Política

Correr las amonestaciones

Por Oscar Díaz Salazar

La primer definición que me arrojó el buscador de Google, al introducir la frase “correr las amonestaciones”, nos indica: “Las amonestaciones son el anuncio público de la intención de los novios de contraer matrimonio, con la finalidad de asegurar que no exista ningún asunto legal o de otra índole que pueda impedir dicho enlace”

Las amonestaciones, en los tiempos actuales, tienen una duración de tres semanas, esto significa que durante veintiún días, que incluye tres fines de semana, se publica el referido aviso en un lugar visible de la iglesia, porque estamos hablando de trámites y prácticas de la iglesia católica.

Adicional a las amonestaciones, en la misma ceremonia religiosa nupcial, previo a declarar que los novios ya son un matrimonio, el sacerdote pregunta a la concurrencia si conocen de algún impedimento para que se celebre el matrimonio, expresando la muy conocida frase “… Que hable hoy o calle para siempre”.

En la política también se tiene la costumbre de correr las amonestaciones, en vísperas de nombrar a los individuos que acompañarán a los gobernantes, en calidad de funcionarios de primer nivel. El equivalente a los avisos parroquiales, en relación a la política y el gobierno, son las filtraciones a la prensa, en las que se anuncia la intención de invitar a un personaje para ocupar determinado cargo.

Ventilar la información de manera previa a la entrega del nombramiento respectivo, le sirve al gobernante para enterarse si el prospecto tiene impedimentos legales, muertos en el closet, aspectos obscuros en su biografía, malas compañías, pendientes con la justicia, deudas o manchas en su trayectoria laboral.

A la sociedad también le sirve este ejercicio de las amonestaciones, porque permite emitir una advertencia sobre individuos que no son aptos para el cargo. Desde luego que siempre se corre el riesgo de que los enemigos políticos del candidato a un cargo y/o quienes buscan el mismo espacio laboral, difamen al aspirante y frustren su ingreso al equipo.

El tema es pertinente y oportuno, porque estamos a pocas semanas de que inicie un nuevo gobierno estatal. Con el jefe del poder ejecutivo, se espera que lleguen al gobierno de Tamaulipas un considerable número de funcionarios que habrán de sustituir a los que concluyen su ciclo sexenal. La alternancia partidista y la crispación política que se vive en nuestro Estado, son elementos que nos permiten augurar que en esta ocasión si se hará realidad la frase que hace seis años repetía el líder de la pandilla de la Vaca Salvatrucha, misma que señala: de que se van, se van.

Mostrar las cartas que trae el hoy gobernador electo, haciendo público que se tiene la intención de invitar a ciertas personas, con nombre y apellido, de manera anticipada a otorgarles sus nombramientos, lo que en este texto he llamado “correr las amonestaciones”, sería de mucha utilidad para el próximo gobierno y para los tamaulipecos en general.

Me parece que la reunión del lunes próximo pasado para presentar el equipo de transición que habrá de recibir la administración estatal, en la que por cierto no hubo presentación alguna, puede tomarse como equivalente a “correr las amonestaciones”, aunque no se logró del todo ese objetivo. Y a propósito del evento de (No) presentación del equipo de recepción, le comento que la feligresía política de la capital tamaulipeca, levantó la ceja expresando, con lenguaje corporal, lo que no se atreve a decir con palabras, y muy en privado reprueba el pasado de porros, priistas recalcitrantes, panistas de closet, familiares y presuntos delincuentes, que se exhibieron junto “al señor”, como posibles integrantes del gabinete.

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