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Igual que su padre hace 4 décadas, el mito del alcalde Canturosas se rompe

Tintero

Por Francisco Pucheta González 8 de junio de 2015

Hace 40 años el padre del alcalde Carlos Canturosas Villarreal vivió una historia muy parecida a la suya. Después de gobernar por tres años a Nuevo Laredo, Carlos Enrique Cantú Rosas,´´El Chale Boy´´ caía en desgracia al no embonar en los proyectos de un sistema que se agotaba y perdía credibilidad frente a la sociedad.

Pero la situación del hijo es todavía peor. Su extremada voracidad lo orilló a rodearse de las peores gentes para sacar tajada del botín político en que convirtieron a la administración municipal 2013-2016. Sin embargo, con el revés sufrido el cabalístico domingo 7 en las urnas y la detención de su principal operador político Carlos Germán Deanda Hernández, en lo legal, se esfuman todas las posibilidades de seguir siendo oferta política.

Más que la recuperación de un partido (PRI), estamos presenciando los funerales del malogrado sueño de un dictador tercermundista que es derrotado por su gente pero que en lo legal tampoco le va bien por cuestiones como la de su secuaz secretario de Obras y Servicios Públicos Municipales y el despojo del Parque Silao.

Por todo esto se anticipan cosas peores para él y sus seguidores pero si a eso le sumamos que CCR le metió 20 millones de pesos del erario público a la fallida campaña de su candidata Laura Zárate, la situación es todavía más complicada para él porque cae en el ámbito del peculado. Con esa inversión pudo comprar entre 4 y 5 mil votos pero los Chavira le pusieron ´´campana´´ a los nefastos operadores de Canturosas Villarreal y desactivaron a tiempo la ilegal inducción de los sufragios.

Entonces el panorama para Canturosas Villarreal realmente es negro y no se sabe qué fin tendrá porque los episodios que enfrentará en los siguientes días realmente le dificultarán la vida.

Pero de una cosas sí estamos plenamente seguros, el único malqueriente que existe en Nuevo Laredo se llama Carlos Canturosas Villarreal porque traicionó a su pueblo y se dedicó a delinquir en vez de gobernar. Ni los medios ni los encomenderos sobornados por su administración le funcionaron y con eso vamos de gane los que sí amamos a esta ciudad.

De hoy en adelante que se cuide porque las crujías de la cárcel lo están reclamando.

Porque los delitos que pesan en su contra son muchos y uno de ellos le puede costar la libertad muy merecidamente, ya que Carlitos resultó ser un hampón de alta escuela y de mucho cuidado, capaz de acabar con los bienes y haberes de todo un pueblo, lo que hay que frenar a toda costa.

El neopanismo se acaba por fortuna, el verdadero cambio lo imponen los electores.

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