Yahleel, la candidata a la alcaldía por el PRI… perdón, ahora del PAN, habla de páginas pagadas para difamarla; es decir, escupió para arriba.
Esta semana lanzó su primer video en lo que va del periodo de campaña en el que aborda posturas de cosas que le molestan, pues antes de todo esto ella lo hacía de manera muy cotidiana, pues se dice que sus asesores le han dicho que le bajara dos rayitas a esa costumbre que tenía, de hecho en el video asegura que se dedicará “a proponer”, en vez de “caer en provocaciones”, aunque en el video suena a que luchaba por contener sus ganas de despotricar; si un especialista en codificación de acción facial, corporal y vocal evaluara el video, sin duda constataría lo anterior de manera científica, pues lejos de parecer tranquila, se veía alterada.
Lo interesante de todo esto es que si ya había logrado mantenerse tranquila ante cualquier acusación que se le haya hecho en los últimos días en redes sociales, ¿por qué cuando le tocan el tema de la adquisición de bienes inmuebles en Texas, sí sintió la necesidad de hablar al respecto?
Es en esa clase de actitudes, junto con el temple que mostró, lo que ha hecho que los analistas y ciudadanos en general consideren que se trató de un tema sensible.
Además, con tales acusaciones se le ubica de alguna manera al nivel de García Cabeza de Vaca, de quien ha tratado de deslindarse de su imagen; sin embargo, no puede, pues es bien sabido que fue él quien la llevó al PAN y la recibió con la candidatura a la alcaldía de Nuevo Laredo, algo que no se le da a cualquiera, pues implica un tema de intereses, en este caso de confiarle un proyecto en el que FGCDV saldría beneficiado obviamente y tratándose de gobernador desaforado, todo lo anterior implica a su vez corrupción y más corrupción.
Ante la magnitud y cúmulo de señalamientos que tiene García Cabeza de Vaca, así como los esquemas de enriquecimiento ilícito y corrupción en general que se ha revelado de este personaje, toda persona que sea considerada de confianza para él, es decir que se le asocie en una relación estrecha, como el caso de Yahleel, figura ante la opinión pública como una persona sospechosa de haber participado en alguna de sus fechorías, básicamente como un socio criminal.
