Opinión con sentido

El ciclo perverso de la violencia

Por: Carlos Puig

Como en los peores momentos del sexenio de Felipe Calderón, las noticias sobre la inseguridad salpican páginas de diarios y sitios informativos de internet.

Homicidios, secuestros, asaltos, robos. Como suele suceder desde hace un tiempo nos llenamos de eventos sin demasiada explicación ni contexto. Y, como desde hace algunos años, las autoridades responden con expresiones de voluntarismo, más que con estrategias y resultados.

El reporte diario que recibe el Presidente a las 6 de la mañana con un conteo preliminar de homicidios, que en general subestima los delitos, pinta un cuadro alarmante: 491 víctimas en los últimos cinco días reportados. 98 diarios en promedio, los peores números del joven sexenio.

Jalisco, Baja California, Guanajuato parecen en llamas. Los altos niveles de impunidad no ceden. La apuesta por la Guardia Nacional o la masiva movilización de fuerzas militares previa a la Guardia no parece tener ningún efecto. Seguimos en la reacción cuando las cosas empeoran en alguna zona.

Fuera de la estrategia y la mirada federal, más allá de las reuniones diarias o semanales, los estados parecen estar en el deterioro al que malamente nos hemos acostumbrado. Con menos presupuesto y sin transformaciones estructurales, menos inversión en prevención; ni la importante, sin duda, atención cotidiana en las madrugadas de Palacio Nacional ni la mera coordinación están dando los resultados que se esperaban.

Como bien lo explica Ernesto López Portillo, seguimos atrapados en un ciclo de repetición de políticas de seguridad fallidas:

1. La violencia genera presiones por resultados.

2. La autoridad responde con acciones urgentes de corto plazo.

3. No logran instituciones profesionales y eficaces.

4. La violencia sigue y genera presiones por resultados.

Peor aún, si el asunto se politiza, es decir, si las autoridades ven las quejas ciudadanas y la información en los medios como ataque de los adversarios y responden en el tono que pareció responder Claudia Sheinbaum o el Presidente después del secuestro y asesinato del joven Ronquillo.

Nadie podía esperar que lustros de violencia se terminaran de un plumazo, pero la tendencia de estos meses si nos obliga a preguntarnos si la estrategia anunciada es la correcta.

@puigcarlos

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