Sin categoría

EL CUADERNO

El cuaderno
Por Oscar Díaz Salazar

Un cuaderno simple, de la marca “Scribe”, de hojas de papel bond, de rayas, con formato vertical y con un espiral de plástico sujetando cien hojas, con portada y contraportada de cartón, sin dibujos. Su precio no superaba los veinte pesos.

El cuaderno era de las mismas características que utilizan los estudiantes de escasos recursos económicos.

La “libreta”, como le dicen en Monterrey a lo que nosotros llamamos cuaderno, registraba los compromisos que anotaba de su puño y letra el funcionario más cercano al diputado – candidato – presidente municipal, y que el jefe iba estableciendo día con día.

Los caracteres se registraban en las hojas al fluir la tinta de una pluma simple, de la marca BIC o de manufactura china, de esas que se compran por decena en la tiendas de los chinos y que cuestan un dólar el paquete.

Con ese tecnología de antes de la era digital, antecesora de las “Palm”, las tablet, las computadoras, las grabadoras de audio, las agendas electrónicas y los teléfonos inteligentes. Con esas herramientas se llevaba la agenda y los compromisos, es decir se registraban las promesas y compromisos del jefe… y se iban resolviendo.

En una hoja cualquiera, tomada al azar y correspondiente a un día cualquiera de esa “no rutina” que desarrollaron por años y que los ha llevado hasta la gubernatura de Tamaulipas, se registran notas como las siguientes:

Gestionar el cambio de turno, en la secundaria técnica de la Retama, del hijo de doña Rebeca, la seccional del rumbo.

Seleccionar y ordenar la compra de los trofeos para el torneo de futbol que
lleva el nombre del jefe y que organizaron los miembros del sindicato de albañiles.

Comprar el paquete de útiles escolares y llevarlos a la escuela primaria del CONAFE, solicitado por Margarita F.

Hablar con el Subsecretario de Salud para gestionar el pase con el oncólogo del tío de Doña Lucy, del Ejido Los Cavazos.

Hablar con el presidente de la unión de loteros (vendedores de autos usados) para documentar el tema del decreto de ese año y redactar las notas para la reunión con el Secretario de Economía.

Tramitar el alta de Pedro N., en la Jefatura de bajos consumos en COMAPA.

Llevarle 400 pesos a Doña Trini, solicitados para el pago en CFE.

Comprar y llevar los dos mil blocks que pidió el Parroco José, para la construcción de la capilla.

Revisar la permuta del predio del colegio de profesionistas y tramitar la autorización del Congreso.

Con frecuencia se requerían varias hojas para las anotaciones del día. En esos cuadernos se consignaban compromisos de todo tipo, gestiones, peticiones, sugerencias y quejas que se delegaban, se comunicaban, se tramitaban y casi siempre se resolvían. Si el asunto se finiquitaba, una raya sobre el texto indicaba el fin del proceso. Si el tema no podía resolverse favorablemente, o demoraba más de lo planeado, el ciudadano que hizo el planteamiento recibía una llamada para saber lo que estaba ocurriendo.

Ahora que tienen un enorme aparato burocrático para atender a los ciudadanos y para dar seguimiento a los compromisos. Hoy que se cuenta con tecnologías que facilitan las comunicaciones, mucha falta les hace ese modesto cuaderno de rayas, esa pluma BIC de punto mediano y tinta azul… y por supuesto el trabajo, la inteligencia, el talento, el compromiso, la sensibilidad y la disposición del mejor colaborador que ha tenido el gobernador.
Su nombre: Raúl García Vivian.
¿Que me mueve el afecto?… sí, pero no deja de ser cierto.

Notas relacionadas

Botón volver arriba