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El cumpleaños del perro | Esto es gallo

En el Quijote de la Mancha hay un pasaje que cuenta cómo Don Quijote y Sancho batallan para entender lo que un pintor quiso representar en cada cuadro. Es tan malo el sujeto de marras como artista que hay que leer, en cada cuadro, no el nombre de la obra sino lo que representa. Así, si la obra es un gallo, hay que leer el letrero que dice: “Esto es gallo.”

Lo anterior es un ejemplo, primitivo si se quiere, de que el letrero puede equivaler a un moderno ardid tecnológico para subtitular, indicar o explicar una obra a traducir, como en las películas o las óperas en los grandes teatros.

Desde tiempos inmemoriales se sabe que el teatro tuvo su origen en el hálito del primitivismo cuando los hombres danzaban alrededor del fuego. Con el tiempo, estas danzas se propagaron por los imperios de la época: China, Japón y la India puesto que en la ascensiones de los faraones o emperadores, en su honor se llevaban al cabo representaciones teatrales que simbolizaban tributo, sumisión y – a la vez – deseos intrínsecos de eternidad.

A diferencia de otras civilizaciones, en estas culturas asiáticas el teatro se realizaba en espacios abiertos: en palacios o capitolios; sin embargo, en Grecia ya se ejecutaba en edificios construidos exprofeso para la representación teatral. De allí que pueda decirse que el teatro, propiamente como arte, tuvo su nacimiento y esplendor en la Grecia antigua.

Si echamos una ojeada histórica a nuestro continente, veríamos que los primeros misioneros españoles emplearon el teatro para hacer entender a los indios sobre la nueva religión que ellos, los blancos, “los civilizados” les traían. De modo fue que los españoles hicieron uso del teatro para propagar celebraciones religiosas.

Es consenso tener a la ciudad de Atenas, Grecia (siglos V y VI Antes de Cristo), como la cuna del teatro. Por ese entonces, los atenienses celebraban ritos en honor a Dionisio. Estas viejas ceremonias rituales trocaron hacia el teatro, lo que de hecho constituyó uno de los principales aportes culturales de los griegos. Se tiene registrado que cada una de las ciudades de la antigüedad griega contó con un teatro, los cuales se dividían en tres partes: orquesta, lugar para los espectadores y escena.

Los primeros teatros griegos constaban de un espacio circular, donde se alzaba la estatua de Dionisio, y el hemiciclo para los espectadores. Se accedía a través de dos callejones. Los romanos adoptaron la forma y la disposición de los teatros griegos, sin embargo el cambio que sufrió el teatro como manifestación artística varió mucho con los años, y fue hasta el siglo diecinueve que adquirió una característica interesante: captar la atención del público más que hacer llegar un mensaje o denuncia. Es decir, el espectador debía estar concentrado totalmente en lo que pasaba arriba del escenario puesto que las luces, el sonido y la orquesta, cuando la había (en los casos de los conciertos), tenía esa intención de cautivar.

De este modo, las artes escénicas entraron en un proceso que se denominó “economía de la atención”, ya que los recursos de la época estuvieron encaminados para que la ejecución de la obra teatral o de concierto fuera más sofisticada en cuanto a acústica, escenografía y cambios de ambientes…

Fuente: El sol de Tampico

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