Estado

La sombrilla de los Torre…

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Por: María Jaramillo Alanís

Sala de prensa de Palacio de Gobierno.-Tamaulipas es tierra de mujeres y hombres probos, eso es incuestionable, los que han
regado el tepache son la desclasada clase política, sus grupos políticos, las familias revolucionarias, y los juniors a los que les han heredado los partidos políticos y la idea de que todos estamos a su servicio.
Vayamos por partes, diría Jack el Destripador. Si Tamaholipa es un lugar dónde debería rezarse mucho, nunca mejor aplicado su significado, por varias razones, dos de ellas se las platico de inmediato; la violencia callejera y la institucionalizada.
La verdad sea dicha, hay que temerle a los apetitos insanos de la familia Torre Cantú. ¿Hacia dónde pretenden llevar a Tamaulipas? Todos, todos, incluido el cuñado de oro, José Manuel Basave Benítez, usa el erario para comprar conciencias y periodistas, torcer la ley para beneficio personal, mientras su consorte cobra como segunda de a bordo de Pilar González García, en el DIF, pero sin aparecer en el organigrama de la institución.
María Angélica “Maki” Torre, también usa dineros públicos, mismos que Libertad García Cabriales directora del ITCA, baja sin chistar para “Onda Urbana”, la complicidad le permite a “Libi” dejar a un lado la jardinería y dese luego, hacer un patrimonio, que le faltará años a su vida para disfrutarlo.
Carlos Morris, médico general es director del Hospital Infantil, antes fue jefe del Servicio Médico Forense y sobre él recayó la responsabilidad de dilucidar el crimen de tres jovencitas que aparecerían “ahogadas” en las aguas del Río Bravo allá en Matamoros, mientras que en McAllen, se dijo que uno de los cuerpos llevado por las aguas hacia el lado americano presentaba mordidas, golpes y demás.
Hoy mismo su vástago, Carlos Morris Torre, fue ungido como presidente del PRI municipal de Victoria, junto a otra conocida del priísmo y regidora con Enrique Cárdenas del Avellano y con Egidio Torre Cantú en el cabildo de éste municipio, Aurora Braña Acevedo.
Ambos, Morris Torre y Braña Acevedo, sin capital político, saben que su tarea es empoderar a cualquiera, menos al partido que dirigen.
Y faltaba el mayor, el doctor Egidio Torre López, el patriarca, es vocal, consejero, presidente, asesor de cabecera-como Dinorah Guerra- de todos los organismos de Tamaulipas, secretarías y clubes de servicio ¿Gratis? ¡Ni locos!
La enfermedad de los Torre Cantú se llama avaricia, frustración, desdicha, desamor, desgracia, y aun y cuando la “fortuna” les sonría, seguirán llorando por los rincones por el único ser humano sensible que tenía su familia; Rodolfo.
Pues no serán capaces de exigir el esclarecimiento de su muerte, así, muerto y enterrado, por cruel y duro que parezca, les reditúa más ganancias.

Esa es la familia Torre Cantú…

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