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LA CARTA…

Maremágnum
Mario Vargas Suárez
La carta

Fue muy común que la comunicación escrita entre personas se diera por medio de misivas que, tradicionalmente eran entregadas por los empleados postales, también conocido como el servicio de correo.

La historia del correo en el mundo adquiere connotaciones extraordinarias cuando sabemos que los ‘carteros’ hacían su recorrido a pie, a caballo, en carreta, en bicicleta, en moto, en auto, en ferrocarril, en barco o en avión.

Las cartas tuvieron mucha aceptación porque en ellas se plasmaba lo mismo que una idea, un sueño, una ilusión, una decepción, una esperanza, un nacimiento, una muerte.

La carta era una voz que emanaba del silencio de la lectura.

Durante décadas, el servicio postal de todos los países sirvió de enlace en este tipo de comunicación, lo mismo entre los particulares, los comerciantes, los gobernantes e incluso con las autoridades de distintos contextos.

El avance de la tecnología hizo que el servicio postal decayera sustancialmente por la aparición del correo electrónico, ya que casi en ‘tiempo real’ los mensajes de toda naturaleza eran enviados y recibidos por los destinatarios.

El gran salto de la carta tradicional al correo electrónico, no solo fue la velocidad de entrega, sino que además, pasó del texto a la imagen y, al video, incluyendo el audio. Es decir, la Carta cambio sustancialmente la calidad del mensaje.

Pese a los cambios que ha sufrido las cartas, uno de sus tipos no ha sufrido grandes modificaciones, sobre todo cuando hablamos de la Carta Abierta o Pública, ya que tiene la característica de que ser leída por una amplia audiencia.

Significa entonces que un sector de la población -o incluso un solo individuo-, tiene acceso a una comunicación que se da entre un destinatario y su remitente, cuyo contenido informativo está abierto y distribuido hacia -o por- el público.

Por lo general la Carta Abierta suele tomar la forma de una carta convencional enviada a un individuo pero que al mismo tiempo se muestra al público a través de periódicos y otros medios de comunicación.

Lo anterior tiene como antecedente que ayer lunes, los medios de comunicación impresa y en algunos portales de internet, se publicó una Carta Abierta dirigida al presidente de los mexicanos.

La Carta Abierta la firma un grupo de 15 organizaciones, entre educativas, empresariales, y de la comunicación, con sede en la capital de Tamaulipas, donde le dicen entre otras cosas: “…el bien social que más anhelamos los tamaulipecos es la paz y la emoción más profunda que deseamos compartir con todos, particularmente con nuestras familias, es la tranquilidad”.

No hay necesidad de ser muy sabios para entender que empresarios de la educación, de los medios y de otras ramas de la industria de la capital cueruda, le están diciendo al mandatario federal sobre el clima de inseguridad que vivimos en Tamaulipas.

Llama la atención esta Carta Abierta porque ahí están tres editoriales con algo rating de audiencia, instituciones de educación privada que se han distinguido por su inversión en la educación de los niños y juventud de Tamaulipas, así como organizaciones de la construcción, del comercio, profesionales como los abogados, etc.

Dicen en otro apartado “…hemos trabajado de la mano con las autoridades en cada una de las etapas de la Estrategia de Seguridad Tamaulipas… el trabajo ha sido insuficiente para detener de una vez por todas los secuestros, los asesinatos, los desaparecidos, las extorsiones; hechos que vulneran y atentan contra nuestras vidas…”

La organización de estos tamaulipecos no denuncian, hacen hincapié en los “…cobros de piso a miles de comerciantes organizados, establecidos y hasta ambulantes, lo que ha llevado a contar cientos de empresas quebradas, ranchos abandonados, carreteras y calles que no podemos transitar”.

La Carta Abierta es una forma de comunicación, es un llamado al presidente de la república, EPN, sobre la forma de vida de los tamaulipecos que, todavía, tienen fe en que esto se compondrá.

Tamaulipas ocupa el primer lugar en movilidad poblacional, debido al clima de inseguridad que percibe la población civil en esta esquina dorada del país.

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