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Escuelas los rechazan por no pagar cuota ‘voluntaria’, pero siguen aprendiendo

En la colonia Lampacitos, un grupo de 15 niños de diversas edades reciben la educación que les fue negada en varias instituciones educativas donde sus directivos condicionan las inscripciones con el pago de una cuota “voluntaria”. Gracias al trabajo de algunos voluntarios, estos pequeños no han truncado su educación.

Reynosa, Tam.-
Sin importar si llueve o el sol fronterizo eleva la temperatura a casi 40 grados, un predio abandonado de la colonia Lampacitos recibe, al menos, a 15 estudiantes de primaria y secundaria quienes fueron rechazados por distintas escuelas de educación básica en la ciudad ya que no contaban con los recursos para solventar las pagos de las cuotas de inscripción.

Los encargados de esta improvisada escuela, prefieren que el lugar sea llamado Centro de Apoyo Educativo “Licenciado Mario Alberto Reséndiz Guerra”, mismo que ocupa el predio antes baldío ubicado en la calle Nayarit, entre San Luis Potosí y Chihuahua.

En la entrada al lugar se puede apreciar un letrero donde se lee: “Centro de Apoyo Educativo. Se respeta el Art. 3 Constitucional. Derecho a educación gratuita”.

Marco, organizador de este proyecto y quien decidió reservar sus generales, indicó que el lugar opera gracias a la generosidad de algunos ciudadanos.

“Gracias a Dios nos prestaron este terreno que es de unos muchachos. Ellos son huérfanos y no lo ocupan; decidimos comenzar estas clases porque nos enteramos de las situaciones que están viviendo muchos padres de familia que no cuentan con recursos económicos para pagar una cuota de inscripción en las escuelas.

“Decidimos ponerle el nombre del licenciando Mario porque conocemos su trayectoria de ser una persona defensora de los derechos de las personas, siempre viendo por las necesidades del pueblo, buscando la manera de ayudar con base a sus conocimientos; poco antes de que él falleciera ya habíamos dialogado sobre la creación de un comité para ayudar a los niños que se les negara la educación a las escuelas públicas”, dijo.

El terreno donde se encuentra esta improvisada escuela es amplio, lleno de arbustos, mezquites de gran altura que con su sombra cobijan a los niños y jóvenes que acuden a tomar las clases cada sábado de las 9:00 a 12:30 horas. A diferencia del calendario escolar, aquí las clases empezaron a finales del mes de mayo.

Bajo el sol, en la intemperie, en mesas, bancos de madera y pedazos de block que improvisan una silla, los estudiantes reciben clases que imparten maestras voluntarias, apoyadas con libros y material didáctico que fueron donados por los vecinos.

Las clases son distintas para cada niño pues todos deberían de cursar grados diferentes, pero todos comparten un pequeño pizarrón verde donde una profesora, quien decidió mantener su nombre en anonimato, explicaba una clase de conocimientos básicos de matemáticas para aquellos que deberían ir a la primaria.

Aquí no hay comodidades. Una humeante espiral de raidolito ahuyenta a los zancudos que con las recientes lluvias aumentaron sus criaderos entre los arbustos y la maleza de ese terreno baldío. Además, los pupilos no cuentan con un baño para hacer sus necesidades.

Los niños de entre 6 y 8 años que no saben leer, comienzan de cero y se ubican en una mesa donde aprenden los números, las vocales y el abecedario. En otra mesa hay alumnos que están cursando los últimos grados de primaria quienes resuelven diversos problemas de razonamiento matemático.

Asimismo, los chicos que estaban cursando la Secundaria están aprendiendo nuevas habilidades de matemáticas, geografía e historia de México, entre otras materias.

“Estoy empezando tercero de secundaria y la verdad me gusta que los maestros sean buenas personas y les guste apoyar a la comunidad, yo estaba estudiando en la Secundaria 4, pero mis papás ya no pudieron pagar”, dijo Ian, un joven estudiante.

Asimismo, con una voz tímida y entrecortada, Zuleika, compañera de Ian agregó: “yo estaba estudiando en la Secundaria 9 de la Almaguer, pero mis papás no pudieron pagar y unos amigos me animaron a venir aquí y me dijeron que aquí estaban aprendiendo bien y me anime a venir, a veces no nos alcanza para pagar la escuela y esta es una buena oportunidad”.

ENSEÑANDO CON EL CORAZÓN

Para iniciar este proyecto se contó con el apoyo del profesor José Noyola, quien ya no pudo continuar impartiendo clases por motivos personales. Semanas después, como una bendición del cielo, dos profesoras se sumaron al centro para no dejar a los alumnos a la deriva.

Ellas sacrifican su fin de semana familiar, dejando a un lado diversiones para enseñar a los muchachos, aunque en un principio fue complicado adaptarse, poco a poco las muestras, con afecto, hicieron de las clases un modelo de armonía.

Marisol, una de las maestras voluntarias, reconoció las ganas que los alumnos muestran en las clases.

