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Leticia Sánchez; Si mentir, si robar, si traicionar

Traicionan diputadas locales a sus partidos en Tamaulipas

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Llamamos íntegra a una persona cuando se muestra leal a sus principios  y honra sus compromisos. Y en estricto sentido, principios y compromisos implican limitaciones, servir a otros y no solamente a sí mismo. En política, los pocos que cumplen con estas premisas se ganan el respeto ciudadano. Pero la mayoría lo pierde, como acaba de ocurrir con Leticia Sánchez Guillermo y con Danya Aguilar Orozco.

Si su nombre no le dice nada, no le extrañe. Leticia Sánchez Guillermo llegó a la diputación local por cantar en las calles “Es un honor estar con Obrador”, cuando el tabasqueño era atacado por los panistas. Su devoción al Presidente es sincera, pero no al partido.

Luchar por la democracia, defender una causa, encabezar un movimiento, ayudar a la gente, ninguna de las acciones características de una figura pública o política se encuentran en Sánchez Guillermo, y este es un rasgo esencial para tomar en cuenta porque explica su inmadurez e irresponsabilidad como diputada local.

Ella ha adorado siempre a López Obrador, y siguiendo la corriente de los chilangos, colaboró en la fundación de Morena en Matamoros, aunque no entendiera nada del cambio histórico que este se propone.

Gracias a la efervescencia por el tabasqueño, Sánchez Guillermo ganó la diputación local del distrito XI, de Matamoros, y fue la única legisladora de oposición en un Congreso del Estado completamente ocupado por el PAN, con 21 de 22 asientos de mayoría. Su labor pasó sin pena ni gloria y fue menos que un fantasma en esa legislatura, pero ya empezaba a cambiar.

Olvidándose del partido que la ayudó a llegar al poder, el 30 de mayo de 2021 montó un sainete con un grupo de señoras para gritarle en la cara al alcalde de Matamoros y a Mario Delgado, presidente nacional de Morena. Y fue más allá de eso: presentó una denuncia contra el presidente municipal, al que casi acusó de que querer matarla. Estas incoherencias, desde luego, fueron desechadas por la Fiscalía.

En 2021, Leticia Sánchez Guillermo se reeligió como diputada local, al amparo nuevamente de Morena, pero su plan era otro.

Apenas se instaló la 65 Legislatura, la matamorense se pasó a la diputación del PAN, alegando imposiciones, maltratos y todo número de quejas.

Luego, justo cuando se debilitó el grupo panista con la salida de Cabeza de Vaca, volvió a la bancada de la 4T. Parecía haber recuperado la cordura política. ¿Quién desea estar con los perdedores electorales?

Pues ella: Leticia Sánchez Guillermo; acaba de renunciar nuevamente a la bancada de Morena. Esta vez no se tomó la molestia de dar explicaciones o sonar convincente: simplemente metió un oficio a la Mesa Directiva del Congreso para solicitar su “inmediata” incorporación al PAN.

Así destrozó su devoción a López Obrador y a la causa de la 4T, no para hacer un trabajo legislativo independiente, pero de izquierda, sino para ayudar al PAN y los conservadores, enemigos declarados del Presidente.

En Sentido Común hemos advertido cientos de veces que los métodos absurdos de Morena para designar candidatos carecen de respaldo ciudadano y congruencia política. Leticia es sólo un caso  más de traición y engaño a los principios del partido.

La otra que tampoco se rige por convicciones políticas es Danya Aguilar Orozco, también diputada local, pero ella se ha pasado del PAN a Morena.

Aguilar Orozco se preocupó al menos de fijar los términos de su dimisión al grupo albiazul: no renuncia al PAN como militante, pero sus decisiones legislativas las tomará como diputada independiente, sin seguir línea de Luis Cantú, alias el “Cachorro”, ni Félix el Moyo Aguiar.

Con ella ya son tres las diputadas que abandonan al PAN para pasarse a Morena; las otras dos fueron Sandra Luz García Guajardo y Linda Mireya González, igual de inconstantes que Sánchez Guillermo.

La diputación morenista mantiene la mayoría simple en la 65 Legislatura para aprobar o no cuentas y ordenar auditorías. Pero no tiene las dos terceras partes de los votos para hacer reformas constitucionales.

La verdadera reforma en la que deben pensar es en la de sus estatutos, para impedir candidatos desleales y traidores, sobre todo ahora que viene la elección de 2024, la madre de todas las elecciones.

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