Política

Con Urbanidad

Por: Vicente Hernández

Fue en la década de los años treinta cuando la escultura de Rómulo Rozo llamada “El pensamiento” fue exhibida por primera vez en la Biblioteca Nacional de México, y durante muchos años se convirtió en una de las figuras más populares del folclor mexicano, pero desafortunadamente a nivel mundial nos dio la fama de que los mexicanos somos flojos descuidados y borrachos.
La imagen quizás las nuevas generaciones no la conozcan, pero es la de un hombre dormido, ensarapado, con la cara escondida bajo su sombrero, recargado en un cactus y algún malintencionado posteriormente le agrego una botella de tequila, difundiendo el estereotipo de que los mexicanos somos los reyes de la flojera y de la borrachera.
México es uno de los países que aun esta en la lista de los países catalogados como subdesarrollados, pero no está solo, le acompañan también Afganistán, Argentina, Sierra Leona, Chad, Costa Rica, Ghana, Ecuador, Turquía, Jamaica, Vietnam, entre otros, frente a los que tienen mejor desarrollo como lo son Noruega, Estados Unidos, Suiza, Islandia, Hong Kong, Australia, Holanda, Portugal, Italia, España, Japón, Canadá.
También es cierto que los mexicanos no somos muy dados a unificarnos para trabajar en bien del desarrollo de la nación, y peor cuando en las mañaneras se nos inculca que no debemos ser “aspiracionistas”, que si tenemos un par de zapatos y 200 pesos en la bolsa es suficiente, mientras el que da la predica vive en un palacio rodeado de lujos, y si trae 200 pesos en su cartera es suficiente, porque solo necesita un tronar de dedos para que las arcas de la nación se abran “para lo que se ofrezca” como en el cuento de “Las mil y una noche” con la cueva de Ali-Baba y los cuarenta ladrones, que se abría pronunciando las palabras “Ábrete Sésamo”.
Los mexicanos en comparación con los judíos o los árabes, no trabajamos en nuestro país al igual que nuestros compatriotas en los Estados Unidos, debido quizás al pensamiento o teoría del empresario y Político Israelí Erel Margalit cuando dijo: “Una nación de inmigrantes es una nación de emprendedores” y la razón nos la da las remesas enviadas a México, que sumaron un total de 51.585,7 millones de dólares en remesas al cierre de 2021, una cifra récord que representó un aumento del 27 % respecto a 2020, cuando alcanzaron los 40.605 millones de dólares.
Estadísticamente según el analista laboral Gerardo Hernández, al menos 3 de cada 10 personas trabajadores en nuestro país han bajado su rendimiento al mínimo esfuerzo en su empleo actual, por la baja posibilidad de conciliar su vida laboral y personal, entre otros motivos; ¿Entonces cómo explicar que los líderes sindicales de la CROC, CTM y CROM están pidiendo 14 mil pesos de salario mínimo para el 2023? Porque resulta incongruente que bajen su rendimiento laboral, pero pidan aumento no solamente salarial, además piden que las prestaciones de trabajadores se deduzcan 100 por ciento dentro de lo que marca el Impuesto Sobre la Renta (ISR); que las pensiones se paguen en salarios mínimos, no en UMAS; promover menos días de trabajo y semanas de 40 horas, todo lo anterior expresado por Isaías González Cuevas, secretario general de la CROC durante el encuentro de lideres sindicales celebrado en Guadalajara el día de ayer.
Pero Isaías fue más allá, pidió ampliar el periodo vacacional a 15 días desde el primer año de servicio, así como un aguinaldo de 30 días y no de 15, como es actualmente, argumentando que es mucho el trabajo y es insuficiente el salario que perciben, que en promedio en México es de entre nueve mil y 10 mil pesos, pero que debería ser de al menos 14 mil pesos mensuales, para sobrellevar los elevados costos de la canasta básica que subió casi 25 por ciento, y la inflación que en el país está por arriba de ocho por ciento en servicios, rentas y educación .
Visto desde ese punto de vista, y de ser probadas sus aseveraciones, un aumento al salario minino lo único que acarrearía seria caer en un circulo vicioso, con más inflación que rebasaría el actual 8% pero hay que tomar en cuenta que también existen trabajadores que perciben ingresos muy por debajo del salario mínimo, en contraste con los sindicalizados, que para empezar tienen trabajo de planta, prestaciones, despensas, vacaciones, días económicos, comisiones, y otras canonjías que les brinda pertenecer a un sindicato, además de todo esto, los agremiados tienen a un líder que montado en carro, o camioneta del año, con trajes de diseñador, relojes Rolex, y ostentosas residencias, claman justicia sindical a empresarios “que se acostumbraron a pagar poco por mucho trabajo”
En resumen: las llamadas renuncias silenciosas en empresas para brincar al empleo informal en menores proporciones, se debe tal vez a los malos liderazgos y ambientes organizacionales, y la falta de reconocimiento a su esfuerzo, motivando a los trabajadores en México, a cumplir únicamente con lo necesario laboralmente, sin comprometerse a más, y ojalá que con este pensamiento la imagen del hombre dormido, ensarapado y tequilero, no vuelva a representar al mexicano a nivel mundial.

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