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Desarrollan en la UAT Bioinsecticidapara el control de plagas agrícolas

Cd. Victoria, Tam., 3 de julio de 2015.

Aunque es nativa de Tamaulipas, la planta conocida como “Jatropha curcas”, fue usada para generar biodiesel por primera vez en la india y Europa. Actualmente, investigadores de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), estudian sus propiedades con el fin de desarrollar las nuevas generaciones de insecticidas.
Al respecto, el investigador del Instituto de Ecología Aplicada (IEA) de la UAT, Dr. Gerardo Sánchez Ramos, asegura que la producción de insecticidas a partir de plantas, permitirá evitar la contaminación que dejan los productos inorgánicos.
“Estamos generando proyectos que tienen como objetivo detectar esas moléculas que las plantas tienen en sí, trabajamos con una planta que se llama Jatropha curcas que se estaba usando primero como biocombustible, pero le hicimos pruebas y estamos viendo que es capaz de aniquilar a la mosca de la fruta que es un problema para la citricultura del estado”, indica.
Ilustra que muchas de los problemas que existen en el medioambiente, se deben al desconocimiento de la naturaleza y como actúa: “por ejemplo la mosca de la fruta es nativa del estado, vivía normalmente y se alimentaba de frutos silvestres, pero la citricultura llegó de otros continentes y la exótica es la fruta, entonces el insecto se adapta y se vuelve una plaga. Por ello hay que hacer un proceso reversible, porque se ha tirado mucho insecticida que es contaminante y que finalmente afecta al ecosistema en procesos como la polinización”.
Refiere que analizan también especies como el orégano silvestre, que es nativo de 14 municipios de Tamaulipas, descubriendo que tiene metabolitos capaces de controlar ciertos organismos nocivos, además de ser uno de los antioxidantes más poderosos.
Explica que este y otros procesos tienen que ver con la química de las plantas, y de cómo las especies tuvieron un proceso de adaptación para generar moléculas que se llaman metabolitos secundarios: “que son derivados del metabolismo primario y que en su mayoría son tomados del carbono que las plantas captan en el proceso de la fotosíntesis”.
Y añade: “Los metabolitos pueden ser tan útiles para contrarrestar muchas enfermedades, pero aún no lo sabemos al 100%, y el problema es que la pérdida del hábitat y la desaparición de las especies va mucho más adelante que las investigaciones”.
Señala que la generación de recursos e investigación va a permitir preservar la ecología de la entidad que aún guarda un grado de conservación aceptable, “no podemos quedarnos en generar la investigación, publicar un artículo y guardar el tema, la investigación debe estar dirigida a la solución de problemas que son tangibles, que nos cuestan, por ejemplo en el ciclo del agua donde también intervienen las plantas”.
Mencionó que el proyecto de Bioinsecticida es un ejemplo de este impulso que da la UAT a la investigación, pues surgió de una tesis de maestría y que representa el principio de una línea de investigación más fuerte.
Gerardo Sánchez Ramos, es Doctor en Ciencias, Ecología y Medio Ambiente (Biología), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Maestro en Ciencias Especialidad en Sanidad Vegetal por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Monterrey, N.L; y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. En su trayectoria en el IEA-UAT ha generado 14 proyectos de investigación de diferentes fuentes de financiamiento.

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