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Dinero, fuego amigo, medios y soberbia de AMLO provocaron su derrota: Costa Bonino

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A un año de las elecciones presidenciales de 2012, Luis Costa Bonino, exasesor en la campaña de Andrés Manuel López Obrador, reapareció en su blog, donde cuenta la razones que en su opinión provocaron la derrota del tabasqueño, entre ellos su soberbia, el “fuego amigo”, la falta de dinero y los medios.

Según el estratega, quien en su cuenta de Twitter presume haber asesorado a “Pepe Mujica (presidente de Uruguay), Ollanta Humala (presidente de Perú) y López Obrador”, este último tenía todo para ganar la elección presidencial, pero siempre se vio como “un mártir perdedor” y no como un “héroe ganador”.

En un amplio texto dividido en cinco capítulos, el doctor en Ciencia Política de Sciences-Po París acusa a López Obrador y a miembros cercanos a éste de ser los “artífices” de su propia derrota.

También destaca el trabajo que con muy pocos recursos y con una campaña política bien estructurada, él y el cineasta Luis Mandoki hicieron para rebasar primero a la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, y después para igualar y casi desplazar al priista Enrique Peña Nieto, antes de que López Obrador decidiera “hacerlo a un lado” luego del escándalo del “charolazo”.

Según Costa Bonino, el tabasqueño estaba muy contento con su trabajo, con la estrategia de dirigirse a los indecisos, a los jóvenes, con la manera como capitalizó a su favor el surgimiento del movimiento #YoSoy132, con una estrategia clara y con poco dinero.

El analista señala que con el avance de la campaña el cerco económico se hizo más estrecho, al tiempo que la hostilidad hacia Luis Mandoki y él “se hizo más evidente en círculos presuntamente cercanos a AMLO”.

Relata que en una oportunidad le dijo a López Obrador que iba a abandonar la campaña porque no había la posibilidad de producir los spots de televisión necesarios para ganar, por falta dinero.

“Él (López Obrador), preocupado, me dijo que no hiciera eso, que estaba muy contento con la marcha de la campaña y con mi trabajo. Me aseguró que se encargaría de resolver ese problema, e indicó a su asistente administrativo y financiero, frente a nosotros, que nos diera los recursos que necesitábamos”, afirma.

Después de unos días, abunda, le dieron una parte “ínfima” del monto que el entonces candidato presidencial les había adjudicado.

“Cada día nuestra planificación estratégica colisionaba con un entorno que parecía decidido a hacer perder y no a hacer ganar a su candidato”, reprocha Costa Bonino.

Junto con la penuria financiera, sigue el asesor político, “comenzaron a generarse emboscadas cotidianas”. La primera fue cuando uno de los miembros del “gabinete designado” y otra figura política cercana al tabasqueño, a quienes no menciona por su nombre, los reunió a él y a Mandoki con un presunto “especialista” en fundraising, que resultó ser “un mafioso de baja categoría” que buscaba comprometerlos en “cuestiones ilegales, tráfico de influencias y acciones sucias”.

“En toda la noche ni Mandoki ni yo abrimos la boca. Cuando pudimos desembarazarnos de esa persona, les reprochamos a los ‘amigos’ de AMLO la increíble falta de criterios políticos y de seguridad que habían tenido, exponiéndonos a nosotros y a la campaña en manejos de ese género”, dice Costa Bonino.

La segunda trampa que les tendieron “los mismos amigos de AMLO”, según el estratega político, fue la de un misterioso y millonario oaxaqueño que les daría 10 millones de dólares, que era más que lo que necesitaban para toda la campaña.

El dinero, dice, debían ir a buscarlo, en uno o en varios viajes, a una casa en un pueblito del estado de Hidalgo.

“Esa inquietante oferta venía con recomendaciones favorables desde gente perteneciente al entorno del Gobierno del Distrito Federal. Mi opinión fue que si ellos querían traerlo, que así lo hicieran, pero que nosotros no estábamos dispuestos a caer en una trampa”, afirma el politólogo, quien asegura que después de varias semanas la operación nunca se concretó.

Un intento por desplazarlos a él y a Mandoki como asesores provino, según Costa Bonino, del propio Marcelo Ebrard, quien convenció a López Obrador de recibir a un consultor ecuatoriano que trabajaba con el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri.

La campaña por aire y tierra se fortalecía, según el consultor. A mediados de mayo López Obrador ya había desplazado a Vázquez Mota al tercer lugar y se encaminaba a ganarle a Peña Nieto.

