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Las personas con discapacidad no ejercen plenamente su sexualidad ante la falta de leyes que les brinde condiciones de igualdad en el sector salud.

Las personas con discapacidad no ejercen plenamente su sexualidad ante la falta de leyes que les brinde condiciones de igualdad en el sector salud.

Cuartoscuro
Por: Notimex

En México no existen leyes que obliguen a los sistemas de salud a ofrecer servicios médicos adaptados y educación sexual a las personas con alguna discapacidad, afirmó Roxana Pacheco, directora general del Instituto Mexicano de Sexualidad en la Discapacidad (Imsedis).

“Se nos considera asexuados, angelizados, que no tenemos deseo, que es para otras personas, no para nosotros; por supuesto que es importantísimo que la gente sepa que como cualquier persona tenemos derecho a ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos”, indicó.

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Al compartir su experiencia, Cristina Sandoval explicó que un accidente automovilístico sufrido hace 19 años le provoco una discapacidad.

“Cuando me pasó esto, estaba muy joven y lo primero que me llegó a la mente fue nadie se va a fijar en mí, yo no voy a volver a tener una relación, porque ¿cómo voy a andar con ella?, esa era la idea que yo tenía”, señaló en entrevista para Notimex.

En el caso de Diana Reynoso Ramírez, dijo que como persona con baja visión pasa camuflajeada, pues parece que no tiene ningún “problema” como les llaman muchos, tenía novios como cualquier chica, amigos y amigas, sin embargo, no se podía mover como quería.

“En mi casa me educaron como cualquier niña, sin privilegios, sin el tú eres especial, no; algunas veces sí llegué a escuchar palabras que te dicen: “eres una inútil, a ver quién te quiere”.

Roxana Pacheco aseveró que cuando las personas adquieren esta condición y le preguntan al médico ¿Qué va a pasar con mi sexualidad? muchas veces les dicen: “Olvídate de eso, dedícate a la rehabilitación”.

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“Lo malo es que eso se lo llevan a la familia; entonces cuando uno está con la pareja y quiere retomar el tema, se lo repite: “Tú olvídate de eso, dedícate a la rehabilitación”, apuntó.

Tristemente, comenta Diana, dentro de la discapacidad, este tema de la sexualidad o la maternidad se ve como un paradigma desde la misma discapacidad, “incluso mis compañeros me dicen ¿a poco te aceptaron así?”.

Cristina Sandoval detalló que vive con el papá de sus hijos, lo conoció dos años después de su accidente en un hospital de rehabilitación física porque su hermano también tiene discapacidad y él iba a cuidarlo.

“Ahí fue donde hicimos click y pues afortunadamente no tenía esos prejuicios. Él vio más allá de una silla; él vio la persona”, contó.

La directora del Imsedis manifestó que buscan sensibilizar al personal de la salud e impulsar programas de educación sexual para las personas con alguna discapacidad; sus parejas, sus hijos, es decir, para todo el entorno.

“Al país le hace falta la armonización legislativa, leyes que obliguen a los sistemas de salud a hacer los ajustes razonables, las adecuaciones para que nosotros podamos recibir los servicios médicos de calidad que necesitamos”, externó.

El Artículo 23 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece “(…) el derecho de todas las personas con discapacidad en edad de contraer matrimonio, a casarse y fundar una familia sobre la base del consentimiento libre y pleno de los futuros cónyuges”.

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“Si es cierto que la convención habla de los derechos sexuales y reproductivos; tenemos derecho a ejercer como cualquier ser humano nuestros derechos, pero yo creo también que le hace falta a la convención, que así como tenemos derechos, tener responsabilidades y obligaciones”, señaló.

Aunque una persona con discapacidad tiene derecho a tener un hijo, educarlo y mantenerlo, se supone que el Estado debe proporcionar el sistema de apoyos, como sucede en Suecia, refirió.

Sin embargo, en este país la realidad es distinta porque, de acuerdo con Roxana Pacheco, no se puede decir “voy a tener un hijo y que el Estado me otorgue un cuidador 24 por 24, especializado, que nos cuide a los dos y que además me lo mantenga. Eso no existe en México”.

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