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Me atacan para ablandar a AMLO: Taibo II

Ciudad de México. Paco Ignacio Taibo II trabaja mayormente en casa, desde hace tiempo acompañado del joven equipo de la Brigada para Leer en Libertad. Al mediodía de ayer viernes, la sala y el comedor de los Taibo Sáiz derramaban alegría: “¡Ya somos trending topic!” La etiqueta que punteaba en Twitter a esa hora era: #QuieroFCEconTaibo, y los jóvenes leían al veterano escritor los comentarios de apoyo que les parecían más ­relevantes.

Arturo Cano 

Se les revirtió, concluía Taibo, feliz, antes de que se encendiera la grabadora.

El autor de decenas de libros e incansable promotor de la lectura aludía a la polémica que no ha parado desde que –tras la declinación de Margo Glantz– se anunció que encabezará el Fondo de Cultura Económica (FCE). La polémica incluye el pronunciamiento público, en forma de renuncia, de tres consejeros del FCE que llamaron a defender la institución.

Soy la bestia negra, dijo Taibo, antes de encogerse de hombros y disponerse a responder. Habló directo. Primero, para decir que el nuevo gobierno unificará, aunque sin crear una sola institución, todos los esfuerzos editoriales del Estado.

Luego dijo que los abogados se han hecho cargo del tema del impedimento legal, pues Taibo nació en España y la ley de entidades paraestatales establece que las cabezas han de ser mexicanos por nacimiento. Afirmó que en ese ordenamiento se oyen los ecos de la represión de Gustavo Díaz Ordaz contra Arnaldo Orfila, argentino de nacimiento y director del Fondo de 1948 a 1965.

Asunto saldado, añadió, porque el equipo legal de la transición asumió el problema y ya hizo la propuesta de modificación legal que entró anoche al Legislativo, una propuesta que será válida para todo el mundo.

–Es curioso que le hayan dado vuelo al impedimento legal cuando Orfila tiene tanto que ver con el prestigio del Fondo.

–[Risas.] De lo mejor del Fondo, sí. Pero es normal en la eterna campaña por presionar a López Obrador, para ablandarlo. En eso yo soy la bestia negra y ni modo, me divierto mucho.

En una tableta, Taibo guarda un documento en el que los consejeros renunciantes del FCE –José Woldenberg, Fernando Escalante Gonzalbo y Juliana González– afirman que esa institución ha sido una pieza clave del circuito de discusión ilustrada.

–¿Qué te divierte?

–¿Discusión ilustrada? El lenguaje es canijo. O sea que hay un circuito de discusión o de debate no ilustrado. Nos miran, desde una propuesta elitista, como los inexistentes. Resulta abominable, un canto al elitismo.

“En otra de las frases maravillosas dicen que el Fondo debería hacer libros para el conocimiento ‘más decantado’. ¿Y el conocimiento menos decantado? ¿Y la divulgación? ¿Y la lectura por placer de los adolescentes? Lo que está en su lógica realmente es un circuito de intercambio de favores que les permiten viajar a no sé dónde al congreso de no sé qué.”

–El Fondo es mucho más.

–Ha sido el gran productor de libros para las universidades; la vanguardia para publicar lo que las editoriales particulares no publicaban; el receptáculo de la Colección Popular y los Breviarios, que son brillantes; el éxito de una colección infantil que perdura, pero que se come 32 por ciento de los recursos del Fondo.

Por otro lado, no ha sido el productor de una colección de libros para niños que llegue a zonas urbanas a cinco pesos, pues tiene una política elitista en materia de precios, y ha sido caótico en cuanto a decisiones.

–Tus detractores argumentan que el Estado mexicano tiene obligaciones educativas y culturales que corresponden a otras instituciones y que endosarlas al Fondo lo desnaturalizaría.

–Se desnaturalizaría lo que pretenden sea la naturaleza del Fondo. Porque la realidad es que, desde Miguel de la Madrid, ha sido un cementerio para políticos de tercera, un centro de intercambio de favores, un creador de colecciones que no se venden y que repletan bodegas, una estructura caótica para fortalecer burocracias y no un proyecto editorial.

La última reconversión que hizo [José] Carreño duplicaba a la estructura burocrática y simplificaba la estructura productiva; descubrimos que las decisiones no venían de editores, sino de una serie de consejos de notables o de ­recomendaciones.

–Cuando anunciaron esa reorganización dijeron que era justo para adelgazar la burocracia.

–Ve los números, la duplicaron y además la duplicaron con salarios verdaderamente insultantes.

Simplemente racionalizar recursos

El autor de Pancho Villa: una biografía narrativa contó que “el proyecto original hablado con Andrés era ‘centralicemos, eliminemos duplicidad’”.

Habló entonces de que los esfuerzos editoriales de la Secretaría de Cultura compiten frecuentemente con los del FCE, lo mismo que la red de librerías de esta institución con respecto al programa de fomento a la lectura y la red Educal.

Tenemos caos y unificar es simplemente racionalizar recursos. Con menos dinero se pueden hacer muchas cosas, siempre y cuando introduzcamos el imperio de la razón, por un lado, y por otro la preocupación por los lectores, soltó, cuando iba ya en la segunda Coca-Cola (eso sí, en versión enana).

Y fue entonces que se sumergió en el tema que ha ocupado sus afanes en los últimos años: el error de obligar a los niños y jóvenes a leer en la escuela, que crea fobia a la lectura, y el eterno problema de los precios que hace inalcanzables los libros a la mayoría de la población.

“En la brigada hemos descubierto que los libros de literatura son los grandes creadores de lectores. Si estás en los llanos polvosos de Neza, y lees a Quevedo, te vuelves un polvo enamorado y no un polvo pinche. Esto no es posible si hacen un breviario en pasta dura y te cuesta mil 300 pesos.”

Para Taibo, el problema del Fondo es que sus directivos han estado más preocupados por las alfombras rojas en la inauguración de una librería en España que en surtir de libros mexicanos de calidad y en que las librerías no pierdan dinero. Es decir, las lógicas que dominan las decisiones hasta hoy, en estas instituciones que intentamos rápidamente unificar, son lógicas en las cuales los lectores están en el decimoctavo lugar y eso porque compran, porque si no, ni los pelarían.

Se trata, completó Taibo, no de crear una sola institución, sino de evitar la duplicidad de funciones para redirigir los recursos a lo sustantivo, lo que incluye nuevos pactos con los privados para coediciones y con las universidades para garantizar la distribución al tiempo que se matan coediciones que surgieron como puntadas o como intercambios de favores.

La racionalización de recursos pasa por poner en juego fórmulas como la edición electrónica de libros que van dirigidos a sectores muy específicos de universitarios.

Taibo sabe que se le mira como el atrabancado, como el activista radical. Y se plantó en la entrevista: “Hace mucho que aprendí que mis gustos no pueden extenderse mágicamente. Entonces no puedo hacer del Fondo una editorial que siga mis gustos. Si puedo imprimirle al Fondo una presión a partir de mis gustos y mis conocimientos, pero tengo que dejar que los autores que no me interesan o gustan a mí en lo personal. Pero que tienen un nicho de interés social y ciudadano se sigan publicando y circulen. Ahora, de eso a que el bestseller de Educal sea Carlos Cuauhtémoc Sánchez…

–¿Es en serio?

–No sólo lo distribuyen, en años pasados fue bestseller.

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