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El tiempo de PEÑA se acaba. Viene relevo de capitán para enderezar la nave

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Por Mauricio Fernández Díaz

Como petardos chinos, a lo largo y ancho de la geografía mexicana las explosiones van suscitando se una tras otra, sin que haya motivos que muevan el optimismo de que mejorará en mediano o largo plazo.

En el extremo y Sosteniendo con las uñas esta ristra de sacudidas, el presidente PEÑA Nieto aparece ya agotado, extenuado, sin nada que ofrecer ante el rebase que por izquierda y derecha hacen los grupos hambrientos de poder y dinero.

Nada puede hacer, ya que fue puesto ahi como para cumplir el cometido, las exigencias del gran capital extranjero y grupos políticos coludidos con ellos.

Peña es sacrifica le y lo sabe. Su cara bonita, su papel de galán de telenovela no pudo superar la tremenda mediocridad intelectual que padece.

Coincidentemente, las grandes limitaciones que sufre el presidente fue lo que decidió fuera candidato de su partido.

Los dinosaurios priistas regresaron más hambrientos que nunca, después de haber estado alejados del botín durante dos sexenios.

Para lograr recuperarse, tenían que poner a un pelele que retratara bien y sufriera sin chistar el escarnio popular ante las reformas anti populares que se impusieron con la cómplice y traidora participación de las fuerzas de “oposición” llámese PRD o PAN.

Hoy, México está ante la lupa, el escrutinio mundial y el escenario es propicio para remplazar al títere que está en la presidencia.

El hecho de que hayan filtrado información sobre un muy posible cáncer en la glándula tiroides de PEÑA es un indicio claro de que su retiro por enfermedad esta siendo fríamente calculado.

Esto obviamente no cambiaría nada por si sólo, pero daría una tregua al corrupto sistema ante la venta de otra ilusión, de otra esperanza a los mexicanos: que quien llegara vendría “Ahora si” a poner orden en nuestro país.

Por lo pronto, el tiempo avanza y corre en contra de PEÑA…un escándalo igual o mayor al de los normalistas desaparecidos sería sin duda la explosión del último petardo que tronaría al sacrificable presidente. Es impensable creer que PEÑA pueda, con las discapacidades ya mostradas, tener el remedio para enderezar la nave.

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