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La ciudad de dios.
Tamaulipas México – El tema de esta columna no es para analizar la obra “La Ciudad de Dios” de San Agustín, relativa a la confrontación de la Ciudad Celestial con la Ciudad Pagana, a raíz de la destrucción de Roma por los visigodos, sino a la recién declarada “Ciudad de Monterrey de Jesucristo”.
Al respecto conviene tener presente que los políticos mexicanos no han aprendido los méritos y los beneficios de separar la Iglesia del Estado, la Iglesia libre del Estado libre, principios que desde el siglo XIX hasta lo que va del siglo XXI están vigentes, como ha quedado evidenciado con el caso de la alcaldesa de Monterrey Margarita Alicia Arellanes Cervantes que entrego a Jesucristo la capital del Estado de Nuevo León.
Al efecto la munícipe regiomontana expresó: «Yo, Margarita Alicia Arellanes Cervantes entrego la ciudad de Monterrey, Nuevo León, a nuestro Señor Jesucristo para que su Reino de Paz y Bendición sea establecido; abro las puertas de este municipio a Dios como la máxima autoridad, reconozco que sin su presencia y sin su ayuda no podemos tener éxito real,»
Lo anterior no tendría nada de particular si no fuera porque la edil Arellanes Cervantes con su intervención violentó la Constitución y la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, al participar en un acto religioso organizado la tarde del sábado ocho de junio pasado, por los grupos evangélicos la Alianza de Pastores, frente al Palacio Municipal.
Cabe señalar que los actuales aires conservadores del régimen político han avivado la tentación de la neo-cristiandad, es decir, regresar a una sociedad socialcristiana de pensamiento único, que está latente en los ardientes corazones de las cúpulas religiosas que añoran el regreso de las sociedades teocráticas.
De tal suerte que en los gobiernos al frente de Estado mexicano constitucionalmente laico, se percibe cierto soplo confesional en lo político, como muestra el consentir las intromisiones de la jerarquía católica y de iglesias protestantes en Legislaturas de los estados que han emitido leyes contra el aborto y opuesto a legislar en materia de sociedades de convivencia y de los matrimonios de personas del mismo sexo.
La existencia del Estado laico por lo demás, es una exigencia de las sociedades modernas y democráticas. Significa más que la separación del Estado y las Iglesias. Implica el reconocimiento de que todos los seres humanos tienen derecho al respeto de su libertad de conciencia y consecuentemente de su práctica individual y colectiva.
Sin embargo el exhibicionismo religioso de políticos en México, da al traste con el laicismo cuya muestra más reciente es el de Margarita Arellanes, alcaldesa de Monterrey y el de Javier Duarte Jáquez Gobernador de Chihuahua en el que se consagró él y al Estado de Chihuahua al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado de María.
De modo, que la creciente diversidad religiosa y moral de la sociedad, el Estado tiene ante sí desafíos cotidianos para favorecer la convivencia armoniosa, además de la necesidad de respetar la pluralidad de las convicciones religiosas, ateas, agnósticas, filosóficas, así como la obligación de favorecer, por diversos medios, la deliberación democrática y pacífica.
El texto del artículo 40 constitucional reafirma el carácter laico, entre los atributos fundamentales de la República, estableciendo la laicidad como uno de los ahora cinco principios rectores de toda la organización del orden constituido (republicanismo, democracia, representatividad, federalismo y, ahora, laicidad).
Por lo tanto, el principio de laicidad abre una nueva vía, descarta toda religión de Estado al igual que el ateísmo de Estado. Recíprocamente, no admite ni antireligión oficial ni antiateísmo oficial; cada uno debe seguir su conciencia.
De ahí, que Alentados por el clima de impunidad prevaleciente, dichos funcionarios pudieron violar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en lo que prevé que un funcionario no puede traer a colación sus creencias religiosas en ningún evento que tenga que ver con su función y eso fue lo que Arellanes Cervantes y Duarte jaques hicieron.
Empero cabe preguntar «¿Por qué nada se hace contra la impunidad de funcionarios que violan la constitución y sus leyes reglamentarias? ¿Por qué el silencio de la Secretaría de Gobernación?, ¿Debería haber una recriminación, un reclamo, un llamado a rendir cuentas de porqué se está violentado de esta manera al Estado mexicano?
Por consiguiente si existiera un verdadero respeto por el Estado laico y a las leyes de la materia, las autoridades tendrían la imperiosa necesidad y el deber de de dictara las medidas legales procedentes en contra de los infractores.
Ahora bien si las autoridades no actúan se confirmaría aquella afirmación popular de que en México no hay leyes que se respeten, ni se cumplan y de ahí cierto chiste que dice que en nuestro país no se cumple ni tan siquiera con la ley de gravedad.
Cabe precisar que no todos en México profesan una religión. La Alcaldesa, y gobernadores como Duarte Jáquez al manifestar abiertamente sus distintas confesiones religiosas, están coqueteando con las religiones y violando el Estado laico, entonces con su imprudencia podrían desatar una guerra religiosa, que en nada abonaría a la reconstrucción de la paz.
En definitiva la Secretaría de Gobernación deberá sancionar a la Alcaldesa Margarita Arellanes y al Gobernador Javier Duarte, por haber violado la laicidad del Estado y la ley de asociaciones religiosas, la primera al entregarle la ciudad que gobierna a Jesucristo y el segundo consagrarse él y su Estado al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado de María.
Twitter: @luiscarrs
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