“Veo a los niños que vienen con muchas ganas de aprender, muy entusiasmados, traen demasiada motivación, se ve también el interés de los padres, la verdad eso me motiva a mi a seguir viniendo.

“Con éste son tres fines de semana que vengo y me gusta enseñar, quiero que los niños aprendan, para mi son lo primordial, incluso hay niños que aprenden más lento que otros y yo hago lo posible por integrarlos”, expresó.

EL ESFUERZO DE LOS PADRES

Dos amas de casa acuden a cuidar a sus hijos desde que entran y salen de sus clases con la esperanza de verlos salir adelante y que no se queden sin estudiar. Una trabaja limpiando casas y otra en una maquiladora, lo que las une es su deseo de sostener a su familia y darle educación a sus vástagos.

Karina, una de estas madres, explicó que aunque quiso mantener a su hijo en una escuela pública, los costos se volvieron imposibles de cubrir con su sueldo como obrera.

“Yo traje mi hijo por los excesivos cobros en las escuelas, aparte uno tiene que hacer los pagos de útiles y uniformes, es imposible comprar despensa y pagar las escuelas, por eso tengo que buscar un lugar donde ellos puedan continuar estudiando”, indicó.

Además, dijo que su hijo estaba anteriormente en la escuela Secundaria número 9, ubicada en la colonia Almaguer, pero al inicio de este ciclo escolar le regresaron su comprobante de pago y, sin motivo, alguno le dijeron que ya no podía continuar en el plantel.

“Me gustaría que tomaran en cuenta los gastos, mucha gente no se fija las condiciones en que vivimos, no podemos pagar las cuotas voluntarias y sería bueno que nos den la oportunidad para que nuestros hijos sigan en las escuelas.

Quiero pedirle a las autoridades a que hagan válido aquello de que no deben de cobrar las cuotas”, añadió la madre, quien labora limpiando casas pero declinó dar su nombre pues su esposo está desaparecido desde hace ocho años y tiene miedo por su seguridad.

NO EXISTEN PARA LA AUTORIDAD

La titular del Centro Regional de Desarrollo Educativo (Crede), en este municipio, Georgina Aparicio Hernández, reconoció que hasta ahora no estaban enterados de la existencia del centro y que nadie de este lugar se ha acercado a ellos.

“No tenemos conocimiento de dónde se encuentran ubicados, aquí con nosotros no se ha acercado nadie para pedir el apoyo, pero queremos recordarles que en ninguna escuela esta permitido el cobro de cuotas escolares ya que esta penado por la ley”, dijo Aparicio Hernández.

Sin embargo aceptó que las clases que estos niños reciben son válidas para la autoridad, gracias a que el grupo tiene el apoyo del Instituto Tamaulipeco de Educación para los Adultos (ITEA).

Pese a que al inicio del ciclo escolar 2019-2020 la Secretaria de Educación en Tamaulipas exhortó a los directivos y maestros para no hacer el cobro de cuotas, estos niños son prueba de que esta práctica no se ha detenido.

Es por ello que la funcionaria invitó a los padres de familia a acudir con ellos para interponer las quejas correspondientes para iniciar una carpeta de investigación y sancionar a los responsables.

ALUMNOS NO ESTÁN SOLOS

Recientemente la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) reveló que existen cuatro escuelas que fueron acusadas por el excesivo cobro de cuotas, por lo que se procedió a atender las quejas de los padres de familia.

Dos de estos planteles son de nivel preescolar, uno de primaria y uno de universidad, donde un alumno denunció que no le habían entregado su papelería pues había pagado la cantidad que le pedían los directivos.

El servidor público no reveló el nombre de las instituciones denunciadas pues, por ley, no puede hacerlo, sin embargo informó que dos se ubican en la zona centro de la ciudad, una en la colonia Rodríguez y otra por el bulevar Miguel Hidalgo.

“Ante las inconformidades recurrimos a la conciliación, específicamente buscando las alternativas de la devolución de las mensualidades, por lo que en otros planteles les cobraron las colegiaturas por adelantado, y al final no dieron el servicio prometido”, informó Alberto Martínez Cavazos, encargado del despacho de la Profeco en Reynosa.

Exhortó a los padres de familia para que expongan sus quejas ante estas dependencias.
Si han sido víctimas de cobro de cuotas escolares tienen que presentar: el monto del pago de la colegiatura, el nombre completo de la escuela y su número de teléfono para poder mandar un citatorio a los directivos.

Además, puso a disposición de la ciudadanía el numero (899)9227714 o la página www,reynosaprofeco@gob.mx, para aclarar las dudas ante cualquier anomalía con las escuelas en este municipio fronterizo.

Algunos ciudadanos que se enteraron de la existencia del centro se han unido para limpiar el terreno baldío de la colonia Lampacitos, buscando que los estudiantes no tomen sus clases en malas condiciones.

Mientras tanto los voluntarios no pierden las esperanzas de que en los próximos meses alguna persona de corazón generoso les construya un aula digna.

Fuente: Hora Cero

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