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Gerardo Peña: el Chupacirios del Gobierno de Tamaulipas

Por Oscar Díaz Salazar
Es preocupante la insistencia de los funcionarios del gobierno de Tamaulipas, en mezclar los asuntos del estado -los actos del poder civil- con los propios de la religión, y para ser más precisos: de la religión católica. Aunque tengan tratos con representantes de diversas agrupaciones religiosas.
Demostrando una total ignorancia de nuestra historia, de las grandes dificultades para llegar a la libertad de cultos, del lastre que representó, para el desarrollo de nuestro país, la iglesia católica en aquellos años en los que estuvo involucrada en el gobierno y en la economía, de la sangre derramada hasta lograr la separación del estado y las iglesias.
El reincidente en faltar a la sentencia de dar al César lo que es del César, y a Dios, lo que le es propio, es el titular de Bienestar Social, Gerardo Peña Flores.
El jefe de la oficina concebida para paliar los efectos de la pobreza y generar condiciones de bienestar entre la población que presenta mas carencias, no da pie con bola, y antes que pensar en saldar la deuda que como sociedad tenemos con los pobres, y particularmente la que tienen los que gobiernan, Peña Flores se ha dedicado a ofrecer las recetas propias de los libros de autoayuda, para hacer frente a la pobreza, entendiendo esta condición como culpa de los que la padecen y no como fallas de la sociedad y del sistema económico.
Cursos de inglés y conferencias de coaching, autoayuda, superación personal, todas con el toque religioso y con la participación de conferencistas cuyo discurso y narrativa gira alrededor de los valores y creencias de la iglesia católica.
De los gobiernos priistas nos quejábamos porque no les alcanzaba nada más que para repartir despensas, con todos los asegunes  que eso implicaba, como el considerarlo una dádiva del gobierno, el uso electorero que se le daba a este programa, el efecto de perpetuar la situación pues se generaba dependencia hacia el gobierno y conformismo entre la población beneficiada. Pues ahora la situación esta peor, y lo digo porque no fue la mejor solución para erradicar los vicios y los negativos de un programa, la decisión de cancelar el programa, eliminándolo para todos.
Ahora no hay despensas. Lo que Gerardo Peña, en su carácter de Secretario de Bienestar Social ofrece, es un curso de inglés… Y detrás de esta propuesta esta la convicción de que eres pobre porque no sabes inglés, no te preparaste, no estudiaste lo suficiente, eres tan conformista que te quedaste con el idioma de tu patria.
La otra gran propuesta que nos hace el Beato Gerardo Peña es una cápsula de entusiasmo, una sesión de motivacion, una dosis de discurso de superacion… Como si la pobreza, la falta de vivienda, la falta de oportunidades educativas, la carencia de servicios médicos, el hambre y la sed, se pudieran afrontar solo con entusiasmo, se lograran disipar con la frase que fue de uso general y que también nos robó el ex gobernador Tomás Yarrington, el napoleoncito recién aprehendido, que cerraba sus discursos expresando: “Pórtense bien, y échenle muchas ganas”.
Me parece importante recordarles que la indicación de no involucrarse con las iglesias, no es una ocurrencia de mi parte, ni está sujeta a que algunos o muchos consideren que es bueno que el gobierno esté cerca de la iglesia -mismos que exigen el deslinde del gobierno con los que creen en la “Santa Muerte”- no es que yo lo quiera. Les comparto un fragmento de la  LEY DE ASOCIACIONES RELIGIOSAS Y CULTO PÚBLICO

ARTICULO 25.- Corresponde al Poder Ejecutivo Federal por conducto de la Secretaría de Gobernación la aplicación de esta ley. Las autoridades estatales y municipales, así como las del Distrito Federal, serán auxiliares de la Federación en los términos previstos en este ordenamiento.

Las autoridades federales, estatales y municipales no intervendrán en los asuntos internos de las asociaciones religiosas.

Las autoridades antes mencionadas no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares. En los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada, en los términos de las disposiciones aplicables.

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