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Chiapas: Daniela Anahí sufre golpiza de su expareja y denuncia omisión de autoridades

TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- Daniela Anahí Hernández Montoya, de 28 años, ha sufrido acoso y violencia de parte de su expareja desde hace 10 años. La mujer ha presentado dos denuncias penales, pero hasta ahora las autoridades responsables no han abierto la carpeta de Investigación respectiva. El domingo pasado la mujer casi muere por la golpiza que le propinó José Luis Velasco Trujillo y terminó en el hospital.

Daniela Anahí y José Luis se casaron hace 10 años, pero tan pronto como empezaron su relación, el hombre empezó a violentarla. Dos años después procrearon un hijo.

El pequeño, ahora con ocho años, creció en un escenario de violencia, pues su padre golpeaba a su madre de manera recurrente. Los celos del sujeto o algún reclamo de ella eran suficiente para empezar la discusión.

Daniela Anahí tomó la decisión de abandonar a su agresor, hace poco más de un año, y lo denunció penalmente, pero eso no frenó a José Luis, quien la seguía, acosaba y profería insultos. En una ocasión le quitó a su hijo y varios días después ella lo recuperó.

El domingo pasado, Daniela caminaba con su cuñada, Iris Alejandra López Hernández, de 32 años, cuando un auto Versa blanco las interceptó en una calle. De la unidad bajó su expareja y le exigió ver al pequeño.

José Luis Velasco Trujillo, de 28 años, empezó a discutir. Ellas, en su defensa, levantaron piedras de la calle y las lanzaron, dañando el vehículo. El sujeto devolvió las pedradas y luego sacó un machete del auto, con el que las hirió.

Esta vez las heridas fueron tan graves, que las dos mujeres fueron a parar al centro de salud. Este martes fueron dadas de alta.

“Denuncié desde el año pasado ante la Fiscalía, pero por la pandemia nunca avanzó mi denuncia”, dijo Daniela Anahí.

Señaló que su exesposo, quien no quiere darle el divorcio, tiene problemas de alcoholismo. Dijo que el hombre estudió derecho, pero nunca ha ejercido, y siempre le advierte que no será detenido por más denuncias penales que interponga, porque su padre es una persona influyente en el pueblo.

“En Carranza es muy conocido y sus papás trafican influencia para protegerlo y por eso no le hacen nada”, soltó desconsolada.

Después de que interpuso la denuncia contra su expareja, él mismo llegó hasta su domicilio, y para intimidarla empezó a tomar fotos desde la calle.  

“Yo sólo pido que lo metan a la cárcel. Tengo miedo. Me quiere quitar a mi hijo. Ya una vez me lo quitó, pero lo recuperé. Ya basta, no puedo salir a la calle. Ahora agredió hasta a mi cuñada que me iba cuidando en la calle”.

La agraviada sostuvo que aún tiene lesiones graves en todo el cuerpo, pero lo peor no es eso, sino que de las dos denuncias penales que ha interpuesto contra su expareja, ninguna de ellas –dijo– ha sido elevada a “carpeta de investigación”, todas sólo quedan en el estatus jurídico de “registro de atención”, con lo que nunca se procede y quedan archivadas.

El último expediente acumulado a los anteriores, precisó, es el R. A. 0014-106-0413-2021, con fecha 1 de febrero de 2021, pero teme que la próxima vez no salga con vida.

Chiapas está ahora en el ojo de organismos nacionales e internacionales por el caso de Mariana Sánchez Dávalo, una joven pasante de medicina, de 24 años, víctima de violencia sexual. Las instancias oficiales no actuaron a tiempo para salvarle la vida.

La entidad tiene una declaratoria de Alerta por Violencia de Género desde la Secretaría de Gobernación, desde hace cinco años, pero la violencia feminicida continúa e incluso se ha incrementado, de acuerdo con organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos.  

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