Opinión con sentido

El video de Lozoya y el regreso de Anaya

15 de Agosto de 2020

Como opositor, Andrés Manuel López Obrador no tenía aprecio alguno por el Congreso.

Quienes fueron legisladores cuando él era dirigente del PRD recuerdan el consejo que daba a diputados y senadores: estiren la polarización al máximo porque con ésta siempre se gana.

Y relatan que, en alguna ocasión, cuando le avisaron que en el Congreso los perredistas habían logrado doblar al PAN y a su gobierno, el presidente del PRD celebró la noticia, pero les pidió negarles la legitimidad, votar en contra de la reforma que habían conseguido tejer.

Como jefe de Gobierno capitalino hizo fracasar el desafuero que el presidente Vicente Fox diseñó en su contra y, al defenderse en la tribuna de San Lázaro, protagonizó la apología de la polarización.

Y aunque ahora es el Presidente de la República, lo sucedido en estos 21 meses permite confirmar su escaso aprecio hacia los códigos parlamentarios, supeditados a la construcción de mayorías, acuerdos y consensos, conceptos que jamás se emplean en Palacio Nacional.

Pero a diferencia del poco interés que antes le generaba el Poder Legislativo, hoy como gobernante, López Obrador sabe que ahí reside, actúa, respira y aún patalea la escasa oposición; que los votos del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano (MC) conforman ese contrapeso, mínimo y cuatrapeado que, en ocasiones, es un dique para su prisa.

Ejemplos: las reasignaciones presupuestales y el entierro de los fideicomisos.

Y, como cuando era líder opositor, recurre a su mágica formula de polariza, polariza, polariza…

Por eso ahora, en el camino hacia las elecciones del 2021 que habrán de renovar la Cámara de Diputados, el Presidente no oculta la expectativa con la que espera los capítulos legislativos de las prometidas revelaciones de corrupción del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin.

  • Llama la atención que siendo Odebrecht un caso emblemático de esa maraña de negocios privados al amparo del poder público que el Presidente ha ofrecido romper, su interés se concentre en las maletas de videos con los sobornos a diputados y senadores que el funcionario que pasó la charola en el sexenio peñista promete compartir.

Más que conocer el entramado de la corrupción de su antecesor y los beneficiarios de los supuestos cochupos petroleros con empresarios, al Jefe del Ejecutivo le apasiona el guion que Emilio Lozoya les contó sobre cómo compraron al Congreso para aprobar la reforma energética.

El actor principal, sin embargo, prefirió delatar esta semana al expresidente Peña Nieto y al exsecretario Luis Videgaray y dijo que tiene un video que evidencia las corruptelas de un diputado y varios senadores del PAN.

Aunque Emilio Lozoya todavía no dijo nombres, se han filtrado los de Ricardo Anaya, presidente de la Cámara cuando se aprobó la reforma energética, y los de legisladores que, bien lo saben en el PAN, jugaron con Peña Nieto en el cierre de su sexenio, tanto en el plano parlamentario como en el electoral: Ernesto Cordero y los ahora gobernadores de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, y de Querétaro, Francisco Domínguez.

Y mientras los implicados lo niegan y Emilio Lozoya la hace de emoción con el video más esperado de la temporada, en Acción Nacional preparan el regreso de su excandidato presidencial, encabezando la lista de los plurinominales a San Lázaro.

Ricardo Anaya y sus cercanos aseguran que no habrá un capítulo azul del señor de las ligas. Pero el Presidente y los suyos confían en que sí y que ese escándalo descarrilará las posibilidades panistas de ampliar su presencia en el Congreso, los únicos que, al parecer, ocupan a la autoproclamada Cuarta Transformación,

Más allá de los nombres y las pruebas pendientes, el anuncio de las delaciones ha coincidido con el bajo perfil legislativo del PRI y el repliegue de la dirigencia de Alejandro Moreno en las propuestas de una oposición electoralmente unificada.

Porque es cierto que el efecto pedagógico que el Presidente celebra en torno a las dosificadas declaraciones del exfuncionario peñista obligará al PAN, a Movimiento Ciudadano, al PRI y a la plataforma Futuro 21 en que derivará el PRD, a una depuración darwiniana cuando armen sus candidaturas, a sabiendas de que la campaña de 2021 girará alrededor del amago presidencial “yo tengo un videito”.

  • Así que más que quejarse del uso mediático de Lozoya y de la justicia selectiva, la oposición está obligada a sobrevivir con aquellos que puedan pasar la prueba del ácido de la corrupción tolerada. Y encarar la farsa institucional que fue, ha sido, y sigue siendo, su combate.

Porque esa es la estrategia de fondo con la que López Obrador quiere hacer campaña: evidenciar que el Congreso no ha sido contrapeso frente al manejo opaco y discrecional del erario y evitar que ahora pretenda serlo.

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