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La realidad migratoria

Los Juegos del Poder

Maribel Villarreal

En Matamoros, en Reynosa y en Nuevo Laredo se repite la escena desde hace varios meses; cientos de migrantes centroamericanos se mantienen en los límites mexicanos buscando asilo en los Estados Unidos.


Aunque las autoridades no lo han confirmado, usuarios de redes sociales han alertado sobre supuestos robos y asaltos en las cercanías de los cruces internacionales y en algunos centros comerciales.


Han denunciado que se trata de grupos de hombres y mujeres con acento hondureño.


Pero no se limitan a las cercanías de los puentes. En fraccionamientos residenciales alejados de esas zonas andan casa por casa pidiendo dinero. Algunos con aliento alcohólico.


Grupos altruistas les llevan comida y botellas de agua. Los automovilistas los apoyan con algunas monedas.


Las Casas del Migrante, -que se mantienen del apoyo público mediante algunas Iglesias-, están saturadas. El presupuesto del Estado está agotado. La capacidad de atención está rebasada.


El flujo inició desde octubre del año pasado con la primera caravana de migrantes. México no tomó medidas. Era el último tramo de gobierno de Enrique Peña Nieto y el preámbulo para el gobierno de la Cuarta Transformación.


Nuevo Laredo vive una gran crisis que ha superado las capacidades del ayuntamiento y ha obligado al alcalde Enrique Rivas Cuéllar a solicitar la intervención urgente del gobierno federal.


“Estamos erogando de manera mensual unos 900 mil pesos en alrededor de dos mil indocumentados que andan en las calles y que demandan estancia, comida y atención médica”, dijo el edil.


Aseguró que el tema migratorio requiere de la atención de los tres órdenes de gobierno pero que finalmente es responsabilidad directa de la Federación.


El gobierno federal selló ayer 23 municipios de la frontera sur mediante el despliegue de 6 mil 300 elementos de la Guardia Nacional en apoyo al Instituto Nacional de Migración para contener el flujo de migrantes.


La reciente disposición de obligar a la presentación de identificación oficial para el abordaje de unidades de transporte foráneo es otra medida que también coadyuvara en el objetivo.


Un sondeo realizado por “Parametría” denominado “De la Solidaridad a la Defensa del Territorio” reveló que a finales del 2018, cuando empezaron Las caravanas, los mexicanos se solidarizaron con los migrantes.


Sin embargo hoy, después de meses de una acentuada crisis en la frontera, el 60 por ciento de los mexicanos está en contra del ofrecimiento de AMLO de dar trabajo, educación y salud a los migrantes. Parece que terminó el excedido optimismo del presidente Andrés Manuel López Obrador que hace un par de semanas todavía declaró que “donde come uno comen cien y un millón”. La realidad es otra.

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