecciones para alcaldes algunos lo quieren hacer ver como el gran perdedor cuando no es así.
Es verdad, en realidad no es así, el tricolor ganó la elección anterior, obtuvo más votos que todos los partidos juntos, y si bien perdió Matamoros y Nuevo Laredo hay que decir que fueron las traiciones tricolores las que pudieron hacer posible esa situación, es decir, no perdieron por mala organización.
Todo lo anterior viene a colación por que hoy llega a Tamaulipas César Camacho Quiroz, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, el motivo oficial es que viene a felicitar a las estructuras, aunque muchos de los amigos de sus amigos se han dado a la tarea de difundir que se trata de un primer paso para la invasión chilanga, para que aterricen las huestes de los tamaulipecos que sueñan con gobernar nuestra Entidad aunque se pierdan si los dejan solos en cualquier colonia de la ciudad donde juran haber nacido.
Nombres, son muchos, empiece por el presidente de la Fundación Colosio, Adrian Gallardo Landeros; luego con Marco Antonio Bernal, que es diputado federal, siga con Alejandro Guevara Cobos, coordinador de Giras de la presidencia de la República, continúe con Baltazar Hinojosa, Director de Aserca, y en un descuido puede hasta nombrar a Felipe Solís Acero y Carlos Flores Rico, el primero que asegura es de Reynosa aunque no tenga un solo amigo conocido por estas tierras y el segundo que afirma nació en la capital del Estado aunque nos tache de “plueblerinos” que no sabemos hacer otra cosa que “política de rancho”.
Son ellos, los chinlangos tamaulipecos, los que desde ya quieren hacer creer que Tamaulipas va a caer en manos de la oposición si no llegan sus manitas santas a controlar todo, ya traen a sus personeros, los quieren incrustar en las nóminas o por lo menos, en los sitios donde se hace grilla.
En condiciones normales habrá que decir que ninguno de los mencionados ganaría una elección en Tamaulipas, por muchas razones, la primera es que nadie los conoce, la segunda que no se han preocupado por traer presupuesto para esta región, la tercera que no le han dado empleo a la gente de por acá o ya por lo menos a sus allegados, y la más contundente, por lo obvio, es que se trata de personas que nunca han estado en Tamaulipas trabajando.
Cierto, hay que decir que el PRI apenas se va recuperando, que el trabajo en la presidencia del Comité Directivo Estatal de Ramiro Garza fue mucho y aun así apenas suficiente para obtener unos 605 mil votos cuando se requerían más.
También hay que decir que van a necesitar mucho de lo que mostraron en esta elección para ganar la gubernatura en tres años porque el PAN para esos menesteres ya empezó su trabajo con tres cabezas visibles… pero de ahí a que sea un desastre el tricolor y requiera de apoyos del centro hay mucha distancia, eso es una falsedad, si acaso requiere de más recursos, de más apoyo de ese tipo.
Qué sigue, pues seguramente aprender de la elección que recién concluyó, desde luego, aprovechar a todos aquellos que quieren ser gobernadores para por lo menos cortarles una flor de sus jardines y que nos atraigan presupuestos como nunca han podido hacerlo.
Ahora, es tiempo que los tricolores se den a la tarea de cerrar filas, que los grupos locales fortalezcan los liderazgos de aquí mismo antes de que les arrebaten el mandado.
Mismamente son tiempos de que los presuntos amigos de los chilangos tamaulipecos le bajen a su tono, que entiendan que el desearle el mal a Tamaulipas y al grupo en el poder es canibalismo, pero además, es tanto como hacerse el harakiri, equivale a suicidarse porque a la hora que el centro vuelva a gobernar a Tamaulipas nuestro presupuesto volará con destino al DF y eso no le conviene a nadie… ni siquiera a ellos.
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