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Entrenador sabía de agresiones a ciclistas: víctima de abuso en Guadalajara

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El menor de 15 años, víctima de una violación por parte de sus compañeros ciclistas -con quienes vivía en el albergue del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo, en Guadalajara, Jalisco- afirmó que el entrenador sabía de las agresiones por parte de sus compañeros; la respuesta que éste le dio al padre de la víctima fue simple: “Es que él también se lleva”.

Al respecto, esta mañana en Noticias MVS, primera emisión, el padre Luis Gerardo Vela dijo que existen videos del abuso cometido contra su hijo; cuatro jóvenes ya fueron consignados por ello.

Medios locales han dado amplio seguimiento a la historia e incluso han entrevistado al menor de edad.

–¿Qué pedirías a las autoridades?

–Pues que se haga justicia porque no se vale que hayan hecho esa situación conmigo, que me hayan violado, quisiera justicia contra ellos.

–¿Hay más personas en tu caso?

–Sí, hay un compañero que participó también y a él se lo hicieron como cinco veces, de hecho le dije que había que hacer algo con eso, que no lo podíamos dejar así y me dijo que no, que no íbamos a poder con ellos, que iban a decir que eran mentiras y no quería arruinar su carrera; hay otro compañero que se llama Samuel y que también pasó por eso, se salió a las 12 de la noche al nuevo albergue y fue a pedir ayuda y nadie le creyó, al día siguiente fue con la doctora, la encargada del albergue, ella habló con el entrenador pero a los días, cuando Samuel Regresó al Code por sus cosas, el entrenador lo corrió por haber chismeado, por haberlo dicho.

–¿Es decir que dentro del Code lo saben?

–El entrenador lo sabe-, dijo el menor a Página 24 de Jalisco, en referencia a Raúl Torres Pino, de origen cubano.

Se reproduce un fragmento de lo que, por otra parte, dio a conocer el reportero Mauricio Ferrer en el diario La Jornada, quien cuenta cómo se encuentra actualmente el joven de 15 años:

El chico sólo sonríe cuando afirma que nunca dejará el ciclismo aún cuando dice, fue violado por otros ciclistas a los que admiraba porque habían competido en los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011 y en un puñado más de competencias en México y otras partes del mundo.

“El ciclismo no lo voy a dejar por eso”, sale de la boca del muchacho, tímido, callado, reservado.

Quince años de vida. A esa edad, su altura rebasa la de su padre. Tiene unas piernas y unos brazos largos, delgados, tonificados. Es una “garrocha”, sería la expresión de cualquier adulto hacia un adolescente así. Y tiene un par de ojos claros cuya mirada apunta hacia el suelo.

Desde el lunes pasado, el joven ha estado envuelto en una vorágine de autoridades, medios de comunicación, burócratas deportivos. “Me violaron”, ha resumido.

Ha puesto en jaque al Code al señalar a otros ocho ciclistas de la selección estatal –cinco de ellos seleccionados nacionales– de haberlo ultrajado en tres ocasiones con un palo de escoba y un cepillo
dental.

La primera denuncia fue presentada el 12 de mayo de 2014. Un día antes, el ciclista le dijo a su padre que estaba cansado de vivir en el albergue del Code, en el que residía desde hacía casi un año, y en donde entrenaba entre 8 y 11 horas al día.

El padre del muchacho recuerda que su hijo estaba emocionado por ingresar al albergue del Code, en la avenida Alcalde. Unos ocho años antes, el hoy púber había tenido su primer contacto con la bicicleta de montaña. Pedaléo y pedaleó hasta que llamó la atención del entrenador Raúl Torres Pino, quien le hizo la oferta: vente al albergue, tendrás beca, alimentos, escuela.

De lunes a viernes, el joven se levantaba a las seis de la mañana, desayunaba, se fortalecía en el gimnasio, en ocasiones salía con el grupo a alguno de los velódromos del Code (en la Unidad López Mateos o en Paradero), regresaba, comía, por la tarde iba a la escuela y en la noche regresaba al dormitorio en el que hay diez literas.

