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Pena ajena; Exhiben de nuevo a Cabeza de Vaca

Por: Mauricio Fernández Díaz

El show de Cabeza de Vaca para distraer a los tamaulipecos

Ciudad Victoria.- En pocos días han sorprendido a los tamaulipecos dos noticias de gran difusión: el hallazgo de fosas clandestinas con restos humanos en Hidalgo, y la confesión del piloto de Sergio Carmona, quien asegura haber visto a Américo Villarreal usar la aeronave del empresario innumerables veces. En medios clave de circulación nacional y estatal le dieron vuelo a estos temas, y la gente siguió, atónita, los detalles de ambos casos.

Ese era, por cierto, el efecto que buscaba la mente detrás de estos episodios; que los ciudadanos desaprueben a los pobladores de Hidalgo; y también, que se convenzan de la supuesta ilegalidad cometida en la pasada elección en favor del candidato de Morena.

Como en toda comunicación gubernamental hay un perdedor y un ganador, en estas noticias el victorioso fue la administración estatal de Francisco García Cabeza de Vaca. Aunque ruidoso, tuvo un éxito fugaz.

Ahora sabemos que las revelaciones “contundentes” del piloto de Carmona fueron una puesta en escena de las Procuraduría de Justicia de Tamaulipas para mellar la victoria de Américo. Puro show, sainete y melodrama barato, en eso acabó la noticia espectacular.

Miguel Ramírez Morales pasó de ser testigo de un delito cometido por Morena a víctima de tortura del gobierno panista. El piloto de Sergio Carmona primero confesó a la fiscalía estatal que Américo Villarreal usó el avión del desaparecido empresario durante la campaña. Eso era financiamiento ilegal que, por coincidencia, integra el último reclamo del PAN en tribunales para anular la elección. Pasquines y portales recién creados posicionaron la noticia como “evidencia” del delito electoral.

Dos o tres columnistas de México también calcaron la tarjeta con las declaraciones del piloto y acusaron a Américo de financiamiento ilegal, así como así. Luego, Julen Rementería y otros senadores panistas exigieron la anulación del resultado. Todo estaba correctamente orquestado.

Pero el castillo de arena se deshizo pronto, y hoy el tema que anda de boca en boca es la denuncia que el mismo piloto presentó en la FGR por el delito de tortura. Ramírez Morales asegura que un hombre y una mujer, acreditados como funcionarios de la Fiscalía Estatal de Tamaulipas, lo obligaron a firmar un legajo que ya venía previamente redactado. Esta coacción habría ocurrido el 25 de julio, según el denunciante.

Al aviador lo amenazaron con juzgarlo como prestanombres de Carmona y por operaciones con dinero de procedencia ilícita. El piloto accedió a sus peticiones, pero ahora se las reviró y ha expuesto al gobierno de Cabeza de Vaca a un nuevo papelón.

Todo lo que toca el cabecismo tiene manchas de corrupción y engaño. El otro show que les falló fue simular una sesión de Cabildo en Reynosa para nombrar un alcalde sustituto, cuyo proceso comenzaría con una terna propuesta por regidores. Estaba pensado para parecer real y creíble, pero también era una farsa, igual que la supuesta confesión del piloto para incriminar al doctor Villarreal. Un ingenuo Luis Alejandro Espino, hijo del Auditor Superior del Estado, ofreció cinco millones de pesos a regidores de Morena para que promovieran dicha sesión y, al final, lo eligieran a él como sustituto de Carlos Peña. Es decir, sobornos, ilegalidad y violación al estado de derecho para favorecer al PAN. El incauto fue grabado a escondidas y soltó la lengua fanfarronamente, incluyendo en su plan a Gerardo Peña, a su papá y al mismo gobernador.

Las ideas se le están acabando a Cabeza de Vaca, y sus desesperados intentos por evitar la justicia o entregar el poder ya rebajaron a comedia. Solo Dios sabe qué se le ocurrirá en septiembre, ya que sus locuras no tienen pausa ni fin.

La hipocresía de este gobernador sería la sensación de cualquier siquiatra si se dejara examinar por uno. Nunca, entre 2016 y 2021, osó enviar un grupo de búsqueda de desaparecidos a Hidalgo, un municipio donde muchas personas perdieron a seres queridos sin volver a verlos. La llamada Columna Cívica Pedro José Méndez lo apoyó y celebró su victoria como gobernador. Después, la amistad se fracturó y los productores de aquel lugar se pasaron a Morena. En ese instante los vio como adversarios.

Hoy, luego de ignorar varias peticiones de madres de desaparecidos, a punto de terminar la administración, el reynosense ha ordenado incursionar en Hidalgo en busca de personas. Y encontró depósitos, en efecto, fosas clandestinas, tema que prácticamente era del dominio público porque se había hablado de ellas siempre, pero las autoridades estatales lo desatendían.

Esto le ha servido para exhibir a sus enemigos de la Columna Cívica si no de las monstruosas desapariciones, sí de obstruir las investigaciones para localizar esas fosas y hacer justicia a tantas familias desmembradas por la pérdida de un ser querido. Lo que parece un gesto de respeto a los derechos humanos es, en realidad, un ardid político.

Otro show, otro vodevil, otra mascarada del gobierno panista en Tamaulipas. Solo una cosa importa en este instante de la historia: que se sepa dónde quedó el dinero que ha ejercido como titular del Ejecutivo, y que pague por los delitos que le demuestren.

Justicia es lo que piden los tamaulipecos, no melodramas.

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