“Era una tristísima paradoja que, con una campaña brillante, AMLO subiera de manera incontenible en las encuestas, pero que ese crecimiento no le hubiera permitido recaudar, ni le hubiera dado ninguna holgura económica a la campaña. Todas nuestras ideas de campaña naufragaban en el eterno ‘no hay dinero’”, se queja.

La campaña de Peña Nieto, abunda, era sólo publicitaria, “apoyada por un poder económico apabullante, pero finalmente no era más que una campaña publicitaria. Nuestra campaña electoral era una campaña política”, presume.

Una mañana en que el asesor planteó al tabasqueño la necesidad de contratar dos mil espectaculares en vía pública en todo el país –a lo que el candidato se negó rotundamente– y conseguir más recursos para la campaña, según Costa Bonino, “uno de los asistentes” del tabasqueño le informó de la reunión a la que había convocado Luis Creel con un grupo de empresarios en su casa de Las Lomas.

“‘Yo no quiero verlos’, dijo López Obrador, y nos miró a Luis Mandoki y a mí: ‘Vayan ustedes’”, relata el consultor.

De la cena de aquel 24 de mayo –que se conoció como el “charolazo” Costa Bonino–, que durante toda su narración afirma que siempre sospechó de los “amigos” de López Obrador, señala que no advirtió la trampa.

Cuenta:

“Apenas iniciado el intercambio, quedó en evidencia que ese grupo de empresarios no estaba ahí precisamente con la decisión de aportar a la campaña, como nos habían asegurado Adolfo Hellmund y Rogelio Jiménez Pons, los allegados a AMLO que habían concebido y organizado la reunión.

“Muchos de ellos estaban abiertamente en contra de López Obrador, algo que podía ser evidente para cualquier mexicano informado, pero no para mí, siendo extranjero, y seguramente tampoco para Luis Mandoki, que había pasado mucho más tiempo de su vida reciente en Hollywood que en México. La pregunta era por qué un ‘ministro designado’ y un amigo del candidato que aparentemente era muy cercano a él desde hacía más de 30 años, nos habían ocultado esa información vital y habían expuesto la campaña a una posible emboscada.

“Después del ‘mafioso de fundraising’ y del ‘millonario oaxaqueño’, parecía que estos ‘amigos’ tan cercanos a AMLO habían logrado, por fin, exponer en un punto muy sensible a la campaña, en el momento decisivo donde entrábamos a un terreno ganador”.

Luego de publicarse en El Universal el encuentro con los empresarios en el que presuntamente Costa Bonino y Mandoki pedían seis millones de dólares para financiar el resto de la campaña, el candidato de la izquierda, dice, decidió hacerlo a un lado.

El 29 de mayo Mandoki recibió una llamada de César Yañez, encargado de prensa del tabasqueño, quien le preguntó si tenían algo qué decir del encuentro, y le advirtió que el “golpe” podría ser contra él por ser un cineasta reconocido.

“Le comenté a Luis Mandoki que, contrariamente a lo que se había afirmado, pensaba que la operación de prensa se haría contra mí, por mi condición de extranjero y porque seis años atrás había sido objeto de operaciones de prensa, persecución de parte del PRI y amenazas de muerte del narco en la campaña de gobernador del estado de Tabasco.

“En la mañana siguiente, el 30 de mayo, se confirmarían mis temores. El Periódico El Universal publicó, en un gran despliegue informativo, un fragmento de mi presentación, donde decía que necesitábamos seis millones de dólares para ganar la elección”.

En su narración, Costa Bonino insiste que la grabación “clandestina” fue editada y que entre las partes faltantes estaban las advertencias iniciales: “que el candidato López Obrador no admitiría jamás, en ningún caso, ningún compromiso de ningún género o contraprestación política o de influencias a quienes aportaran eventualmente recursos a la campaña”.

Según el analista, unos días después de la noticia del “charolazo”, el periódico Reforma dio a conocer su encuesta en la que ubicaba a López Obrador a cuatro puntos de distancia de Peña Nieto.

“La noticia del ‘charolazo’ me parecía ya algo banal. En algún sentido, la encuesta explicaba la operación de prensa (de El Universal). Un manotón de ahogado de quien se sabe ya perdido”, apunta el politólogo.

Ese mismo día, el propio Mandoki fue quien le informó que López Obrador lo había desplazado de la campaña.

Según Costa Bonino, el PRI era la única organización que percibía claramente su papel en la campaña que había logrado igualar a Peña Nieto, habiendo partido de una distancia de 40 puntos porcentuales.

“El objetivo del PRI no era golpear a López Obrador con el asunto del ‘charolazo’, su objetivo era forzar mi salida de la campaña y dejar a su adversario sin estrategia”, subraya el uruguayo.

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