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Relevo en la SEP: la lealtad, principal credencial de Ramírez Amaya

A Leticia Ramírez Amaya le cayó de sorpresa el nombramiento como titular de la SEP. Vista con recelo por un sector del magisterio, la funcionaria heredará de Delfina Gómez una agenda llena de problemas.

Por Dalila Escobar

Directora de Atención Ciudadana del gobierno de la Cuarta Transformación, a Leticia Ramírez Amaya le cayó de sorpresa el nombramiento como secretaria de Educación Pública. Vista con recelo por un sector del magisterio nacional, la funcionaria –cuya trayectoria ha estado ligada a López Obrador desde 1994– heredará de Delfina Gómez una agenda llena de problemas, entre los que destacan el alarmante rezago educativo y la deserción escolar que padece México, además de las exigencias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Leticia Ramírez Amaya, profesora de educación básica, llega a la SEP al menos con cinco problemas como herencia: el rezago educativo, la deserción escolar, la aplicación total de los nuevos planes y programas de estudios y en materia laboral, las exigencias de la CNTE, que incluyen eliminar todo tipo de evaluaciones docentes y concluir los procesos de los presos políticos.

Su principal reto es tomar un proyecto en el que no participó, como la definición de los lineamientos para los planes y programas de estudio que se aplicarán para el resto del sexenio, porque –asegura la profesora a Proceso–nunca estuvo presente en una mesa en la que se congregaron expertos y autoridades de todos los niveles en materia educativa.

La noticia de que sería la próxima secretaria de Educación Pública le llegó de golpe y fue sólo tres días después de su nombramiento en Palacio Nacional, en voz del presidente Andrés Manuel López Obrador, que comenzó a salir de la sede presidencial en medio de las conferencias para ir al edificio de la SEP. Previo a eso, todos los días permaneció de pie durante la conferencia, hasta durante más de tres horas.

Su lealtad a López Obrador caracterizó a Ramírez desde que lo conoció en 1994 y se consolidó en esa postura incondicional en el PRD, cuando Rosario Robles, como parte del gabinete de Cuauhtémoc Cárdenas, se perfiló como jefa de gobierno interina de 1999 a 2000 y la maestra de educación básica no se sumó a este gobierno y se inclinó por apoyar la candidatura del hoy presidente. Enseguida se encargó de atender todas las peticiones de la ciudadanía.

Ya en la Presidencia de la República, Ramírez no dejó de recibir estas solicitudes y ahora se enfoca en el proceso de entrega-recepción, a menos de dos semanas del regreso a clases para el ciclo escolar 2022-2023, que se iniciará el lunes 29.

Los primeros dos problemas que enfrentará Ramírez, la deserción y el rezago educativo, fueron todavía reconocidos por la propia Delfina Gómez en uno de sus últimos eventos públicos antes de ser designada abanderada de Morena para las elecciones en el Estado de México, en 2023: “Tenemos, como Secretaría de Educación y como educación en general, dos retos: el primero, tener las estrategias necesarias para poder lograr los aprendizajes y los contenidos que debido a la pandemia lamentablemente se fueron perdiendo en los niños; el segundo, ver que no se queden sin ir a las escuelas”, afirmó en un acto el 26 de julio en San Luis Potosí.

En enero de este año, durante la reunión Plenaria del Grupo Parlamentario de Morena del Senado, la secretaria saliente reconoció: “Un tema urgente que tenemos nosotros dentro de la SEP es precisamente abatir el abandono escolar y la baja de la matrícula que se ha presentado lamentablemente por la pandemia”.

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