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UNIFORMES, UN “PELLIZCO” AL ERARIO ESTATAL

MAREMAGNUM

Mario Vargas Suarez

Cada final e inicio del ciclo escolar, la prensa local y nacional dedican buenos espacios al tema de los uniformes en las escuelas y aunque la determinación es que no existe obligatoriedad para que los estudiantes lo adquieran y porten, el tema siempre se explota.
Los altos funcionarios de la educación en el país y en los estados siempre declaran en el mismo sentido, amenazando incluso a los maestros y directivos que por lo menos intentan exigir el uniforme a los estudiantes, no importa el nivel de la escuela.

Hasta el momento no he sabido de ningún caso, en Tamaulipas o en el país, que se refiera a una sanción por exigir el uniforme escolar.

Sin embargo si sabemos interpretar es el lenguaje no verbal de los funcionarios de educación, dice exactamente lo contrario que sus propias indicaciones, cuando observamos en eventos sociales, cívicos o políticos, donde aparece una figura del gobierno y los mares de escolares bien uniformados son los que siempre salen en la toma del video o fotografía oficial.

Los niños de escuela son el marco, es el escenario para que los políticos se luzcan.

En Tamaulipas y en el país, los alumnos que no llevan uniforme a los actos oficiales… esos ocupan un lugar atrás, donde no se vea la inobservancia de la indicación, donde no se vea la indisciplina.
Convencido soy de los beneficios de utilizar el uniforme escolar; aunque reconozco existen quejas por los altos costos de esa ropa y los pingües negocios que favorecen a unos cuantos; también se oye de la falta de efectivo de los padres de familia.

Podemos incluir en el mismo tema, los uniformes de trabajadores de algunas empresas, que buscan una mejor imagen, como los empleados bancarios o las industrias refresqueras.

¿Cuándo y dónde empezaron los uniformes institucionales?

Refiero institución cuando hablo de dependencias gubernamentales, como las universidades públicas, los gobiernos municipales o el de los estados, incluso el uniforme de los partidos políticos.

No sabría determinar el momento del porqué las instituciones se empiezan a uniformarse. Quizá iniciaron en las escuelas, cuando los chicos de la secundaria o bachillerato, en ese espíritu retador y rebelde, exigieron el uniforme de sus maestros.
La realidad es que incontables escuelas desde la educación inicial hasta el nivel superior, el personal de apoyo a la docencia y los mismos profesores, incluyendo los directivos, ya usan cotidianamente uniforme.
Lo que no es claro, es el financiamiento del uniforme institucional, porque algunos sindicatos han negociado con la empresa absorber completamente los costos de los uniformes. Se sabe que algunas organizaciones sindicales tienen en la firma de su contrato colectivo la dotación de uniformes hasta dos o tres veces al año, sin costo para los trabajadores.

En Tamaulipas un problema que puede agigantarse es que algunos “nuevos” funcionarios que sin estar ‘empapados’ de estos temas, exigen la portación del uniforme institucional cuando son los mismos empleados quienes por gusto y unidad, diseñaron y costearon esa ropa.

Es característico que en las escuelas los profesores usen camisas, blusas, playeras, etc., de diversos colores, uno para cada día de la semana. Hasta tienen uniforme para eventos especiales como festivales cívicos o sociales.

Se sabe que algunas dependencias han distraído un ‘pellizco’ del presupuesto oficial para la compra de uniformes de los empleados, de por lo menos alguna área de su secretaría.

La conclusión queda en el aire… ¿El uniforme institucional es opción u obligación?

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