PolíticaPrincipal

Habrá consecuencias por el zafarrancho en el  Congreso del Estado

Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez

Las elecciones de 2024 servirán para examinar con lupa a los candidatos de los diferentes cargos públicos, especialmente a los que van a las diputaciones locales, después del zafarrancho provocado por grupos rivales y el ingreso de la Policía Estatal al Congreso de Tamaulipas.

Hemos plasmado ya nuestro rechazo al abuso de reformas legales para controlar a los opositores, porque contravienen la Constitución y los derechos fundamentales. Hoy toca ver de cerca el comportamiento de los diputados locales ante este conflicto.

El hecho de crear instituciones, como el Congreso del Estado, tiene la finalidad de resolver las discrepancias mediante la razón y la civilidad. Fuera de éste, en la calle, por ejemplo, las diferencias suelen arreglarse a golpes e insultos. Aquellos que quieran integrar el Congreso local, pues, deben guardar un celoso respeto.

El Partido Acción Nacional fue el primero en romper este fundamento de la democracia; en la 64 Legislatura, aplastó todas las reglas escritas y no escritas con tal de aprobar las reformas que le extendieran el poder a Cabeza de Vaca. Hoy, en la 65 Legislatura, el PAN ha seguido este pésimo ejemplo.

Los panistas se han rebajado al mísero papel de siervos de Francisco García Cabeza de Vaca, el ex gobernador investigado por delitos de corrupción y un desmedido enriquecimiento personal. Los panistas están ahí no para servir a los que votaron por ellos; están ahí para servir a un prófugo.

Personas cegadas o sumisas por un líder, como ellos, llegan al vandalismo con tal de agradar a su jefe. Los panistas nos acaban de dar una muestra de su enajenación el pasado lunes 10 de julio.

En un acto cobarde, los diputados locales Félix “el Moyo” García, Luis Cantú, Leticia Sánchez Guillermo, Imelda Sanmiguel y Nancy Ruiz, permitieron que los guardias del diputado federal Vicente Verástegui maltrataran a José Inés Figueroa, sin haber motivo para ello.

Los desconocidos, cuatro personas (quizás armadas), acorralaron al comunicador, lo jalonearon, lo amenazaron y, finalmente, lo echaron violentamente del Congreso como a un intruso.

La humillación fue presenciada de forma pasiva por los legisladores panistas, incluido el diputado federal Gerardo Peña, quien nada tenía que hacer ahí. Fríos e indiferentes, parecían zombies mientras presenciaban la agresión a Figueroa.

El lavado de cerebro de Cabeza de Vaca a sus diputados ha sido perfecto. Les ordenó agredir, amenazar e insultar a los morenistas que hallaran a su paso, pero no había  ninguno; solo José Inés Figueroa, periodista nombrado jefe de la Unidad de Comunicación Social del Congreso por la bancada de Morena.

Delante de la prensa, el Moyo García sobreactuaba por llevar en la mano la resolución que le devolvía la presidencia de la Junta de Coordinación Política. Dijo estar ahí en nombre de la ley y el orden.

La ley y el orden no autorizaban a los guardias de Vicente Verástegui a echar por la fuerza a José Inés Figueroa, sencillamente porque ahí dentro no son nada. Es delito de agresión, de vandalismo e incitación a la violencia en la sede legislativa.

La ley y el orden fueron arrojados a la basura por el Cachorro Cantú, dirigente de Acción Nacional y también diputado local, quien no terció con mesura, inteligencia ni respeto durante el zafarrancho. Más bien lo avivó, dando gritos porque Figueroa había supuestamente golpeado a la diputada Leticia Sánchez Guillermo. Nunca hubo un golpe ni la intención de darlo, y las cámaras lo demuestran.

Bueno, sí hubo un golpe, pero ocurrió al revés: fue Leticia Sánchez Guillermo quien abofeteó a Inés Figueroa.

Y, por supuesto, quien sea capaz de usar la violencia física es capaz también de violencia verbal. Sánchez Guillermo cayó en la vulgaridad mientras discutía con Figueroa. “A mí no me ande empujando porque le parto su madre”, dijo la diputada. “Soy vieja pero también le puedo partir su madre”.

Así, en su papel de legisladora, Sánchez Guillermo redacta leyes para preservar el orden y la paz, pero se comporta violenta y deshonrosamente en público.

Ninguna descripción puede superar las imágenes grabadas en las que cuatro individuos someten a José Inés Figueroa como si pertenecieran al Congreso del Estado. Ni la reacción visceral y altanera del Moyo, el Cachorro y Leticia pueden disimularse con palabras. Por otro lado, la pasividad de Imelda y Nancy son igualmente abominables.

Muchos de ellos serán candidatos del PAN en 2024 y pedirán el voto de los tamaulipecos. Todo lo que digan en campaña en favor de la paz y el respeto será pura hipocresía. El 10 de julio se quitaron la máscara delante de todos.

Notas relacionadas

Botón volver arriba