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depresión, estrés y suicidio, causas colaterales de aislamiento prolongado

Por aislamiento, personas podrían presentar síntomas de depresión y de estrés postraumático hasta 3 años después de la contingencia

“En las crisis epidemiológicas, se incrementa el riesgo de problemas de salud mental a causa de las medidas de aislamiento, restricción de movilidad y disminución en el contacto físico directo”: Ssa.

Carlos Portillo Por: Carlos Portillo2 junio, 2020 en Principales 0Foto: Rodrigo González Olivares / @Eneas

(02 de junio, 2020. Revolución TRESPUNTOCERO).- Acorde con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la amenaza a la seguridad y al funcionamiento normal del individuo y su comunidad, la cual se presenta en eventos críticos como la actual emergencia sanitaria por COVID-19, puede expresarse, en más del 80 por ciento de la ciudadanía, con un incremento de síntomas que podrían afectar la salud mental, tales como la angustia, el miedo e incluso el pánico y el terror.

“En las crisis epidemiológicas, se incrementa el riesgo de problemas de salud mental a causa de las medidas de aislamiento, restricción de movilidad y disminución en el contacto físico directo”, explica un documento publicado en la página oficial de la Secretaría de Salud (Ssa), con el título “Lineamientos de respuesta y de acción en salud mental y adicciones para el apoyo psicosocial durante la pandemia por COVID-19 en México”.

Según el documento, las personas que pasan tiempo en aislamiento pueden llegar a mostrar síntomas de depresión grave y síntomas relacionados con el estrés postraumático hasta 3 años después. 

Algunas de las causas de estos efectos psicológicos son la separación de los seres queridos, la pérdida de la libertad, la incertidumbre sobre el estado de la enfermedad y el aburrimiento, lo que va generando conductas de evitación, de confusión, de frustración y de enojo, mientras que los síntomas de estrés postraumático podrían escalar hasta el suicidio.

Captura: video de la Secretaría de Salud

Debido a esto, la Ssa ha enfatizado la importancia de apelar a la participación social activa y recordar a la población que es un esfuerzo individual solidario, que a su vez beneficia a la colectividad.

“Antes, durante y después de una pandemia como la de la COVID-19, las personas pueden experimentar una amplia variedad de emociones que podrían interferir o ayudar en la cooperación para el cuidado de su salud. La importancia de reconocer esas respuestas emocionales determina la forma en que actuarán como consecuencia”, puntualiza el escrito.

En situaciones de epidemias, a decir de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se pueden presentar las siguientes manifestaciones psicológicas y psicosociales en la población:

  • Según las tres “F” (en inglés) de Walter Cannon: huida (flight), lucha (fight), y parálisis (freeze). Huir de la amenaza es buscar salir corriendo de la situación, pero, si huir no es una opción o está agotada como estrategia, se activa la respuesta de lucha o confrontación de la amenaza y, en un tercer plano, se activa la reacción de parálisis, en donde las personas pueden sentir que la situación las tiene atrapadas y no pueden hacer nada.
  • El procesamiento de información en contextos de alto estrés se torna muy simple y básico, el sistema de memoria falla y la capacidad de razonamiento se ve ligada a la sobrevivencia, por esto las personas tienden a perder parte de los mensajes, no pueden procesar toda la información que requieren atender.
  • Es normal experimentar ansiedad, tensión, inseguridad y vigilancia obsesiva de los síntomas de la enfermedad.
  • El enojo, la irritabilidad y la indignación son emociones que derivan de una percepción disímil del riesgo: algunas personas actuarán desmedidamente y pedirán que las autoridades y el personal de salud actúen de acuerdo con dichas emociones, mientras otras personas negarán o minimizarán el riesgo.
  • Miedos, sentimientos de abandono y vulnerabilidad.
  • Necesidad de supervivencia.
  • Liderazgos espontáneos (positivos o negativos).
  • Aparición de conductas que pueden oscilar entre: heroicas o mezquinas; violentas o pasivas; solidarias o egoístas.
  • Ansiedad, depresión, duelos, estrés agudo, crisis emocionales y de pánico, reacciones colectivas de agitación, descompensación de trastornos psíquicos preexistentes, trastornos somáticos de origen psíquico.
  • Miedo a nuevas epidemias.
  • Conductas agresivas y de protesta contra autoridades e instituciones con actos de rebeldía y/o delincuenciales.
  • Incremento en el consumo y/o abuso de tabaco, alcohol y otras sustancias psicoactivas.
  • Incremento en los casos, la frecuencia y la gravedad de la violencia intrafamiliar hacia grupos vulnerables, especialmente mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas de la tercera edad y/o individuos con alguna discapacidad.

Por otra parte, las autoridades sanitarias también han identificado los riesgos en el personal de salud y los primeros respondientes, debido a que se exponen a una mayor demanda física y emocional en sus tareas, con factores como el incremento en las horas laborales, el trabajo continuo con pacientes en situaciones críticas, eventos potencialmente traumáticos, la ansiedad vinculada con adquirir la enfermedad, entre otras.

“Este incremento en el estrés y adversidades en el ámbito laboral puede conducir a que el personal presente desgaste laboral, fatiga por compasión y detonar o agravar algunos trastornos mentales, como depresión y trastorno por estrés postraumático, condiciones que resultan altamente incapacitantes”, describe el documento de la Ssa.

A consecuencia de lo anterior, la dependencia subraya que entre las prioridades debe considerarse el cuidado integral de la salud de dicho personal, con servicios que permitan prevenir y atender las complicaciones en la salud mental de este sector, pues sus servicios profesionales son un componente esencial para gestionar y contener la emergencia sanitaria.

En este sentido, resultan esenciales mecanismos como la habilitación del Complejo Cultural Los Pinos como residencia temporal para personal médico y enfermero, donde cuentan con todas las comodidades para descansar sin poner en riesgo de infección a sus familiares.

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