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Temen habitantes de Ixhuatán Oaxaca volver a su tierra por otro huracán como ‘Barbara’

 

 

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isla Cachimbo, San Francisco Ixhuatán, Oax. Casi nadie quiere regresar a vivir aquí por el temor del paso de un nuevo huracán, como Bárbara, que arrasó a esta pequeña isla el 29 de mayo pasado. Con todo, algunos habitantes han comenzado a llegar poco a poco de los albergues en la cabecera municipal, para ver qué paso con sus casas y sus lanchas.

«Aquí, como se dice, está nuestro ombligo, aquí nacimos muchos, pero ya casi nadie se quiere quedar porque nunca había pasado algo así, fue tremendo», afirmó el indígena ikoots Lázaro Flores Flores, de 74 años de edad, uno de los más viejos pescadores de esta comunidad de casi 300 habitantes.

La destrucción en la isla se percibe desde metros antes de que se llega en lancha, procedente de La Gloria, una pesquería perteneciente al municipio de Arriaga, Chiapas, a unas 25 millas náuticas, equivalente a unos 46 kilómetros.

Techos de lámina destruidos, casas de tierra a punto del desplomarse, decenas de árboles tirados; camas, colchones, mesas y sillas por donde sea; lanchas hundidas, artes de pesca echadas a perder y demás, muestran los daños dejados por el fenómeno meteorológico.

«Desde que llegué a esta isla, hace 60 años, de San Dionisio del Mar (un municipio cercano), nunca había visto algo así; fue algo terrible, pensé que se acabaría el mundo. Cuando entró (el huracán) platicaba con mi nieta y su esposo de que nunca se había visto algo parecido. Nos tuvimos que ir a meter a la escuela para salvar la vida», señaló Lázaro Flores.

Los fuertes vientos y las lluvias intensas, así como la inundación que provocaron las grandes olas del casi siempre apacible mar, han causado un efecto sicológico severo entre casi todos los habitantes.

«Yo como los demás (habitantes) ya no nos queremos quedar, fue algo terrible. El agua subió hasta arriba de la cintura, casi en el pecho; nos espantamos mucho. Pensé que hasta ahí, que se acababa todo», insistió.

A pesar de esto, el pescador está de acuerdo con la mayoría de los habitantes de Cachimbo en dejar la isla y aceptar la reubicación en tierra firme, como ha propuesto el gobierno estatal, por estar en riesgo sus vidas.

«Claro que sí, lo aceptamos porque aquí ya no se puede vivir; tiró todo. Nuestras cosas se perdieron. Pero queremos que nos manden a un lugar donde podamos trabajar en esto; vivimos de la pesca», asentó.

 

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