Con el paquete iba incluido el bullying. El tono de los golpes, de las humillaciones, de las bromas creció hasta convertirse en algo más cruel. En enero pasado, los otros chicos se pasaron de la raya:abusaron sexualmente de él, en tres ocasiones.

En aquella primera declaración, la de hace 10 días, el ciclista relató que fue sujetado por ocho de sus compañeros. Lo tomaron de los brazos, de las piernas y abusaron de él.

“Yo sentí mucho dolor cuando me hicieron eso, pero yo no podía hacer nada, no me pude defender; ellos, al momento que me metieron el objeto en mi ano, lo estuvieron metiendo muy rápido de atrás para adelante durante un minuto”, según el relato del chico plasmado en la averiguación previa 1779/2014″.

En la misma declaración, el joven continúa:

“Me aventaron de la cama al piso de mi habitación y yo caí boca arriba, en ese momento todos mis compañeros me taparon todo mi cuerpo y mi cara y después comenzaron a orinar mi cara y mi pecho. Al mismo tiempo sentí como me pegaban en el cuerpo con las llantas de la bicicleta, y a patadas”.

El ciclista toca la pantalla de su teléfono celular. Muestra cuatro videos que alcanzó a grabar del iPad de uno de sus agresores, antes que se fuera del albergue del Code, la semana pasada.

En la pantalla del móvil se observa cómo él y otro muchacho, de 17 años de edad, son amarrados por las muñecas y los talones. El resto del grupo empuja a los dos varones.

Los otros ciclistas tapan la cabeza de ambos con una cobija de color azul. Coscorrones. Golpes con el puño cerrado. Risas. Uno de los atacantes se va, regresa con un llanta de bicicleta y comienza a pegarle a los dos chavos en donde caiga. Los demás solo festejan.

Son cuatro videos que demuestran que en el dormitorio de los atletas de ciclismo del Code, elbullying acompañaba cada vuelta ciclista. El ambiente era ideal para las bromas pesadas: nadie los cuidaba, nadie los vigilaba, nadie los orientaba.

De la violencia ya se había enterado el entrenador Raúl Torres Pino. Meses antes, cuando supo que su hijo recibía golpes, el padre del ciclista habló con Torres.

“Es que él también se lleva”, dijo el profesor. En un evento, el papá incluso había dialogado con los muchachos. La cosa no paró con los “sí señor” que habían prometido los competidores.

Desde el lunes pasado, la Fiscalía General del Estado ha abierto un expediente de investigación, el 121/2014.

“Me levantaron un poco mis pies y entonces sentí que me metían algo en mi ano, lo cual estaba duro, era un objeto duro, pero no sabía que era, a mí solo me dolía mucho. Duraron como 10 minutos, fue cuando me quitaron el cobertor de mi cara y vi a todos mis compañeros”, ha declarado el chico en esta nueva pesquisa.

En su narración, describió que al día siguiente de esa violación, uno de sus presuntos atacantes le dijo que le habían introducido un palo de escoba. Dos semanas después pasó lo mismo; ahora con un cepillo dental.

Los exámenes andrológicos realizados por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) arrojaron que el joven ciclista había sido abusado sexualmente.

“Yo sentí que desde enero había bajado su rendimiento (…) Lo notaba triste, con ganas de querer decirme algo, pero no tenía él esa confianza. Noté además que tenía mucho enojo hacia su hermano, cuando siempre se habían llevado muy bien”, dice el padre del muchacho.

De acuerdo con el joven ciclista, hace un mes y medio aproximadamente, el grupo intentó abusar de otro chico, pero éste escapó, logró hablar con un funcionario del Code y a cambio fue sancionado:

“Te vas y regresas hasta agosto”.

Al inicio de la semana, el fiscal general de Jalisco Luis Carlos Nájera Gutiérrez informó que los ciclistas señalados habían sido llamados para declarar. La competencia programada en Puebla tenía que esperar. Este jueves, la Fiscalía puso a disposición de un juez a cuatro adultos. Dos menores fueron remitidos ante un juzgado especializado.

La vista del muchacho apunta aún hacia el piso. Se nota agotado. Dice que no dejará la bicicleta, pero que no regresaría al Code si los otros ciclistas siguen ahí.

“Justicia es lo que pido”, expresa. Su mirada está arriba.

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