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Focos Rojos en Altamira.

Armando Martínez en su toma de protesta para el PRI

Cae en picada imagen del alcalde Arrastrando a MORENA en su desplome.
Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Quienes esperaban ver a Francisco García Cabeza de Vaca preocupado por el avance de Morena en el sur de Tamaulipas se han equivocado rotundamente. El gobernador se pasea entre Tampico y Altamira como si los dos municipios fueran panistas, y realmente nadie notaría cuál de los dos pertenece ideológicamente a la Cuarta Transformación.

Se esperaba que el resultado de las elecciones de 2021 hiciera contrapeso a las decisiones del mandatario. Gracias al voto ciudadano, Morena gobernaría al 75 por ciento de los habitantes de Tamaulipas, es decir, a 1 millón 669 mil personas; al PAN le correspondería el 25 por ciento. Por lo tanto, el movimiento de López Obrador ya era la primera fuerza política de facto en la entidad, por encima de Acción Nacional.

El problema es que municipios como Altamira, aunque los ganara la izquierda, solo pertenecen de nombre a Morena, y en todos sus actos son fácilmente confundibles con el PAN o el PRI.

Basta comparar la actitud que tuvieron con el gobernador los dos alcaldes morenistas de la zona sur, Armando Martínez de Altamira, y Adrián Oseguera de Madero, para convencerse de quién defiende los colores de la izquierda.

El viernes 25, Oseguera Kernion acompañó a García Cabeza de Vaca en una gira por su localidad. Cada uno promovió las acciones de sus respectivas administraciones. En público, el gobernador mostró sus logotipos azules. El alcalde de Madero, a su lado, portaba su chaleco guinda, color simbólico de Morena.

Un día antes, el jueves 24, Cabeza de Vaca recorrió el municipio de Altamira, acompañado de Armando Martínez. El gobernador usaba su camisa oficial con el emblema “Tam”, de color azul. A su lado, el alcalde altamirense, que toda la semana había usado una camisa guinda, se volcó a vestir una camisa blanca. ¿Acaso Morena le causaba vergüenza?

Fue más bien una decisión torpe y complaciente, además de falsa y desleal, que dejó una impresión miserable de Armando Martínez a los ojos de los testigos. Errores como estos jamás ocurrirían si alcalde estuviera respaldado por un comunicador profesional o, por lo menos, por alguien de experiencia en el servicio público.

Si en las jornadas de mayor proyección Armando Martínez no muestra la identidad morenista del gobierno municipal, si no se ufana de la causa política que lo ayudó a llegar al poder, entonces rechaza esa filiación o busca la simpatía del panismo, personificado en el gobernador Cabeza de Vaca. ¿De qué le sirve la camisa guinda mientras se pasea en los ejidos y poblados pequeños, donde ya es gobierno?

La mayoría de los altamirenses, sumidos en carencias de servicios públicos, seguridad y empleo, solo retiene que la autoridad local se llama Armando Martínez Enríquez, y se desentiende en absoluto de todo lo demás, como se ignoran las cosas que carecen de sentido práctico. Ni siquiera llegan a rollo términos como “Cuarta Transformación”, “la esperanza de México” o “izquierda”.

El vacío conceptual de este gobierno nace directamente de la jefatura de Comunicación Social, a cargo de Cynthia Jaime, una locutora recomendada por el diputado federal Erasmo González para que le cuide algunos negocios y le sirva de “oreja” a las actividades del alcalde. Es decir, su lealtad se la debe a Erasmo, y su misión no es servir a Armando Martínez sino espiarlo.

Algunas de las filtraciones salidas de la oficina de Cynthia indican que el alcalde se pondrá la túnica de Judas Iscariote y venderá su apoyo al PAN en la elección de gobernador del 5 de junio. Quitarse el uniforme morenista no fue un hecho accidental sino uno bien razonado. Armando se queja en silencio de que Américo “no lo ha llamado”, y ha preferido negociar de antemano con el panista César Verástegui y su equipo. Su papel será el siguiente: dejar correr a sus anchas a los operadores del PAN y no intervenir en favor de Morena.

Estas son algunas confidencias en contra del alcalde que han llegado a oídos de Erasmo y los morenistas, aunque no son las únicas. Además, la señorita Jaime también se queja del jefe de Comunicación Social de Comapa Altamira, a quien acusa de nexos con personas de mala reputación. Algunos señalamientos son tan graves que, a falta de pruebas, no nos atrevemos a ponerlos aquí, pero los vamos a corroborar.

Con Cynthia Jaime como jefa de Comunicación de Altamira no se fortalece la imagen de Morena, ni se posiciona Armando Martínez como alcalde conurbado, ni abre paso a la campaña de Américo Villarreal al gobierno del estado.

La espía sigue adelante con su trabajo de exhibir a los funcionarios municipales de Altamira, mientras el gobierno municipal se desdibuja y decepciona prematuramente a los ciudadanos.

Si su propósito es facilitar el triunfo del PAN en este municipio, está cumpliendo cabalmente con ese cometido.

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