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Miente Armando Martínez: empeora desabasto de agua en Altamira

Sin Filtros; por Brenda Ramos

Mientras Armando Martínez elogiaba en Colombia su proyecto para aumentar la capacidad de la Laguna del Champayán, los habitantes del ejido Tamiahua llevaban días sin agua, olvidados del municipio y la COMAPA. Apenas volvió, lo recibieron como se merecía, con un bloqueo de carretera. Un rápido envío de pipas remedió el problema y todos se sintieron aliviados, o casi todos. Hoy se conoce la dimensión del abandono: al menos tres comunidades viven en condiciones inhumanas por la falta del líquido.

El pasado mes de julio, la temperatura promedio en Altamira rara vez bajó de 29 grados, con periodos de sensación térmica de hasta 40 grados, como en 2022. De lluvias, ni hablemos. Pero es la autoridad local, junto con la Comisión Municipal de Agua Potable, la que viola el derecho humano al agua de varias familias porque, conociendo la situación, no actúa.

El calor y la falta de agua provocaron la desesperación en el ejido Tamiahua, donde niños y ancianos comenzaron a deshidratarse. Recurrieron entonces a la protesta que mencionamos arriba, el pasado 2 de agosto, en la que gritaron al alcalde en su cara. Esa imagen disgustó al gobierno municipal, pero tuvo que tolerarla.

Desgraciadamente, la tolerancia de Armando Martínez es muy corta y no enseñará otra vez su cara amable a ningún manifestante, menos si se trata de ejidatarios.

A poca distancia del ejido Tamiahua se encuentra Miradores, también llamado Maclovio Herrera. Ahí tampoco llega el agua.  Desde hace semanas han enviado peticiones tanto a la COMAPA como al municipio, pero no han recibido respuesta. Un grupo de residentes se organizó para iniciar un bloqueo de carretera, como el del ejido Tamiahua, confiados de que esta acción atraería a los funcionarios.

Y sí los atrajo, pero solo para ir a amenazarlos. Ni una sola protesta más será permitida por la administración de Armando Martínez, así se queden sin agua un año en esas poblaciones. Les advirtieron que habría consecuencias si recurrían a ese tipo de manifestaciones.

Los malos gobiernos, como el de Altamira, acostumbran a intimidar a los pobres y vulnerables, pero ante los poderosos agachan la frente en señal de sumisión.

El desabasto de agua se expande del ejido Tamiahua hacia Miradores, Esteros e incluso Tres Marías, de acuerdo con publicaciones en redes sociales. Los reportes llegan a COMAPA Altamira en calidad de emergencia pero es como escribirle cartas a Santa Claus. Y los funcionarios municipales, en vez de soluciones, prometen represión y castigos a quienes protesten otra vez contra el alcalde.

En redes sociales los altamirenses se quejan de tres maldiciones sobre su ciudad: el calor, la sequía y Armando Martínez Manríquez, un demagogo sin interés en las necesidades reales de la población.

A su ineptitud, el alcalde de Altamira añade el crimen de amenazar a la población como una forma de control social. No existe mayor contradicción entre el humanismo que promueve la 4T y las acciones de Martínez Manríquez. Ni el panismo se rebajó a tanto cuando gobernó el municipio.

No faltan ciertamente alcaldes en el estado, carentes de vocación, que defraudan el mandato depositado en ellos por la gente, pero el de Altamira ha superado a todos. Algunos, han fracasado en la tarea de mejorar los servicios públicos y la infraestructura municipal, y lo mismo sucede con Armando Martínez, solo que este último está dispuesto a reprender a la población si lo contradicen.

Este año, el peor de su administración, lo ha manchado por la compra de una draga vieja en 40 millones de pesos, y una denuncia por despojo y fraude que involucra a sus papás en la compra-venta de un terreno que no quisieron escriturar, a pesar de estar comprometidos a ello.

COMAPA Altamira también es parte de esta violación a los Derechos Humanos porque ha desatendido los mismos reportes sobre la escasez de líquido en aquellas comunidades. Incluso su responsabilidad puede ser mayor, ya que el propósito de su funcionamiento es justamente el abasto de agua a la población.

Estos conflictos comienzan a preocupar a las figuras de Morena por las repercusiones que puedan tener en la opinión pública. Armando Martínez Manríquez es un pasivo para la Cuarta Transformación, cuyo primer objetivo en 2024 es ganar la mayoría del congreso del Estado.

Si continúa así, que se considere afortunado si no le abren una carpeta judicial al final de su gobierno. Porque de una reelección, ya se puede ir despidiendo.

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