Política

Auditoría Superior

Por Oscar Díaz Salazar

Cuando el pueblo decide que es tiempo de cambiar el rumbo del gobierno, de darle oportunidad a otras ideas, otras propuestas, otra visión de futuro y a otros líderes y grupos dirigentes, es común que se le otorguen todas las facilidades y la confianza, a los que ofrecieron encabezar el cambio.En ese sentido es entendible que la coalición que postuló a Andrés Manuel López Obrador para ocupar el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, haya obtenido también una considerable mayoría en el reparto de las curules y escaños que hay en las Cámaras que integran el poder legislativo.Así sucedió también, unos años atrás, con el triunfo en la elección de Gobernador de Tamaulipas para el PAN, que llevó aparejada la llegada de una mayoría de panistas al Honorable Congreso del Estado Libre y Soberano de Tamaulipas… Así es el nombre completo de la institución que para la raza es el “ache Congreso”.Que no sea pretexto la falta de mayoría en el Congreso para que se cumplan las promesas de los nuevos gobernantes, parece ser el razonamiento que define los votos a favor de las propuestas del mismo partido, tanto para el poder ejecutivo como el legislativo.Pero pasados los tres años que dura una legislatura, suficientes para impulsar los cambios a la ley, las reformas y la creación de nuevas leyes, ya se puede – y se debe- tener otro criterio para elegir a los nuevos integrantes del poder legislativo.Dar oportunidad a otros políticos, surgidos de otros partidos, para que sea realidad el equilibrio y la independencia de los poderes, es una idea digna de consideración.En el caso de Tamaulipas, la alternancia que llevó al PAN al palacio de gobierno, no alcanzó para revertir la histórica dependencia y franca subordinación de los integrantes del poder legislativo, respecto al Gobernador.Esa subordinación y entreguismo de los diputados ante el jefe del poder ejecutivo, lo vemos en la tarea de fiscalización que en teoría, solo en teoría, nunca en la práctica, en la historia de Tamaulipas, la debe realizar el poder legislativo a través de la Auditoría Superior del Estado, en donde despacha como titular un político que le debe toda su carrera política al gobernador.Muchas prendas y virtudes se pueden decir del Ingeniero Jorge Espino Ascanio, titular de la Auditoría Superior del Estado, pero faltarían a la verdad quienes se atrevan a negar la dependencia laboral, profesional y política de Espino Ascanio respecto a FGCV.Con esos antecedentes del Auditor, es imposible esperar que la tarea de fiscalizar a su jefe, lider, guía y gurú, la realicé a conciencia. Al ahora Gobernador, le debe Espino la Administración de la Aduana de Manzanillo, de Veracruz y de Mexicali, así como la Dirección de la Delegación VIII de CAPUFE y la Coordinación de Asesores del presidente municipal de Reynosa, entre otros cargos.Usted puede elegir a su diputado por muchas razones: por su retrato, por su trayectoria, por fidelidad partidista, por una despensa, por una beca, por sus cualidades personales, por una lana, etc. Una opción, que consideró válida, es brindarle la oportunidad a alguien que esté dispuesto a vigilar a los otros poderes… O seguiremos con Espino, esto es, con los incondicionales simulando que vigilan.

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