Política

La Comuna Express

El insensato regreso de Arturo Soto

José Ángel Solorio Martínez

¿Qué pretende el ex diputado panista y ex alto funcionario de la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal, Arturo Soto?
¿Por qué busca camorra con el alcalde victorense de MORENA, Lalo Gattás?
¿Es sensata la actitud de Soto, en tanto pretende erosionar los consensos del lopezobradorismo en la capital del estado, torpedeando a su representante, quien gobierna en medio de un humor social monumentalmente extenso contra el panismo victorense?
Muchas explicaciones se pueden encontrar, en la actitud rijosa y protagónica de Soto. Esa conducta, no es ilegítima ni mucho menos es indebida; está en su ciudadano derecho, de criticar y de cuestionar a la autoridad municipal.
El asunto, de fondo, lleva a explorar en el pasado reciente del ex legislador azul: se convirtió en un flagelo cuando ataviado por la charola del gobierno del estado, en la Y de San Fernando, atracó a centenares –algunos dicen que miles– de paisanos que tuvieron la mala suerte de cruzar el retén que él capitaneaba.
Las denuncias, menudearon cotidianamente.
Obviamente: accionaba con el permiso de superiores suyos; esto se infiere, toda vez que jamás progresaron esas inconformidades.
Luego, con un familiar suyo en cargo clave de la COMAPA Victoria, ejecutó excesos tanto con la nómina como con el presupuesto de la dependencia. Esas malversaciones, aún tienen secuela en el organismo paramunicipal: debe más de 50 millones de pesos a la Comisión Federal de Electricidad, por la sencilla razón que el monto de ese gasto iba a parar a un grupito de jovencitos protegidos del entonces parlamentario panista.
Bajo esa perspectiva, es un despropósito que el PAN utilice como arma a Soto para intentar demoler la influencia de Gattás en la ciudad. A la vez, es una absurda estrategia debido a que las administraciones de Xicoténcatl González y Pilar Gómez, dejaron chillando la víbora de las mil cabezas que todavía clama por venganza contra quienes le mintieron y le expoliaron.
De otra manera: Soto, fue la peor opción para desafiar al alcalde morenista.
¿Quién confía en Soto, en ciudad Victoria?
Se infiere que muy poca, –escasa, sería más preciso– gente: ha perdido varias elecciones en las cuales ha osado participar.
Malo si la alta comandancia del PAN, lo lanzó al ruedo.
Malísimo si el cuarto de guerra del TrucoVerástegui lo encandiló.
Pésimo si por cuenta propia, se tiró al foso de los tiburones.
En esos escenarios, una cosa es cierta: Arturo Soto, seguirá su invicta y leal carrera de perdedor contumaz.

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