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Más dudas que certezas en la captura de “El Chapo”

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MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- La “captura” de Joaquín El Chapo Guzmán Loera genera más dudas que certeza sobre la verdad mostrada por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Una: la agencia de información norteamericana Associated Press dijo que estaba “en un convivio” pero curiosamente fue una fiesta para dos, pues sólo estaban El Chapo y uno de sus guardias, Carlos Manuel Hoo Ramírez.

El procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, nunca habló de “convivio” ni con cuántas personas se le encontró, lo cierto es que después de que El Chapo abordó el helicóptero de la Policía Federal, del hangar salió minutos después Hoo Ramírez.

Dos: Murillo Karam se excusó diciendo que las puertas reforzadas que tenía El Chapo en cada casa y los minutos que tardaban en abrirlas daba paso a que el capo se escabullera por otro lugar. Uno se pregunta entonces, ¿cómo es que El Chapo estaba en una habitación sin más seguridad que Hoo Ramírez?

Tres: siguiendo con Murillo Karam, en la breve información que proporcionó en el hangar de la Marina dijo que cada domicilio de El Chapo tenía a su vez conexión con otras dos o tres casas. Aseguró que había túneles por los cuales huía e incluso conectaban con alcantarillas para salir por las cañerías. Entonces, ¿cómo es que un hombre tan precavido se hospeda en un hotel sin más escapatoria que la puerta principal, sin hombres que le proporcionen seguridad a distancia?

Cuatro: El video que el portal llamado Línea Directa de Sinaloa tomó de “la última guarida” del líder del Cártel de Sinaloa, resulta bastante curioso. Según versiones de la autoridad, un día antes de la captura, el capo de capos había llegado para hospedarse.

En el video se observa, de entrada, comida ya “madura”; resulta entonces que uno de los capos más buscados a escala internacional gusta de comer plátanos en no muy buen estado; el hombre que según las autoridades estaba acostumbrado a andar a salto de mata, por incómodos túneles y caminando sobre aguas negras de coladeras, llegó al condominio con “dos maletas color rosita”, y con un guardarropa como para una semana.

Uno pensaría que una persona para quien lo práctico y ligero es vital no viajaría con dos maletas, bien cargadito de cosas. Incluso en una especie de baúl-sillón se ven pertenencias de alguien que pareciera “vivir” ahí. ¿Pues no que a El Chapo le gustaba estar en casas aseguradas, con guardias fuertemente armados, conectadas por túneles con otras casas o salidas hacia alcantarillas. Y por lo menos Guzmán Loera, según el cuarto al que dieron entrada las policías para que Línea Directa tuviera la primicia, no pensaba estar uno o dos días pues a ese lugar llegó con varios pares de zapatos. En el video se pueden observar dos zapatos de distinto modelo más el que traía puesto cuando pisó el hangar de la Marina el pasado sábado 22.

Y vaya que a El Chapo, tan sólo con ver el video, le gustaba cargar hasta con el perico cuando viajaba.

Atender los enseres personales del narcotraficante más buscado que aparecen en el video puede parecer un tema superficial pero lo es tanto como el que el capo de capos haya estado resguardado por un hombre -el de mayor confianza- y no por toda una escolta. Es cierto, a lo mejor pretendió pasar inadvertido, pero, alguien de su importancia a escala mundial por lo menos -pensaría uno- tiene a corta distancia halcones que vigilan a quien se acerque a escasos metros de su jefe.

La lógica nos lleva también a pensar que pudiéramos estar frente a otro montaje, aunque sin la parafernalia de Genaro García Luna o los excesos de la Marina como los cometidos contra Arturo Beltrán Leyva al mostrar su cadáver forrado de dólares, y que se trató de una captura acordada.

Uno se pregunta, ¿puede el gobierno mexicano o el de Estados Unidos dejar que las 3 mil 500 empresas creadas por El Chapo y distribuidas en cuatro continentes para lavar dinero, se vayan al traste? La duda asalta porque cerrar estos negocios implicaría acabar con la lavandería del hombre que tiene empresas en países de América Latina, de Europa, de África, o Australia, según ha narrado en diversos momentos y espacios el investigador Edgardo Buscaglia.

Si el gobierno desarticula toda la maquinaria financiera de El Chapo Guzmán nos llevaría a rectificar y pensar que, en efecto, no se trató de una entrega pactada. Porque ¿cuál es el fin último de un narcotraficante, de un cártel? No es vender droga, es obtener dinero. Dinero a través de cualquiera de los más de 20 delitos que utiliza el crimen organizado y entre los que está el tráfico de droga.

Si esto no fue un montaje, El Chapo Guzmán estaría dando en este momento santo y seña de sus más de 3 mil 500 empresas distribuidas en todo el mundo y también habría ya pláticas con gobiernos de los países en donde ha asentado su imperio; estaría dando los nombres de aquellos funcionarios de cada lugar que le han permitido lavar dinero evadiendo los frágiles controles de seguridad, porque instrumentos para detectar el lavado los hay y convenios entre países, también.

Sin el desmantelamiento de las empresas de El Chapo Guzmán, entonces no tendríamos porqué creerle al gobierno. Y bueno, tema aparte serán los múltiples nombres de políticos que el originario de Badiraguato tendría que revelar, sólo por mencionar uno, el exjefe de la DEA dijo a la cadena televisora Univisión que este viejo y abotagado hombre que presentaron en los medios colaboró en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y que de ello hay constancia en los archivos de Estados Unidos.

Por cierto, ¿alguien recuerda qué parentesco tenía con El Chapo aquel hombre que agarraron en agosto de 2013 en España junto con un priista que aparece en fotos con Peña Nieto y Emilio Gamboa, y quienes fueron acusados de pertenecer a las células del Cártel de Sinaloa?

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