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La nulidad de los gobiernos en seguridad y previsión

TINTERO

Por Francisco Pucheta

Dicen que hombre prevenido vale por dos. Sin embargo esa máxima no funciona en México en donde se pagan los impuestos más inequitativos del mundo, como el IVA por ejemplo, y a pesar de ello los servicios y atenciones que reciben los ciudadanos son contados o ni siquiera llegan a eso.

Están los renglones de seguridad pública y prevención de desastres naturales en donde priva un absoluto abandono del Estado mexicano, pues si bien es riguroso en la imposición de alcabalas es muy malo en el cumplimiento de sus obligaciones y deberes.

Está el caso reciente de Ciudad Acuña, Coahuila donde por enésima ocasión se evidencian la irresponsabilidad e ineptitud institucionales al no alertar a la población sobre la proximidad y amenaza del meteoro que en seis segundos arrasó con una parte de la población civil, dejando una estela de muerte, de personas desaparecidas y daños materiales incalculables.

Pretextar que son fenómenos impredecibles o que no permiten alertar a la población es estúpido y carente de sustento puesto que hoy en día el servicio meteorológico se apoya en la tecnología de punta para ofrecer información de primera mano acerca de los fenómenos naturales como ciclones y tornados que pudieran poner en riesgo la vida de las personas, tal como ocurrió en el estado coahuilense.

En Estados Unidos y otras partes del mundo se accionan los códigos de alerta a través de los medios masivos de comunicación donde de manera intermitente se envían señales a la población para que tome sus providencias. De esa forma se logran salvar vidas al disponer de herramientas tan indispensables como es la información que baja de los radares del servicio meteorológico y que da oportunidad de dimensionar los riesgos que se ciernen sobre los seres humanos.

Si Ciudad Acuña tuviera un buen gobierno municipal dotado de equipo tecnológico y humano en Protección Civil seguramente se hubieran tomado las providencias y salvado vidas pero como las autoridades obraron a la ligera y con falta de responsabilidad, pasó lo que tenía que suceder porque nadie estaba preparado.

Y como siempre, son las familias las que salieron perdiendo ante la evidente irresponsabilidad de quienes gobiernan en su comunidad. Hemos visto cómo en otros casos también las autoridades han fallado y muy particularmente en aquellos que se refieren al combate simulado al narcotráfico o a la guerra entre cárteles donde también existen fallas estratégicas para alertar adecuadamente a la sociedad civil sobre los enfrentamientos que se dan en las calles, con saldos de víctimas inocentes que lamentar.

Desafortunadamente son problemas que no se atienden con atingencia primero porque a los gobiernos no les exigen cumplir con sus obligaciones que para eso están en los puestos que ocupan.

Lo acaban de vivir los habitantes de la entidad coahuilense pero en Nuevo Laredo el gobierno municipal no curte malas vaquetas en esas cuestiones pues lo acabamos de constatar el sábado 26 por la noche durante la tormenta con rachas de vientos huracanados que azotaron a la ciudad, en donde las advertencias de las autoridades brillaron por su ausencia.

Sucede no solo con los fenómenos naturales sino con los provocados por la delincuencia organizada en sus enfrentamientos con las fuerzas de seguridad pública estatal y federal, en donde tampoco se previene a la ciudadanía para evitar bajas de inocentes.

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